Capítulo. 3.

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—No lo entiendo...

—Es que, no se supone que lo entiendas.

—¿Entonces?

—No lo sé—hizo una corta pausa mirando el techo, mientras su mente busbaca argumentos que dieran razón—, sólo lo sientes y ya.

Pero Kai no es tan tonto como para cambiar de parecer solo con eso.

—¡Es que no lo entiendo!—frunce un poco el ceño, volteando para mirar a Cole quien yace cómodamente en su cama—, literalmente puedes descargar mil canciones con presionar una tecla con tu celular—señala su propio celular en su mano—, ¿y aún así tienes un tocadiscos y lo que es peor, compras discos?

Cole suspira, y se incorpora un poco, solo para sostenerle la mirada a Kai, se nota un poco irritado, y lo está, era el de sudadera roja quien quiso curiosear al principio, ¿y ahora criticaba su capacidad de distinguir un sonido de otro?

—La acústica es diferente.

Kai voltea de nuevo al tocadiscos, pensando que solo el nombre del aparato dicta cuan obsoleto es, y echando la cabeza un poco hacia un lado, se mantiene en silencio, mirando al aparato como si fuera la primera vez que lo tiene al frente, y como si este no hubiese estado allí un par de cientos de veces cada vez que visitó la casa de su mejor amigo antes que terminara por despertar su curiosidad.

—Para mi suena igual—levanta un poco una ceja.

Cole decide que Kai ya ha insultado demasiado al pobre aparato que le ha costó tanto hacer que su padre le heredara, así que decide que esa es una conversación que no está dispuesto a sostener con un cabezadura como Kai.

—¿Sabes qué? Prueba con ese disco.

Kai no tarda en rebuscar entre la colección, y cuando da con el supuesto señalado su cara se arruga un poco.

—Amigo, ¿Frank Sinatra? Mis abuelos son demasiado jovenes para escuchar a Frank Sinatra.

—Ese no, el que tiene rojo en los bordes.

Asiente con lentitud cuando se inclina de nuevo para tomar el álbum y colocar el erróneo en su sitio, lee el nombre "Elvis" y le da una última mirada de interrogante a Cole, quien se encoje de hombros y pasa su vista al techo nuevamente.

—Te gustará.

No quiere decir nada más al respecto, aunque las ganas por reiterar en lo estúpido que es tener un tocadiscos en pleno siglo XXI no se hacen tardar, se limita a colocar la aguja en su sitio una vez el disco posicionado y cuando la melodía es puesta en marcha, tomar asiento junto a Cole, en su cama.

Es obvio que no presta el mínimo de atención a la canción, al final solo dirá que no es tan buena como alguna de esas bandas de rock modernas que tanto le gustan, entonces ambos empezarán otra discusión sobre sus gustos musicales que terminará en una contundente derrota para Kai, solo porque Cole sabe de terminología de la música. No hace falta adelantar nada de eso, ¿verdad?

—Ey.

—¿Si?

—No lo sé, solo me estaba preguntando...

—Kai, te juro que si insistes una vez más en que consiga un Mp3, yo mismo te apuñalaré con la aguja del tocadiscos.

No supo porqué, pero encuentra graciosa la fiel amenaza de su amigo, ya no le importaba su manía por el aparato, quizá en el fondo solo le gusta hacerlo enfadar a veces.

—No, no—deja escapar una última carcajada—, solo quería saber con quien irías al baile de graduación.

Hubo un par de segundos de silencio, y Kai se planteó preguntar a Cole si lo escuchó, pero este le interrumpe antes de hacerlo.

¡Dile ya, Jay! [Bruise/Jole] Ninjago.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora