[Capítulo 9] Odio el verde.

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El zora suspiró.

Sus ojos estaban entrecerrados, y se mordía el labio con fuerza. Nunca pensó que fuera tan vergonzoso, a pesar de estar con alguien tan importante para él.
El aire entraba frío en su boca y salía casi evaporado, al ritmo de sus pequeños jadeos. 
Cada pocos segundos, cambiaba la forma en la que lo agarraba, aveces lo sacudía, y otras solo apretaba su superficie, rodeándolo por completo con sus húmedos dedos.

Al ver que poco conseguía, aumentaba la fuerza y la velocidad de sus manos, soltando algún que otro gemido ahogado de frustración. Pero no conseguía que saliera nada.

—¡Agh! ¿De qué demonios están fabricados los botes de soja ahora?- Se quejó el príncipe formando un puchero, dejando dicho bote en la mesa, al lado de su plato.

Volvió a suspirar y se dispuso a comer, no sin antes, mirar su comida un rato, pensativo.

—Aún te comportas como cuando eras niño.

Sidon miró al emisor de esa frase y sonrió melancólicamente, apoyando su mejilla en la palma de su mano.- Espero haber cambiado un poco.

—En la altura desde luego. Ya no sé si aún puedo llamarte pequeñajo.

El príncipe se llevó las manos a la cara, mientras soltaba una risa de burla.- Agradecería que no me llamaras así, Rivan. Te pareces demasiado a Mipha.

Su acompañante solo sonrió de medio lado, soltando un leve suspiro.- Te he echado mucho de menos, Sidon. No hemos tenido ningún contacto desde que me mandaron de misión hace dos años.- El zora miró a los orbes dorados del más alto.- Pero ya estoy aquí de nuevo. Haciendo guardia para mi región, nuestra región. Y protegerte.

—Protegernos, querrás decir. Todos somos una gran familia en este dominio.- El otro suspiró pesadamente. Sidon se levantó de la mesa y caminó hacia la ventana que daba al exterior, dejando a la vista un hermoso crepúsculo.- Incluso aunque no seas un zora.

Rivan se quedó confundido. Desde luego, él era un zora. Su anatomía lo demostraba, en todos los sentidos.  No podía estar hablando de él.

—¿Que quieres decir, Sidon?- Éste se levantó para ir junto al príncipe.

El de orbes dorados sonrió, orgulloso.- Creo que ya sabes sobre las pruebas que están realizando con respecto a ser escolta de la princesa de Hyrule, Zelda.

—¿La princesa se encuentra aquí?- Interrumpió Rivan nervioso.

Sidon posó su mano sobre el hombro de su amigo.- Déjame terminar.- Inspiró, retirando la mano y mirando por la ventana.- Nos han mandado a un Hyliano, lo estoy entrenando.- La cara de Rivan se volvió seria.- ¿Sabes? Al principio me ignoraba y no me prestaba atención a no ser que fuera sobre el entrenamiento.-Sonrió inconscientemente.- Pero últimamente se ha abierto más a mí. Me ha dicho incluso que podríamos ser amigos. Y... no sé, quizás estoy siendo muy inmaduro, o irrealista, pero hay un no sequé, que me dice que ese chico es alguien importante. Es fuerte, sabe lo que hace y tiene una gran habilidad para concentrarse en su cometido. De hecho, sobre combatir, dudo que le pueda enseñar algo.- Se giró hacia su amigo y la cogió ambas manos, con entusiasmo.- ¡Pero me prometí hacer que sea feliz de nuevo!

El brillo que había en sus ojos, la enorme sonrisa infantil que enseñaba hasta su más afilado colmillo, sus mejillas levemente azuladas... Era una imagen que definía al príncipe, tal y como era. 

—Ya veo.- Contestó Rivan correspondiendo a la sonrisa, pero no por lo que el príncipe creía.- ¿Y cuál es su nombre?

[...]

  —Link, éste es Rivan. Es un amigo mío desde que era un...

—Pequeñajo. Desde que era un pequeñajo.- Interrumpió el otro zora con una sonrisa.- Un placer, hyliano.

Link solo se quedó mirando al acompañante de Sidon con el ceño fruncido. Delante suya tenía a un zora algo más bajo que Sidon, de color verde musgo. A pesar de que él creía que los zoras eran iguales, éste no tenía nada que ver con el príncipe.

Después de unos segundos de puro escaneo, a Link le llegó un sentimiento muy conocido.

Algo malo iba a pasar.

El rubio hizo media reverencia en forma de saludo, tan solo bajando la cabeza, con una mirada totalmente fría.- ¿Nos vamos a entrenar, Sidon?

El de orbes dorados sonrió, tuvo un deja-vú con esa mirada.- Por supuesto, mi querido amigo. Ve adelantándote, nos veremos en el bosque de ayer; practicaremos a usar la espada. Yo me quedo unos minutos con Rivan.

Pero el Hyliano negó. Cosa que al zora más bajo le molestó.

—No recuerdo muy bien su ubicación. Pasaron muchas cosas ahí, me he olvidado.- Miró a los ojos de Rivan.- Si molesto, me alejaré un poco para que puedan hablar ustedes.

—De hecho... tenemos que hablar de muchísimas cosas que han pasado durante estos dos años. ¿No sería mejor que mandaras a un guardia zora a entrenarle por hoy? Así podrás atender tus problemas como príncipe antes.- Contestó el verde.

Sidon dudó. Realmente tenía razón en varias cosas, pero él quería entrenar a Link. También dudó por la repentina respuesta de Link, quien no suele decir lo que piensa.

—Está bien. No te molestes en elegir, iré solo.-respondió Link.

—Oh, ¡pero necesitas a un entrenador, Link!- Prácticamente gritó Sidon al ver que el de cabellos dorados comenzaba a alejarse.

—No lo necesito, créeme. Domino mejor la espada que cualquiera de aquí.- Sonrió forzosamente y se dio la vuelta, directo al lugar de entreno.

Así que sí sabía su paradero. Interesante.- Pensó el más bajo.

—Oye... ¿No es un poco raro tu amigo?- Se giró para mirar a la cara de Sidon, y cayó a manos de la sorpresa al ver lo serio que se encontraba el preguntado.

—Le pasa algo. Lo puedo sentir.- Respondió el acuático rojizo.- Ya le preguntaré por la noche.- Se giró para mirar a su amigo, cambiando bruscamente su expresión a una sonrisa.- ¿Nos vamos?

El de verde se recompuso al ver su sonrisa.- Va... vamos.

[X]

¿Mal momento para dejarlo?
Ñeeeh. ¿Qué os parece Rivan?
Quiero deciros que:
Rivan existe en Botw, es el de la multimedia
Y lo otro, es que no me quedé muy satisfecha con esto, así que mañana os espera otro capítulo.
¡MUCHAS GRACIAS POR HABER LLEGADO HASTA AQUÍ!
Os quiero.💕

~Nur.

Believe in me as I believe in you. ~SidLink~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora