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Después de que el señor Shin me dejara en mi apartamento y me recordara antes de irse que mañana debía estar temprano en la empresa, me venció todo el cansancio.

No pensé que el viaje en avión me cansaría tanto, pero lo había hecho. A pesar de que me había pasado la mayor parte del viaje durmiendo estaba reventada.

Con las pocas fuerzas que me quedaban me arrastré hasta el sofá y me dejé caer entre los cojines, agotada.

Ni siquiera me molesté en desempacar mis cosas, ya lo haría luego, total, ni que a las maletas le fueran a salir patas.

Estaba tan cansada que ni me di cuenta de que había cerrado los ojos.

RING ... RING ... sonó mi teléfono móvil.

Maldije internamente a quien fuera el que me estaba llamando, haciendo un esfuerzo sobre humano abrí uno de mis ojos y estiré mi brazo para coger el móvil.

No sé cómo lo hice, peo conseguí coger el móvil sin tener que levantarme del sofá, con los ojos medio cerrados deslicé el dedo por la pantalla para contestar la llamada.

- ¿Si? - mi voz sonó horrible, no sé ni siquiera si se entendió, compadezco a la persona que esté al otro lado.

- ¿Alexia? - preguntaron por la línea, extrañada miré la pantalla de mi móvil, era mi madre – cariño, ¿eres tú? - me preguntó esta vez un poco más preocupada.

- Sí, soy yo mama - le respondí mientras bostezaba y me reincorporaba un poco en el sofá - ¿qué pasa mama?

- En realidad, pasar, no pasa nada, solo quería saber cómo estás y si habías llegado bien - me reí por la excesiva preocupación de mi madre, no llevaba fuera de España ni un día y ya me estaba llamando para que le reportara todo lo que había hecho.

- Estoy bien mama, solo un poco cansada - le aseguré mientras bostezaba otra vez.

- Eso es bueno - me aseguro ella - me alegra que estés bien, tú padre y yo estábamos preocupados porque no nos habías llamado.

No pude evitar rodar los ojos, acaba de llegar a Corea, en lo único que podía pensar ahora mismo era en echarme sobre mi cama y no salir hasta la mañana siguiente.

- En realidad estaba por ...

- Te dije que no la llamaras - escucho como mi padre le recrimina a mi madre por la línea - la niña tiene que estar cansada del viaje, seguro que la acabas de despertar - le reprocha.

- ¡Ella no estaba durmiendo! - le responde mi madre un poco molesta - si hubiera estado dormida podría haber llamado mil veces que no se habría enterado de nada - le responde ella un poco molesta.

- Ese no es el punto - le responde él frustrado - lo que intento decirte es que la estas agobiando, ella ya es una adulta, seguro que no le va a pasar nada. La estas sobreprotegiendo.

- ¡Me preocuparé lo que me dé la gana! - le responde ella elevando la voz - vamos, y me vas a decir tú a mí de sobreprotegerla, si eras tú el que más se oponía a que "su niña" se fuera de Sevilla - escucho como mi madre eleva la voz, me paso la mano por la cara mientras suspiro, esto va para largo.

- ... - no oigo respuesta de mi padre, seguro que ha callado porque no sabe cómo responderle.

- ¿Y ahora te callas? - continua ella. - "Marta, la niña no puede irse de Sevilla, ¿y si le pasa algo?, ¿y si le roban todo el dinero?, ¿y si ...?" - continua mi madre mientras imita la voz desesperada de mi padre.

- Marta - huy, conozco ese todo.

- ¡Ni Marta ni leches! - le grita ella - ¡Alexia es y siempre será mi niña, si quiero preocuparme, me preocupo! ¡Y ni tú, ni nadie, me va a decir nada! - le amenaza ella.

Hola, soy tu profesora de español [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora