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A la mañana siguiente me desperté con ganas de empezar el día, creo que son los nervios los que han hecho que me levante más temprano de lo normal.

Son las seis de la mañana y llevo dando vueltas en la cama desde hace una hora.

Genial son las seis de la mañana y hasta las doce no tengo que ir a trabajar.

Como tenía tiempo de sobra decidir darme una larga y relajante ducha, me lave despacio, saboreando el calor del agua, notaba como las gotas de agua caían sobre mí, espabilándome y a la misma vez atontándome.

Ducharse con agua caliente cuando se está recién levantado es uno de los mejores placeres de la vida, a mí me encanta, pero, lo malo es que me atonta un montón. Dejo que el agua siga cayendo encima de mi mientras me relajo y disfruto de la sensación.

Una vez he terminado de bañarme salgo del cuarto de baño envuelta en una toalla y voy directa a mi habitación, me visto y me coloco unos pantalones de chándal cómodos y una camiseta holgada con un logo desteñido. Una vez vestida recojo la toalla y la ropa interior, cuelgo la toalla para que se seque y tiro la ropa sucia a un cesto.

Cuando ya he terminado de recoger todo voy a la cocina y me preparo el desayuno, unas tostadas con mantequilla y jamón de york y una taza con Cola Cao calentito.

Me costó horrores conseguir que me dejaran pasar el bote de Cola Cao en la aduanas, pero después de mucho pelear y discutir, además de pagar un importe, conseguí traerme mi valioso tesoro de chocolate en polvo. No hay una mejor forma de empezar el día que con una taza caliente de Cola Cao, es algo que me rejuvenece.

Creo que una de las primeras cosas que le voy a pedir a mi madre que me mande, eso y algunas de mis cosas que se me olvidaron en Sevilla.

Una vez termino de desayunar recojo los trastes, los lavo, los guardas y vuelvo a al cuarto de baño para cepillarme los dientes. Una vez he terminado miro la hora en el móvil, son las nueve, toda vía es temprano.

Miro un poco la estancia y me doy cuenta de que no tengo nada que hacer, aún no he contratado el internet de la casa y no me apetece estar sentada delante de la televisión, no voy a entender ni la mitad de las cosas que digan, será mejor que aproveche el día.

Una vez más vuelvo a mi habitación y decido vestirme con la ropa con la que iré a trabajar. Acabo decantándome por una camiseta de tirante con un logo muy gracioso de un panda, unos pitillos apretados negros y unas zapatillas del mismo color. Además de esto me coloco un collar largo con el símbolo de una corchea, una pulsera de cuero trenzado que me regaló mi hermano por mi cumpleaños y un reloj en la izquierda por si necesito mirar la hora.

Una vez vestida preparo una maleta en la que meto mi cartera, una rebeca, pañuelos, una botella de agua y los auriculares. Ya con todo listo cojo mi móvil y mis llaves y les mando un mensaje a mi familia deseándoles un buen día, además aprovecho y le pido a mi madre que me mande cuanto antes un bote de Cola Cao.

Salgo de mi casa con el móvil en la mano y la mochila al hombro.

Hoy es mi primer día en Seul, así que aprovechare el tiempo e intentare descubrir un poco de la ciudad en la que voy a vivir un tiempo indefinido.

Como aún es temprano decido aprovechar el día y mirar algunos de los puestos que hay por la calle.

Mientras camino vuelve a ocurrir lo mismo que la noche de ayer en el supermercado, la gente me mira conforme paso a su lado. Supongo que es porque no están tan acostumbrados a los extranjeros, pero aun así es incómodo, siento como si sus miradas estuvieran jugándome.

Aun así, decido pasar del tema y disfrutar de mi tiempo de ocio, recorro algunos mercadillos y miro algunas de las cosas que se venden en los puestos de calle. Al final acabo decantándome por comprar unas pequeñas salchichas bañadas en salsa, la verdad, tienen muy buena pinta.

Hola, soy tu profesora de español [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora