22 ☄ Camino.

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22 ☄ Camino.

Un golpe de la realidad puede conseguir que te sobresaltes y accidentalmente sueltes aquellos trozos que estabas sujetando, aquellos trozos que no querías perder. Estarás desconcertado por unos momentos y querrás recogerlos para recuperarlos y estar bien. Aunque lo cierto es que, una vez que lo intentes, notarás que aquellos pedazos pesan más de lo que lo hacían antes y no valdrán la pena los dolores de espalda que ellos te causarán si regresan a ti. Así que los dejarás allí, no sin un poco de tristeza. Los verás en el suelo y querrás avanzar por sobre ellos para demostrarles que ya los has superado, aunque lo único que conseguirás será un tropiezo tras otro al llevártelos por delante si lo que deseas conseguir es aplastarlos con tus pies en lugar de marcharte y que queden apartados.

Eso fue lo que escribí un día. Considero que para prevenir, de alguna manera. O tal vez ni siquiera eso, solo que quería sacarlo de mí y quedó por razones que desconozco en segunda persona. Me gusta tener que dirigirme a una persona que no está asegurado que me esté leyendo realmente. En este caso, ahora mismo, sé que ocurre. Y por ello voy a darte las gracias.

A pesar de no tener muy claro cómo hacía para caminar al lado tuyo con todas aquellas piedras encima, me gusta haberlo hecho. Me gusta no seguirte el paso, sino avanzar juntos sin una dirección concreta. Me gusta que hayas aguardado unos segundos cuando necesitaba tomar aire o tan solo cuando estaba cansada y mis pies no querían dar ni un paso más por todo aquel peso que ellas me tiraban encima. Me gusta que no me guste caminar pero que hacerlo contigo sea mucho menos terrible. Me gusta que no me guste nadar pero que, en caso de que necesites que lo haga por ti, a pesar de lo que fuese a ocurrir después, hacerlo. Me gusta el hecho de hacer cosas que no me imaginé que tendría el coraje de hacer una vez que estuve al lado tuyo. Me gusta que, tras haber contemplado las olas con miedo y pensar que no encontraría el mar de la tranquilidad, me lo hayas enseñado.

Allí es donde va uno cuando muere. Allí es donde me recibes cada vez que una parte mía lo hace. Cuando estoy luchando por enterrarlo todo pero los fantasmas no hacen más que dar vueltas y más vueltas, me atraviesan dándome escalofríos y pasan por delante de mí dejando mi mirada borrosa. Donde tal vez no logro estar bien de inmediato, pero una parte mía consigue encontrarse feliz y hace que alce la cabeza en lugar de tenerla gacha y pueda observar hacia arriba. Donde te encuentro. Donde te encuentro y el alma regresa a mi cuerpo como quien perdió a alguien en la multitud y logró encontrarlo sano y salvo. Como quien encontró no quien lo completa, sino quien le inspira a querer estarlo… Como quien se da cuenta que alguien pudo observarlo cuando a sí mismo no se encontró.

Letras silenciosas. © [LP 1.5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora