Park Jimin un chico de dieciocho años tenía en sus brazos al amor de su vida, el cual protegería hasta la muerte.
La historia de un amor adolescente y problemas de un padre joven, solo y con muchas ganas de dormir.
El mundo es un grano de arroz...
El nombrado bufó por segunda ocasión ante el desespero de su amigo, los cuatro estaban en el departamento tratando de encontrar información sobre el padre de su hijo, Taehyung estaba alimentando al pequeño Jihoon, mientras que Jungkook navegaba por internet y Jimin se quejaba a su lado con insistencia.
-Deja de ser tan desesperado ya encontraremos algo, mientras trata de recordar alguna cosa que nos ayude a encontrarlo.
¿Recordar? eso no era difícil puesto que Jimin se sabía de memoria sus conversaciones, siempre estaba atento a lo que el mayor decía, se asombrara sobre lo inteligente que era y los datos curiosos que comentaba...
-Claro mamá trataré de hacer amigos...te amo...te llamaré todas las noches...okey adiós-colgó el teléfono cuando su madre por fin dejo de darle una lista de instrucciones y recomendaciones.
El campamento académico era destinado a aquellos chicos y chicas que tenían un historial excepcional, ese año no solo habría Coreanos sino también extranjeros lo que lo ponía mucho más nervioso. La cabaña sería compartida entre cuatro personas, sus mejores amigos no asistían y la soledad no le gustaba así que tendría que socializar, no era tan difícil para él hacerlo siempre fue amable y complaciente con las personas lo que lo llevaba a tener varios buenos conocidos en la escuela, pero aún así existía en su interior esa incomodidad por conocer a gente nueva.
Entro a la cabaña #3 la cual se encontraba aún vacía, el interior era agradable tenía dos habitaciones una pequeña sala y un baño, dejó sus cosas en la primera recámara, era pequeña y sólo tenía dos camas y burós. Se estaba preguntando cuándo llegarían sus compañeros al momento en que la puerta se abrió dejando ver a un chico delgado, pelinegro, de tez pálida y ojos penetrantes. Fue amor a primera vista, Jimin lo supo en el instante en que ambos no dejaban de mirarse, el inquilino se lamió el labio inferior y sonrió apenado por la intromisión.
-Mucho gusto soy Min Yoongi- dijo con voz grave y formal
Jimin salió de su trance para darle la sonrisa más grande y brillante que había puesto desde su nacimiento, se acercó a él y tomó la mano que le tendía sintiendo sus manos calientes al tacto y una extraña electricidad.
-Park Jimin es un gusto-coqueteo
-El gusto es mío Jimin, ¿Eres de aquí?-volvió a preguntar soltando el agarré de sus manos
-Sí ¿Y tú?
Yoongi negó mientras ponía sus cosas sobre la cama libre, sus movimientos eran sutiles y elegantes Jimin simplemente no podía apartar la vista de él
-Soy coreano, pero resido en Canadá, he vivido ahí desde niño así que si en ocasiones te miró con cara de no entender lo que dices es porque en verdad no lo hago, estudié coreano desde niño pero es diferente hablarlo con locales
Su sonrisa era hermosa, su amabilidad le debilitaba las piernas y su encanto lo hacía transpirar, parecía una quinceañera enamorada y no estaba de más ya que Yoongi parecía ser especial, algo diferente a lo que pudo conocer alguna vez.
-Esta bien no te preocupes por eso si se te dificulta algo puedo ayudarte sin ningún problema
Ambos sonrieron sin saber que algo grande crecía en sus corazones, esperaron en la sala la llegada de sus dos compañeros restantes pero eso no ocurrió suponían entonces que tendrían la cabaña para ellos solos lo cual les causo mucha más inquietud. Hablaron trivialidades para conocerse mientras empezaban las actividades en grupo. Jimin descubrió que era mayor que él y que hablaba cuatro idiomas.
-Mi casa es linda, está en las afueras de Toronto, aunque a mamá no le gusta así que papá esta pensando en cambiarse ¿Y tú Jimin que me dices de tú familia?
-Pues son amables y trabajadores, papá trabaja en una empresa automotriz y mamá era abogada hasta que nacimos nosotros, mi hermano mayor está en la carrera de Medicina
-Vaya eso es increíble, yo tengo un hermano, pero es un desastre no sabe que hacer con su vida un vago total.
-¿En qué universidad estás?
-Como mayor debo seguir con la empresa familiar así que algo relacionado con eso ¿Y tú?
-Me gustaría ser profesor, pero aún no estoy seguro-dijo con una sonrisa
Yoongi se quedó en silencio observándolo fijamente poniéndolo más nervioso de lo que ya se encontraba, sus manos sudaban tenía tantas ganas de acercase y tocar su blanquecina piel ¿Sería tan suave como se ve? Deseó decir algo pero las palabras en esos momentos estaban de más, Yoongi se acercó lentamente a él y con su diestra acarició su mejilla izquierda sacándole un suspiro de satisfacción y sorpresa.
-Tienes lindas mejillas- esas muestras de afecto no eran muy mostradas en Corea por lo que suponía que su forma de actuar era muy extranjera, eso no le molestó podía tocarlas cada vez que quisiera-. Tan lindas y rojas
Jimin tragó saliva mordiendo su labio inferior al tenerlo tan cerca, jamás había sentido su cuerpo reaccionar con el sin fin de emociones que se desarrollaban en su cerebro, en ese momento y en ese día especial, supo que Yoongi le enseñaría más sobre él mismo de lo que pensaba.
-Según lo que me dijiste, Yoongi estaba en la universidad de Toronto, pero hace un mes se cambio de escuela, al parecer su padre lo cumplió y sí se mudaron. Lo siento Jimin.
Evitó la mirada de sus amigos, no quería que sintieran pena por él, aunque ya sabía que encontrarlo sería como buscar una aguja en un pajar una mínima parte de él creía que tenía una oportunidad. Ahora sabía que estaba en eso solo, no había forma de que Yoongi lo supiera y sentía tanto miedo y tristeza, inconscientemente llevo su mano a su abdomen y la mantuvo ahí mientras veía por la ventana recordando esos momentos tan mágicos y especiales que vivieron juntos, todo fue tan rápido pero no se arrepentía, Yoongi le hizo sentir cosas que jamás había sentido y que dudaba mucho poder hacerlo de nuevo.
-Jimin...
-Está bien, gracias por ayudarme, realmente no tenía esperanzas de encontrarlo.
Jungkook suspiró y puso una mano en su hombro. -Estamos aquí para ti, siempre Jimin, seguiremos buscando.
-Algún día lo encontraremos, sólo espera que Kook se haga hacker-dijo Taehyung tomando su mano. Jihoon balbuceo-. Exacto hijo, tienes razón, el bichito dice que el destino hará que se vuelvan a encontrar.
Jimin comenzó a reír, se acercó a Jihoon y tomó sus mejillas. -Creeré en tu palabra Jihoonie.
Pero Jimin sabía que eso era imposible, porque esas cosas sólo sucedían en las novelas, no en la vida real.
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