Park Jimin un chico de dieciocho años tenía en sus brazos al amor de su vida, el cual protegería hasta la muerte.
La historia de un amor adolescente y problemas de un padre joven, solo y con muchas ganas de dormir.
El mundo es un grano de arroz...
—Diablos Jimin, eso es asqueroso—dijo ChanYeol mientras arrugaba la nariz.
—Sólo es limón, exagerado—bufó rodando los ojos.
Los síntomas habían cambiado, ahora ya no sentía tantas nauseas y desarrollo una extraña afición por lo amargo, siempre tenia un limón o toronja en la mano, tanto sus amigos como su hermano y cuñado pensaban que el pobre bebé nacería con la cara fruncida por tanto ácido, pero no podía evitarlo el simple olor de los cítricos le hacía agua la boca.
Había pasado una semana desde que su hermano se enteró de la situación y como lo había prometido lo apoyaba en todo, ambos hablaban a menudo sobre la mejor manera de decírselo a sus padres pero era casi imposible encontrar la manera correcta, su madre era tan linda y amable que sabía que lo apoyaría pero su padre era otra historia, él era una persona fría y seca, nunca les había demostrado amor abiertamente así que lo más seguro es que la noticia no le cayera para nada bien.
—Papá y mamá saldrán en un viaje por su aniversario la próxima semana, creo que lo mejor es que se los digas cuando vuelvan, eso te da unos días más, pero Jimin no puedes retrasarlo más que eso, ya que no falta mucho para que se note.
Suspiró y sonrió apenado, aunque apenas tenía tres meses su estómago completamente plano ya tenía una pequeñita curvatura donde se alojaba su pequeño bebé.
—Tienes razón, debo hacerlo, aunque me de tanto miedo. Siento que todo terminará siendo un caos.
—Está tarde iré con BaekHyun a ver algo de ropa, te compraré algunas cosas anticipando los cambios que tendrás bolita.
—Ahora ese apodo tendrá sentido—rio al ver la ironía del asunto, su hermano lo llamaba bolita desde que eran pequeños y ahora dentro de pocas semanas sí parecería una bola.
—Bueno, me voy. Nos vemos en la tarde—dijo mientras besaba la coronilla de su cabeza, asintió y se despidió con la mano.
Cuando su hermano desapareció por la puerta siguió cortando los limones que le servirían de tentempie hasta que llegara su madre del trabajo y preparara la cena. Al llevar el cítrico a su boca sus labios esbozaron una tenue sonrisa.
Hace tres meses dos semanas
Jimin y Yoongi se encontraban en la cafetería del campamento riendo mientras comían la desabrida comida. Desde que se conocieron pudieron darse cuenta que se llevaban bien, sus personalidades empataban, él siendo más revoltoso y el mayor más tranquilo, les gustaba pasar tiempo juntos, tanto, que se alejaban de los demás para estar en su propio mundo.
—Esto sabe horrible a limón—se quejaba mientras hacía gestos con su nariz—. Odio que la gente le ponga tanto limón a las cosas.
—¿De qué estas hablando? El limón es lo más delicioso que puede haber en el mundo culinario, además, es muy beneficioso.
—No me digas que tienes una extraña obsesión de genio—se burló Jimin—. Como en ese anime donde el investigador inteligente tenía una afición a lo dulce. Es bueno, mi primer amor de la infancia.
Yoongi lo miró levantando la ceja. —Veo que me he enamorado de un otaku.
Aquellas palabras crearon en el castaño un sonrojo que llegó a cada extensión de su cuerpo, en los pocos día que había conocido a Yoongi se dio cuenta que este era un ser sin filtro, decía lo que quería en el momento que fuera sin importarle lo que los demás dijeran eso para Jimin era algo digno de admirar....a veces.
—Te ves aún más lindo con ese sonrojo en tu rostro, Park Jimin harás que me dé un ataque al corazón. Basta de ser lindo.
—Eso no es mi culpa, deja de ser así Min.
Yoongi sonrió con picardía y acarició la mejilla de Jimin.
—Debería raptarte y llevarte conmigo a Canadá ¿Te gusta el frío?
—Lo odio—dijo mientras le sacaba la lengua.
—Te haces el difícil he, bueno Park ahora mi meta será que te enamores de mi y dejarte el regalo más lindo.
—¿Y qué es eso? —preguntó curioso.
—Una parte de mí obviamente—se llevo otra pieza de limón a los labios la cual degusto con entusiasmo—. Mi corazón.
Jimin negó con la cabeza pensando en esos momentos que lo que decía el pálido era una estúpida táctica para llevarlo a la cama ignorando como su corazón daba saltos de emoción cada que lo tocaba o decía alguna tierna ocurrencia.
—Vamos Park aún tenemos un torneo que ganar. Espero que seas bueno como dices.
Asintió animado por la competencia de ajedrez que tendrían esa tarde, aunque pensó que se aburriría en ese lugar las cosas estaban saliendo mejor de lo que se imagino.
Actualidad
Jimin no pudo retener las lágrimas al recordar aquel momento, Yoongi no había mentido cuando le dijo que le dejaría una parte de su corazón solo que no pensó que fuera tan literal, limpió su mejilla y con cariño y miedo contenido toco su pequeño vientre.
—Sin duda serás como tu padre yo sólo espero que tú no me dejes.
El tiempo se estaba acabando, él estaba esperando de forma temerosa lo que le traería el futuro, pero sin duda, su corazón y mente no dejaban de mantener el recuerdo de Yoongi vivo, era aún más difícil.
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