Después recordar lo olvidado, Zafiro decidió que debía hablar con sus amigos de todo lo que había ocurrida, así que quedaron en una cafetería de la zona que pocas veces se encontraba llena.
- Chicos, de verdad, siento lo ocurrido. Yo no sé qué ocurrió. Lo último que recuerdo es a Alan pidiendo perdón y diciendo un montón de cosas que no entendí.
- No te preocupes. Ahora lo importante es averiguar que está ocurriendo.
- Yo estoy preocupado. Deberías quedarte con alguno de nosotros.
- Eso haría que sospechen, no pueden saber que ya lo recuerdo todo.
- Si te pillan puede que te perdamos de nuevo, y será más difícil conseguir que recuerdes.
- No os preocupéis, ¿vale?
- Está bien, pero ten cuidado.
- Chicos, hay algo que debo decirnos y que no he tenido la oportunidad.
- Cuéntanos, ¿de qué se trata? - preguntó Diamante un poco animada.
- No es algo agradable, para mí fue un shock.
Diamante cambió su expresión y el ambiente se volvió tenso.
- Veréis, en cuanto me mudé aquí, descubrí que mis padres no son mis padres. Se burlaron y dijeron que yo era su única salvación y que por ello jamás me dejarían irme. Yo de verdad quería alejarme de ellos, pero me amenazaron con herir a los que quería y, no sabía que pensar. Ni siquiera sé quienes son mis verdaderos padres y como fue que ya no estoy con ellos. ¿Me pusieron en adopción, no me querían, murieron...? - pequeñas lágrimas se deslizaron por mi rostro, no quería llorar, pero eso aún me afectaba.
Lucas escuchó con atención sin articular expresión alguna en ningún momento. En cuanto acabó de relatar lo acontecido, se tensó. Parecía tener ganas de gritar e, incluso, de matar a alguien; finalmente se tranquilizó.
- No me lo puedo creer... - dijo sorprendida Diamante.
- ¿Y durante todos estos años han actuado como si nada? - yo solo asentí.
Charlaron un rato más y luego se despidieron, pero Eric insistió en acompañar a Zafiro a su casa.
- Ya te dije que no hacía falta que vinieras. Además de que si te ven...
- Si me ven estamos perdidos, lo sé. Tranquila.
Al llegar a la casa me despedí de él y me fui a mi habitación, o al menos la que decían ellos que era la mía, no obstante, Alan me detuvo en el pasillo.
- ¿Dónde has estado?
- He estado estudiando en la biblioteca.
- ¿Estás segura?
- ¿Por qué no iba a estarlo? No he vuelto a perder la memoria, así que no te preocupes.
- Antes he ido allí y no te he visto.
- La biblioteca es grande, además salí varios momentos para despejarme.
Este se enfadó, me cogió del brazo y me amenazó. - No me mientas, si por algún casual has recuperado esa memoria, por tu bien y el de tus amigos, será mejor que me lo digas.
- ¿Qué amigos? Ambos sabemos que no los tengo, o ¿acaso sabes algo que yo no sepa?
Aflojó su agarre. - Yo sé lo mismo que tú, sin embargo te advierto que como me entere que me acabas de mentir, las cosas no te irán bien. - un escalofrío recorrió mi espalda. Este chico es bipolar, a veces para querer ayudar, pero otras parece querer matarme.
- Otra cosa, sabes que tienes que tomar tus pastillas siempre por la tarde, hoy no la has tomado. Te dije que era malo que no las tomaras. Deja de ser irresponsable.
- ¿Irresponsable? Me voy encontrando mejor así que tampoco pasa nada si un día no las tomo.
- Actúas demasiado lúcida. - vale, no se me da bien disimular. Me está provocando y estoy cayendo en la trampa.
- Solo estoy cansada. Me voy a dormir.
- Tienes las pastillas en la mesilla, espero que mañana por la mañana no estén donde las dejé.
- Sí, no te preocupes.
Llegué a la habitación, me puse el pijama y me acosté. Vi las pastillas y pensé si tomarlas realmente. En realidad me había caído y había sufrido una conmoción. Puede que las pastillas fueran para el dolor o para algo necesario. Por si acaso, las tomé.
Al rato me encontraba fatal, no había sido una buena idea. La habitación me daba vueltas y tenía frío. Parecía una lucha cuerpo con cuerpo.
A la mañana siguiente me encontraba inclusive peor. Me mareaba y tenía náuseas todo el rato. No me apetecía ni siquiera desayunar, así que me fui directamente al instituto con el estómago vacío.
Al mis amigos verme así, se preocuparon.
- Zafiro, no tienes buena cara.
- Me encuentro fatal.
- ¿Ayer pasó algo? Cuando te dejé estabas bien.
- Me tomé una pastilla. Tenía mis dudas pero pensé que al caerme podría ser una pastilla contra el dolor.
- Zafiro, ¿sabes el nombre de la pastilla?
- Em... sí, bueno, no... Yo, no lo sé.
- Te estás poniendo como una sábana de blanca.
- Me siento realmente mal. Me duele mucho la cabeza.
- Será mejor que te sientes.
- ¡¡Zafiro!! ¿Por qué te has ido sin mí esta mañana?
Ahí venía Alan hecho una furia. ¡Lo que me faltaba! - Alan, ya me ubico bien sola, no hace falta que te molestes.
- Soy tu prometido, no es una molestia. - Alan miró a todos mis acompañantes. - ¿Qué haces con ellos?
- Me encontraba bastante mal y me estaban ayudando. Han sido muy amables.
Todos se mostraron irritados por la presencia de Alan, lo que hizo que este sospechara más.
- No parecen muy amigables ahora mismo, como si no les cayera bien,¿no? Zafiro, te expliqué que no eran de fiar, que se iban aprovechar. Ese- dijo señalando a Eric- intentó separarnos.
- Cálmate, mi amor. - el "mi amor" se atragantaba en mi garganta.
- Zafiro tiene clase, así que te puedes ir.
Finalmente Alan se marchó indignado. Estaba claro que ya no habría forma de hacerle creer que realmente seguía sin recordar nada.
- Zafiro, creo que es mejor que vengas a mi piso. - se ofreció Rubí. - Alan no es tonto.
- Tranquilos, lo tengo todo bajo control. - lo dije un poco más para convencerme a mí más que a mis amigos.
- No mientas. Esto se está descontrolando. - dijo Cristian.
- No os preocupéis. Esta noche lo soluciono. - ni yo me lo creía.
En cuanto llegué a casa, Alan me estaba esperando.
- Mira quién ha venido. La mentirosa del año.
Ya daba igual, ahora iba a hablar yo. - ¿Mentirosa yo? Mira quién fue a hablar, prometido.
- No sabes lo que has hecho. Esto lo pagarás.
- ¿Lo pagaré? No he hecho nada malo. Quién me ha hecho olvidar sois todos vosotros. Quién me ha mentido sois vosotros. Me usáis para un juego asqueroso que ni siquiera conozco. Estoy harta. Me voy y como le hagáis algo a las personas a las que quiero, os mataré de la manera más dolorosa, tanto psicológica como físicamente.
Alan cerró la puerta con llave, me llevó arrastras hasta la habitación y me pinchó con una jeringa en el vientre hasta que quedé inconsciente.
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Mi primer beso (II)
RomanceSegunda parte de "Mi primer beso". Zafiro ha tenido que dejar a sus amigos y a Eric, y para colmo, toda su vida se ha puesto patas arriba. Sus padres no son sus padres pero la gobiernan como a una marioneta. ¿Podrá dejar esas ataduras y vivir su vid...