Capítulo 3

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- Zafiro, ¿ha hecho ya el poema?

. ¿Eh? ¿Qué? - vi a toda la clase, incluida la profesora, observándome. - Perdón profesora, no la estaba escuchando, ¿qué decía?

- Preguntaba si habías hecho ya el poema.

- Em...no, todavía no.

- Bueno, pues os recuerdo a todos que la semana que viene quiero todos los poemas sin excepción. Bueno, ya podéis iros.

Recogí mis cosas y cuando estaba apunto de irme Rebeca me detuvo.

- Zafiro, ¿has empezado el libro que te regalé?

- No. lo siento.

- No tienes buena cara, ¿no has pasado buena noche verdad?

- La verdad es que ha sido una muy mala noche.

- ¿Algo que ver con tus padres? - la observé detenidamente. ¿Sabía algo sobre mis padres? - Todos estamos preocupados por la actitud que están tomando en cuanto a tus estudios, y yo estoy preocupada porque realmente te veo muy mal.

- No se preocupe. Estoy bien. - acto seguido sonreí.

- No intentes ocultármelo, mas, no insistiré, cuando quieras sabes que aquí estaré. Puedes contarme lo que sea.

- Gracias, pero creo que ni siquiera yo lo sé, así que...bueno, debería irme a casa.

- Mamá, ¿me puedes llevar a la libre...? Oh, no sabía que estabas ocupada.

- No te preocupes, Zafiro ya se iba a casa.

Me giré y lo vi. El chico con el que había chocado el otro día.

- ¡Tú! ¿Profesora, lo conoce?

- ¿Conocerlo? - se rió. - Es mi hijo.

- Oh... - lo miré, parecía avergonzado. - Y, ¿cómo se llama?

- Lucas.

- Hey, ¡Ya sé tu nombre!

Empezó a partirse de risa. - Te dije que mi nombre no te diría nada importante.

- Pero... - se me quedó mirando desconcertado y al darme cuenta pregunté. ¿Qué pasa? ¿Tengo monos en la cara?

- ¿Te ha pasado algo? - me quedé cortada.

- Em... nada. Yo...tengo que irme. Adiós a los dos. 

Cogí mis cosas y antes de salir él me dijo. - Si pasa algo no dudes en decírmelo, ¿vale? - asentí y me fui.

- Lucas, ¿de qué conoces a Zafiro? - preguntó Rebeca a su hijo.

- De nada en especial, mamá, de nada...- un eterno silencio los rodeó hasta que Lucas le habló a su madre con una gran sonrisa. - ¿Me llevas a la librería?

- Claro, vamos.- le devolvió la sonrisa.



En cuanto llegué a casa vi que mis padres no estaban así que respiré calmada porque no quería encontrármelos. 

Fui a la cocina, bebí un vaso de agua y de repente escuché el tono de mi móvil. Era Eric.

¿Qué quería? ¿Burlarse? ¿Asegurarse que había leído su carta? 

No contesté, colgué, pero él volvió a llamar y esta vez lo cogí pero no hablé.

- ¿Zafiro? Hey...¿estás ahí? - esperó una respuesta que no recibió. - ¿Estás enfadada? Siento no haberte llamado antes es que tuvimos un problema... De verdad que no es una escusa. - permanecí callada. - ¿Zafiro? ¿Pasó algo? Hey, cariño... - no lo soporté. Lloré, sollocé y él lo escuchó. - Hey, amor. ¿Qué te pasa?

- ¿Por qué? ¿Por qué haces esto?  ¿Te estás burlando de mí? - dije entre lágrimas. 

- ¿Qué? No, de ninguna manera. Zafiro... ¿qué ha ocurrido?

- Eric...¿por qué haces esto? La he leído, no tienes que actuar más. ni tú ni ellos. Lo he entendido.

 - ¿Qué? Espera, mi amor, ¿qué dices? ¿Qué has leído?

- Por favor, deja de hacerme sufrir. - cada vez lloraba más.

- Zafiro, no por favor, ¿qué estás diciendo? No quiero hacerte mal y si lo hice...nunca quise. De verdad no entiendo que está pasando.

- Da igual...sé feliz. No me vuelvas a llamar, por favor. Adiós. 

- ¡No! Zafiro, ¡espera! No entiendo que... - colgué y subí a mi habitación para desplomarme en la puerta. ¿Por qué ahora actúa así? ¿Por qué intenta hacerme tanto daño?

Fui al primer cajón de la mesita de noche y abrí mi álbum de fotos.

No pude evitar llorar. El Eric que me llamó era tan parecido al de las fotos... pero el Eric de la carta también lo era...

Mis pensamientos fueron interrumpidos por otra llamada, esta vez era Diamante.Lo cogí.

- Hey, linda, ¿qué ha pasado? Eric nos ha llamado. Estoy con Cristian. Queremos saber que pasa.

- No pasa nada. Vosotros tampoco tenéis que fingir.

- ¿Qué? Pero, ¿qué dices? No te entiendo. - me callé y escuché como Diamante hablaba algo con Cristian.

- Zafiro, ¿Eric te ha hecho algo? ¿Ha cortado contigo? - dijo Cristian.

- Si lo ha hecho le vamos a pegar. - dijo furiosa Diamante.

- Dejad de mentir. Todos vosotros. Eric, vosotros, Rubí. No tenéis que aparentar nada.

- ¿Aparentar qué?

- Dejadlo, por favor. Quiero tener un buen recuerdo de todo, pensar que esto es solo una pesadilla. Por favor, os lo suplico, dejadme en paz. - sollocé más si era posible. 

- Pero...

- No, ya está. Os deseo lo mejor del mundo. Sed felices...adiós.

- Pero...- colgué. 

Me acurruqué en mi cama y lloré igual que la noche anterior.



- ¡¡Ring!! - me desperté. Eran las 10:30 del sábado. Me preguntaba quién tan temprano llamaría.

Todavía dormida y en pijama bajé las escaleras mientras el timbre sonaba cada vez más ansioso.

- ¡Ya voy! 

Abrí la puerta pero la luz del exterior me cegó por unos segundos. Poco a poco mi vista se fue acostumbrando y los vi: Eric, Cristian, Diamante y Rubí.

Tardé en reaccionar y ellos no dijeron nada, pero en cuanto me di cuenta cerré la puerta de un golpe.

- ¡Zafiro! ¡Ábrenos la puerta! - decían mientras petaban en la puerta.

- ¡No! ¡Fuera! - grité.

- Zafiro, sea lo que sea podemos arreglarlo. Creo que ha habido un error. - intervino Rubí.

- ¡No! Ya habéis dicho todo, ¿por qué me torturáis? Dejadme llorar en paz.

- ¿Qué clase de amigos seríamos si hiciéramos eso? - cuestionó Diamante.

- ¡Vosotros no sois mis amigos! - todos se quedaron en silencio unos minutos hasta que intervino Eric.

- Zafiro, por favor. No hagas esto. ¿Podemos hablarlo? - dijo con la voz rota. Parecía apunto de llorar. - Yo te amo. Desde que llegaste a mi vida todo ha ido a mejor. Eres lo mejor de mi vida. No sabes cuánto te he extrañado...todo lo que pasó... Me estaba volviendo loco. ¿Por qué ahora haces esto? Me rompes el corazón. Yo...no soy nada sin ti.

- Entonces, - hablé.- ¿Cómo explicas esto? - pasé la carta de Eric por debajo de la puerta y todos se quedaron callados.


Mi primer beso (II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora