Después de que Dave se desvaneció en los pasillos, no pasó la gran cosa. James salió a buscarme y fuimos a mi casa. Pasaron los días.
Los Miller iban a la casa a ayudarnos a empacar. Se quedaban con nosotros y pasábamos buenos ratos. La casa se iba quedando vacía. Mi cuarto se quedó como lo encontré en Enero al llegar. Lo miré desde el umbral de la puerta. James llegó por detrás y miró el vacío conmigo.
-Esto es muy raro.
-Lo se.
-Allí estaba tu sofá.- volteé a ver la esquina que señalaba y asentí
-Creo que este es el único modo de ver en orden el espacio donde tenía mi escritorio.
Estuvimos en silencio unos minutos hasta que James habló de nuevo.
-Encontré una forma de subir al techo de tu casa, ¿que te parece si te enseño?
Salimos al patio trasero y había una silla para alcanzar el borde de una pared. James saltó con destreza hasta alcanzar el borde del techo y subió hasta asomar su cabeza por el borde.
-Bien, ahora te toca a ti.
Suelto un suspiro y subo a la silla. Intento subir al borde de la pared contraria al techo pero queda en un intento fallido. Subo el pie hasta empezar a equilibrar en la pared. Abrazo el borde del techo y James me toma del brazo entre risas.
-Ya, ya estás arriba y a salvo.
Me suelto y aseguro mis pies sobre el techo. Veo un poco a mi alrededor y distingo los aires y algunos bordes donde el techo es más alto. James ya había subido una manta y una botella de agua. No se como le hizo si para subir necesitaba ambas manos.
Nos sentamos en el borde que daba hacia la calle. Se alcanzaba a ver el Cedarwood, el parque y las canchas. Lograba ver la casa de James también.
-Dicen que nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde... pero se que tu sabías que nos tenías, pero no estaba en tus manos quedarte.- James dijo exactamente lo que estaba pensando
-No vas a olvidarme, ¿verdad, James?
-Eso será difícil, Lara.
Volteo mi vista a donde esta James. Ese chico tan dulce, atento y gracioso... me duele tanto saber que voy a perderlo...
Vemos como un gran camión se acerca a mi casa. Se estaciona al frente del portón de la cochera.
Mi papá, el señor Miller y otros tres señores que salen del camión empiezan a meter los muebles y las cajas que se habían acumulado en donde días antes estaba la sala.
Veía desaparecer las cosas de la cochera. Todo en primera fila desde el techo de mi casa, con James rodeándome con su brazo sobre mis hombros.
Sentí de nuevo que iba a llorar. No se como es que no me deshidrataba. James me pasó la botella que había subido y hacía pequeños círculos en mi hombro con su pulgar.
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Contigo o Nada
RomanceAdiós, cuídate y recuerda que te quiero El hubiera no existe. Aprendí eso a la mala, pero lo hice