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La directora entró a la cafetería cuando se aseguró que todos estuviéramos allí

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La directora entró a la cafetería cuando se aseguró que todos estuviéramos allí. Nos presentó absolutamente a todos a una nueva profesora de música. Una materia que todo Cedarwood debía tomar.

Si viene siendo cierto, ya había tomado clases de piano antes, pero no progresaba mucho así que dejé de asistir. Aún así, era el único instrumento que sabía, así que me anoté en eso.

Había flautas, guitarras, ukeleles, pianos, violines...Había talento en mi salón y no lo sabía.

La maestra nos dividió en equipos. Debía haber tan siquiera dos instrumentos de cada cual en cada equipo. Creo que lo más importante sobre esto es el violín, la guitarra, el ukelele y sobre todo, la flauta.

Estela, James, Andy... y sobre todo, Dave.

El se ponía a un lado mío, compartiendo la silla del piano. 

Tocábamos variedad de canciones. A veces sacaba mi mirada de la partitura y veía a Dave a mi lado, concentrado en la hoja. En otras ocasiones me concentraba en sentir nuestros cuerpos tan cercanos que me equivocaba constantemente. Por esa razón, no tardé en cambiar de instrumento... justo el 10 de mayo. El día de las madres.

Mi mamá seguía en cama por la operación. 

Y yo no tenía dinero. Entonces fue cuando escribí mi primera canción. La primera de muchas.

Una canción para mi mamá exactamente el 9 de mayo. Pero había un problema. Mi teclado ya no servía del todo bien y no podía llevarlo hasta su cama el día siguiente. Entonces me acordé de James y su ukelele. 

Cuando salí a la escuela, vi que James llevaba su ukelele. Así que corrí como una loca desquiciada hacia el.

-¡PRÉSTAME TU UKELELEEEE!

-¿Para que? Ni sabes tocarlo.

Eso era cierto.

-Enséñame.

-Umm, deja que lo piense... no.

-¿Que? ¿Porque?

-Porque mi ukelele es sagrado. Y tu eres una descuidada total. Si te lo presto, llega en pedazos.

Abrí la boca con indignación.

-¡Eso no es cierto!

Andy se acercó a nosotros con su ukelele en las manos. Empezó a reírse de nosotros y me miró.

-Yo te enseño.


Eran solo 2 acordes básicos. Do y Fa. No tardé en sacarlos en el instrumento y acomodarlos en mi sencilla canción. 

¿Y saben algo? Le encantó. 

Y de allí descubrí que servía para algo. Escribir. Eso era mi fuerte. Hacer canciones, buscar rimas...

Contigo o NadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora