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Un potente olor a amoniaco(1) le trajo de vuelta del mundo de las pesadillas en el que había caído no recordaba cuándo. Inmediatamente sintió la incomodidad de estar siendo observado de cerca por Steve y Stark, los dos con cierta preocupación en la mirada, y un fugaz pensamiento cruzó su mente. ¿A caso había vuelto a perder el control sobre sí mismo? 

—¿Estás bien?— el rubio le tendió la mano para ayudarle a levantarse. 

—Sí... Me duele un poco la cabeza, pero estoy bien. 

—Normal, por poco te la abres contra el suelo— bufó Stark, volviendo a su silla sin quitarle el ojo de encima. 

—¿Qué ha pasado? 

—Estábamos hablando y, de repente, has perdido el conocimiento  — Steve seguía preocupado, tanto que aún sujetaba su mano  —. ¿Seguro que estás bien? 

Se pasó la mano por la zona dolorida, despertando poco a poco de la confusión inicial. Un rápido vistazo le indicó que seguía en el taller del hombre de hierro y empezó a recordar. La tensión, el brazo nuevo... y el mudo perdón de Stark. Stark. Eso era, sabía qué ahí estaba la pieza y se lo quedó mirando fijamente.

—¿De qué estábamos hablando cuando he caído?

—De tú y el Capi haciendo manitas por las esquinas— se mofó el moreno, ladeando una sonrisa e incomodando de nuevo a la pareja  —. No irás a decirme que te has desmayado de la vergüenza, ¿no? 

Y entonces llegó el recuerdo de la escena al completo y comprendió finalmente lo que había ocurrido. Con un pesado suspiro tomó asiento en la silla que estuvo ocupando antes y se frotó el rostro. Los demonios nunca le abandonarían, la vieja HYDRA siempre tendría poder sobre él. 

—Ha sido el mote que has usado. Esa palabra con S  — alzó la mano rápidamente—, por favor no la repitas— se apresuró a decir—. Los soviéticos la usaron durante mi programación como Soldado de Invierno. Era su forma de dejarme ko antes de volver a congelarme. 

La metieron en su cabeza desde los inicios, cuando se dieron cuenta que tener una máquina de matar entre sus filas podría volverse en su contra. Sobretodo porque ninguno de los científicos tenía la destreza necesaria para estar a la altura de su fuerza. Sputnik. Se preguntaba si los rusos la eligieron con la misma intención de burla con que la utilizó Stark.

Se cubrió el rostro con una mano y contuvo un gemido de frustración.

—No puedo ir mañana a la misión...  

—Hey, ¿qué ocurre, Buck? 

—¿No te das cuenta?— miró a Steve a los ojos, quien se había agachado ante él—. HYDRA tiene el control absoluto de mi cabeza. La palabra de seguridad no es su único recurso. Solían usar una serie ordenada de otras diez palabras para activar al Soldado. Una vez las escucho pierdo completamente el control sobre mí mismo, me limito a seguir sus órdenes. Y todos sabemos qué órdenes podrían darme con todos vosotros ahí...

—Entonces escribe todo y estaremos preparados. 

—No conozco todos sus trucos, Steve. No sé qué tan profundo socavaron en mi cerebro, o qué otros detonantes puede haber escondidos. Debería simplemente...— se encogió, forzándose a frenar las lágrimas que pugnaban por salir. Y mordiéndose la lengua para no acabar la frase con algo que de seguro heriría a Steve. 

Nadie podía entender lo que era estar en su pellejo. Ser un títere en contra de su voluntad. Recordar toda la sangre de amigos e inocentes derramada sin poder hacer nada para evitarlo. Y vivir con el miedo a que volviera a ocurrir de nuevo. El dolor y la culpa que cargaba encima eran insoportables. Sí, había días mejores, sobretodo con Steve a su lado, pero tarde o temprano volvía a ser empujado al fondo del pozo. 

Back to the Line [Trilogía Stucky - 2] - TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora