Increíblemente, no perdí comunicación con Nik después de nuestra última conversación, incluso empezamos a intercambiar mensajes de manera más frecuente que antes, pero ninguno de los dos se atrevió a tocar más el tema de padres o relaciones. Tan solo nos limitábamos a hablar de lo que hacíamos durante el día y aunque no me sentía satisfecha con cómo estaban yendo las cosas, era preferible conformarme con ello antes que perderlo por completo.
Los padres de Alexis habían pedido permiso a la escuela para que ambas pudiéramos faltar a clase el día de la graduación de su hermano, así que pasamos la tarde completa del viernes en el salón de belleza alistándonos para la ceremonia y la tan ansiada fiesta que le seguiría. Su familia sí que sabía organizar eventos a lo grande y el gigantesco jardín trasero de su casa era perfecto para ello: Toldo, arreglos florales, luces, DJ, una pista de baile, y un buffet tan variado como sofisticado.
-Me hubiera encantado que venga Renny -suspira Alexis cuando llegamos a su casa. Los mozos están terminando de vestir las mesas y preparar el festín para la noche. Mientras tanto, la madre de Alexis supervisa todo con gesto de satisfacción como quién admira su propia creación.
Ambas subimos a su cuarto para terminar de alistarnos.
-Lo hubieras disfrazado de mozo -Alexis me da un codazo y yo me río.
-¿Ya te dije que me encanta que me hable de libros?
-Sí, lo hiciste.
-Me encanta verlo leer cuando voy a visitarlo al trabajo.
-Te apuesto que no entiendes ni la mitad de lo que te dice.
-¡Qué mala! Es súper inteligente y es autodidacta. Me dijo que está estudiando en casa para postular a fin de año, pero aún no se lo ha comentado a su familia. Solo lo sé yo -me limito a asentir y a emitir un 'mm hm' sin despegar los labios-. ¡Saldremos mañana! ¿Te conté? -alza los hombros emocionada.
-¿Ya decidiste que ver?
-No, al final iremos a su casa -hace un mohín-. Dice que no puede cancelarle a los chicos -rueda los ojos.
-Ah -es lo único que sale de mi boca. Nik no me ha mencionada nada de una fiesta a la que, por supuesto, no quiero ir, pero al parecer él tampoco tiene la intención de que nos veamos este fin de semana. A veces los chicos son más complicados que las chicas -pienso. Y Nik es particularmente impredecible.
La ceremonia trascurre lenta y estructurada en el lujoso auditorio de la universidad repleto de familiares y amigos íntimos de los graduados. Pudimos ubicarnos en una de las primeras filas, justo atrás de los directivos y docentes, ya que los padres de Alexis quisieron ser de los primeros en llegar. Aún así tuvimos que aguardar en una cola cerca de media hora para coger los mejores lugares, hecho que me hizo arrepentirme de usar tacones altos.
Primero el decano de la facultad de ingeniería dedico unas palabras de bienvenida a todos los asistentes antes de hacer entrar a los futuros graduados, quienes llevaban puestas sus togas y birretes en tonos negro y vino. Estos se ubicaron de manera ordenada en las butacas laterales y posteriormente la rectora subió al estrado para dar su aclamado discurso. Alexis no pudo evitar bostezar en más de una oportunidad durante los discursos que también dieron un ingeniero exitoso, egresado de aquella universidad, y el primer puesto de la promoción. Luego solo se dedicó a reprimir risitas tontas frente a la pantalla de su celular. No pude evitar poner los ojos en blanco mientras la veía, aunque sabía que ella ni siquiera lo notaría.
Posteriormente empezaron a llamar uno a uno a los graduados y con cada nombre se alzaba una ola de aplausos de felicitaciones. Lo mismo ocurrió cuando llegó el turno del hermano de Alexis, a quién me costó un poco reconocer, ya que el birrete cubría su característica cabellera anaranjada. Después de presenciar centenares de entregas de diploma, saludos y fotografías, las palmas de mis manos estaban adormecidas.
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Desadaptados
RomanceLos tatuajes eran su armadura, algo que había construido por años para protegerse, pero había uno en particular que desentonaba con su apariencia ruda. Tenía la forma de una flor, pero se camuflaba en blanco y negro en aquel océano de tinta que nave...