Alguien

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El espacio que le separa del borde del acantilado es tan corto que podría resbalarse y caer en cualquier momento.

Pero no me atrevería a decir que con él se irán sus anhelos, ilusiones y sueños.

Porque nada de eso existe.

Es un ser hueco con un alma vacía.

Es un libro lleno de páginas en blanco, donde las pocas que tenían tinta se hicieron ilegibles por causa de las lágrimas que dieron con el papel.

Es un cúmulo de cenizas que se pueden borrar, originadas por el incendio emocional que acabó con su cordura.

Es una copa rota, de la que se derramó todo aquello que le daba color y atractivo.

Está muerto, a pesar de no haber dado el paso que acabaría con su existencia.

Está perdido, a pesar de tener la certeza exacta de su ubicación.

Y está destrozado, a pesar de que aún lucha por mantener todas sus piezas juntas.

Pero nada puede hacerlo cambiar y mucho menos retornarlo a los momentos en los que era feliz.

Pues, aunque es es algo.

Ha dejado de ser alguien.

Ominosa condenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora