Capítulo 8

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Una vez al ver la mirada de Perrie puesta en él, se sintió tentado, y se presentó delante de una fabulosa morocha, de largas piernas y voluptuosos senos, se había puesto a hablar con ella, a la espera de la interrupción de Perrie. Pero ella no había interrumpido nada, todo lo contrarío, había salido de allí.

Y eso lo había frustrado, le gustaba más cuando ella se le acercaba para molestarlo.
Una llamada a la puerta lo sacó de sus pensamientos.

-Zayn...
-¿Si, Louis? –preguntó al saludo.
-Vamos a ir unos cuantos a tomar algo, ¿te apetece venir?
-No, gracias...

Los ojos de su amigo se abrieron de par en par, si los hubiera abierto un poco más se le hubieran salido.

Louis entró al despacho y se sentó en la silla de enfrente.

-Habla.
-¿Qué? –preguntó Zayn.
-Confiesa.
-¿Qué tengo que confesar? Creo que no he hecho nada.
-Pues tenemos dos opciones... o ya tienes planes, o alguien te espera en tu cama.
-Ninguna de las dos.
-Entonces te pasa algo –analizó su amigo.
-Estoy perfectamente.
-No lo estás. Algo te pasa. Hace días que no sales, y tú normalmente no te recoges.
-Tengo trabajo.
-¡Dios! ¿Quién fue?
-¿Perdona?
-Si, alguien te ha cambiado. ¿Te has enamorado y me lo he perdido?
-¡No digas tonterías! ¡No me he enamorado!
-¿Quién es ella?
-Louis –le advirtió Zayn.
-Soy tu amigo, ¿por qué no me lo dices?
-Porque no hay nada que decir, y ahora si no te importa tengo que acabar con este documento.
-Te lo arrancaré si hace falta –dijo levantándose- pero averiguaré quien es ella, Zayn Malik, lo averiguaré.
-Ya, ya... avísame para conocerla yo también.
-Si, si, ríete –Zayn sonrió, e hizo un gesto para que se fuera- me voy, pero volveré.
-Adiós, Terminator.
-Lo averiguaré.

Louis salió del despacho, y Zayn se tiró sobre el respaldo de su silla respirando profundamente. No se había enamorado, que no tuviera ganas de salir no significaba nada de nada.

-No significa nada –dijo en voz alta- Nada.

***

-¡Mierda! –exclamó Perrie cuando un pack de latas de coca-cola Light se estrelló contra el suelo- ¡Joder, mierda! –dijo mientras dejaba las bolsas en el suelo y se disponía a recogerlas.

Una de las latas se había abierto y comenzó a salpicarla, enfadada la esquivó el chorro volviendo la lata y se secó la cara. Y justo en ese momento un chorro más grueso le empapó la camiseta blanca.

-¡A la mierda! –gritó y estampó las latas en el suelo.

Su respiración se había agitado, estaba enfadada con las latas, y quería pisarlas, no debía de haberlas estrellado más, pero en ese momento no le importaría saltar sobre ellas.

-Vaya... -susurró la voz sensual de su vecino desde atrás- ¿estás bien?
-¡Si! –contestó ella furiosa.
-Pues creo que las latas no están nada bien... algo les ha pasado.

Perrie se rió.

-¿Estás bien? –preguntó Zayn de nuevo.
-Si, un poco enfadada, como has dicho las que no están bien, son mis latas.
-Me he dado cuenta.
-¿Y quién no?

Ella miró el suelo de nuevo, estaba manchado.

-¿Habrá sobrevivido alguna? –preguntó Zayn.
-No lo creo –contestó Perrie- tendré que ir a comprar de nuevo –dijo mientras se agachaba y recogía las latas.
-Deja que te ayude –se ofreció Zayn, cogiendo las latas que se habían soltado.
-Eh... voy a ir por una bolsa y a por la fregona –dijo Perrie.

Abrió la puerta de su casa, y entró corriendo hasta la cocina, una vez allí sacó una bolsa y cogió el cubo y la fregona, y volvió a salir.

-Ya estoy aquí –dijo, echó las latas dentro de la bolsa. Y Zayn hizo lo mismo.
-Mira –dijo Zayn alzando unas tres latas- están se han salvado, las demás están reventadas.
-Gracias –contestó Perrie con una amable sonrisa- Eh... voy a soltar la bolsa, y...
-Si quieres voy limpiando el suelo.
-Oh no, no te molestes.
-No es molestia.
-Pero...
-De verdad. Venga, dámela, mientras puedes ir por una bayeta y limpias las salpicaduras.
-Está bien –sonrió Perrie. Tras darle la fregona a Zayn entró en la casa por la bayeta y salió de nuevo. Sin mirarlo se dispuso a frotar puertas, y paredes. No tardó nada en quitar las salpicaduras- ¡Ya está! –dijo orgullosa.
-Si, todo ha quedado bien –añadió Zayn, Perrie de inmediato se fijo en el suelo, estaba muy limpio.
-Gracias –le dijo Perrie de nuevo.
-Ha sido un placer –contestó Zayn. Sus ojos se encontraron, y Perrie se sintió perdida por unos instantes, ahora no sabía que decir. Se fijó en Zayn.
-¡Oh! –Exclamó- mira como te has puesto la chaqueta.

Él bajó la vista y se fijó en su chaqueta gris manchada de coca-cola.

-Me debí manchar cuando me apoyé las latas. Soy un poco patoso... pero tú no te has quedado atrás –susurró fijándose en su escote manchado. Perrie tragó saliva.

-Anda ven y te limpio la mancha –se ofreció Perrie.
-Oh, no hace falta –dijo él- la llevo a la tintorería.
-No digas tonterías –contestó Perrie- además después podemos bebernos las latas sobrevivientes.
-Si insistes –dijo él.
-Vamos.

Poco después Perrie se sentía rara, había insistido en que Zayn entrara para limpiarle la chaqueta, y después de que lo hubiera hecho estaban sentados en el sofá con un vaso lleno de hielo y coca-cola.

Zayn los había servido mientras ella se daba una ducha rápida para quitarse la ropa sucia y la coca-cola de encima.
Cuando había llegado al salón, se había encontrado dos de sus vasos gigantes llenos de coca-cola y hielo. A Zayn sentado con las mangas de las camisa remangadas hasta los codos y descalzo.

-Espero que no te importe –había dicho él- era para no ensuciarte el suelo.
-Oh no, no me importa. Gracias –dijo sentándose a su lado, y cogiendo uno de los vasos.
-A ti –dijo él, y un silencio tenso se había apoderado de la habitación.

¿Qué decir? Ninguno de los dos hablaba.
Perrie clavó la vista en el suelo, luego la dirigió a los pies de Zayn cubiertos por los calcetines y supo que quería verlos desnudos, tragando saliva desvió la vista hasta los zapatos de él que estaban en la esquina. Cuando alzó la vista se encontró la vista de Zayn clavada en ella.

-Yo... -tartamudeó.
-Shh –siseó él.

Perrie cogió el vaso de coca-cola nerviosa y bebió rápido. Una gota de coca-cola se escapó de entre sus labios y comenzó a recorrer su cuello «Solo a mí, solo me pasa a mi» maldijo para sus adentros. Alzó la mano para parar la gota antes de que alcanzara sus senos, pero la mano de Zayn se cerró en torno a su muñeca.

Alzó la vista y la clavó en los ojos marrones de Zayn. Su boca se secó repentinamente, y su corazón palpitó con fuerza. Un estremecimiento inundó su cuerpo, y un calor insoportable empezaba a acosarla.
Vio como Zayn se inclinaba sobre ella, y sacando la lengua lamió aquella maliciosa gota.

-Sobre ti... sabe mucho mejor.

Ella jadeó, su respiración se agitó. Zayn tiró de ella y la acercó a su cuerpo.

-No –susurró ella- esto no...
-Shh –siseó él- una tregua Perrie, es lo que ambos queremos. Lo necesitamos.

Jugando con fuego (Zerrie) [Adap.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora