Capítulo 13

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Sus piernas entrelazadas, ambos estaban tumbados a lo largo de la cama, sus manos posesivamente encima del cuerpo contrario.

Zayn se había dormido con Perrie, pegada a su cuerpo, la tenía abrazada, una mano descansaba sobre el pecho de la chica, quien jugaba con el vello del pecho de Zayn.

Le gustaba estar así con él, aunque no estaba seguro de si eso era bueno.
Se levantó de la cama, mirando como el pecho de su vecino subía y bajaba tranquilo, relajado. Una sonrisa se curvó en su hermoso rostro.

Buscó el armario, y sigilosa se acercó a él, lo abrió y buscó algo, quería algo... corbatas. Eso bastaría.
Después de moverse en silencio por la habitación al fin dio con ellas, esperaba no romperlas.

Se hizo con tres, y en completo silencio y aguantando la euforia, se acercó a la cama, donde Zayn dormía. Ató una corbata a cada una de las muñecas de Zayn, mientras lo hacía notaba como el calor anticipado le recorría el cuerpo.

Dios, como iba a disfrutar aquello.
Una vez lo hubo atado, se sentó a su lado, no, quería jugar más, decidida fue a inspeccionar.

Zayn abrió los ojos, cuando algo frío le acarició los labios, al instante sintió los de Perrie contra los suyos y los entreabrió dejándose besar, quiso abrazarla, y dando un tirón se descubrió amarrado.

-Pero... -se quejó dando nuevos tirones.
-Shh... -siseó ella- no querrás romper tus preciosas corbatas ¿no?
-Perrie –gruñó él mirando los amarres de sus muñecas, si tirara un poco más, quizás la partiera, qué más daba una corbata más, una corbata menos, tenia para dar y regalar- suéltame –pidió.

La respuesta de Perrie llegó con un sonido de spray, algo frío le acarició el pecho y siguió acariciándolo hasta la altura del ombligo, él gimió cuando la lengua de Perrie siguió el mismo recorrido que aquella cosa.

La oscuridad lo cegaba y no sabía que era.

-Sabes tan bien –jadeó ella. El spray sonó de nuevo, y esta vez sintió aquella esponjosa cosa sobre la parte más caliente de su cuerpo, más caliente y dura; su miembro. - me encanta la nata –dijo ella.

Y su lengua recorrió toda la extensión de Zayn.
Madre del amor hermoso, Zayn tironeó de sus muñecas, quería tocarla, acariciarla, sentirla, agitó las piernas, pero entonces Perrie se sentó sobre ellas, Zayn alzó la cabeza, justo en el momento en el que sintió la mano de Perrie cerrándose alrededor de su miembro.

Se inclinó sobre él y sus labios se posaron ahí, los entreabrió, y su cálida lengua cayó sobre la erección de Zayn, antes de comenzar a tomarlo con la boca, despacio.

-Perrie –gimió él, alzando un poco la cadera. Ella retiró su cabello y lo echó sobre un hombro, alzó la vista, y agachó la cabeza, tomándolo más, poco a poco despacio. Los movimientos continuaban, ella subía y bajaba, mientras Zayn luchaba contra aquellas malditas corbatas- Dios, Perrie –gruñó él.

Estaba tan cerca... tan cerca... dios.
Y entonces Perrie se retiró. Mirándolo, Perrie se colocó sobre él a horcajadas, su sexo rozaba el miembro de Zayn, el cual agarró, se dejó caer un poco sobre él, sintiéndolo más cerca, y luego se acarició de arriba hacia abajo, antes de colocarlo contra su entrada nuevamente.
Jadeó.

«Dios, dios, dios» no iba a gritar, aunque no podía evitar el calor que la consumía.
Apoyó las manos abiertas en el vientre de Zayn y se fue dejando caer sobre él, dejando que la llenara poco a poco, despacio, cerró los ojos, cuando en los últimos instantes se dejó caer sobre él con fuerza. Zayn gruñó, ella se mordió el labio.

Zayn se tensó en su interior, y gritó el nombre de su vecina, mientras tiraba con fuerza de las corbatas luchando por poder tocarla. Perrie sonrió y se detuvo, él había alcanzado el orgasmo.

En el silencio de la habitación se oían sus respiraciones irregulares, que luchaban por volver a la normalidad. Los jadeos y suspiros que algunas veces soltaban.

-Perrie...
-¿Am? –susurró ella soñolienta.
-¿Me desatas?

-No se... -dijo juguetona.
-Vamos, cielo.

Con una sonrisa ella le quitó los nudos, y le besó las muñecas que tenían la señal de las corbatas.

-Siento mucho que te hayas hecho daño.
-No pasa nada –contestó él. Perrie se recostó a su lado y cerró los ojos.

El colchón se movió a causa de Zayn, ella suspiró contenta y relajada. De pronto unas manos se cerraron en torno a sus muñecas y la presionaron contra el colchón.

-Zayn... -jadeó ella.
-Shh –siseó él imitándola. Buscó su boca y la besó con lentitud, perfilándole los labios con la puntita de la lengua antes de adentrarse en las profundidades de su boca- no creías que ya habíamos acabado ¿verdad?

Sin que ella se diera cuenta, Zayn dejó una hilera de besos sobre su vientre mientras descendía, y se colocó entre sus piernas. Ella contuvo el aliento hasta que él separó sus pliegues y pasó la lengua de arriba hacia abajo.

Perrie se retorció aferrándose a las sábanas, de vez en cuando se mordía el labio por no gritar, y sus caderas se mecían de arriba hacia abajo inquietas.
Gritó llamándolo, mientras el orgasmo se apoderaba de su cuerpo, sus ojos permanecían cerrados, y sus caderas se movían empujando la boca de Zayn. Cuando al fin cesó, cayó sobre el colchón y suspiró con fuerza.

Perrie aun luchaba contra su respiración, y aún no había conseguido pensar con claridad, él se situó, y antes de que ella pudiera pensar en nada, un grito inundó la habitación en el momento en el que él la penetro.

Ella se aferró a sus hombros, mientras él la embestía una y otra vez. Zayn la miró a los ojos, y la penetró hasta alcanzar el clímax y caer sobre el sudoroso cuerpo de su vecina.
Perrie lo abrazó y respiró profundamente.

-Dios, Zayn –jadeó.
-Aún quedan muchas horas antes de amanecer –susurró él, apartándole un mechón de pelo de la frente y besándosela.

Definitivamente... le iba a dar una oportunidad a su vecino.

Jugando con fuego (Zerrie) [Adap.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora