Capítulo 10

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Viernes.

Último día de la semana laborable, por fin llegaba el deseado fin de semana. Normalmente a Zayn no le importaba en absoluto ir a trabajar, le gustaba su trabajo, disfrutaba de él. Le gustaba el ambiente de la oficina, y las charlas con los amigos sobre las tías, las conquistas, todo eso era genial... hasta ahora.

Desde el lunes, se descubrió deseando volver a casa para ver a su maldita y sensual vecina. Y desde la noche anterior, la quería ver más que nunca.

Frustrado miró el reloj ¿Por qué pasaba tan lento el tiempo?

Volvería a por ella, le demostraría que no había tenido nada que ver con su amiga, se acostaría con ella, y después todo volvería a la normalidad.

No, primero iba a disfrutar un poco de ella; la iba a llevar a cenar.

-Si... -susurró.

Le demostraría que no era lo que ella pensaba. Se imaginaba la cara de sorpresa de Perrie cuando se presentara en su puerta y la invitara a salir. Pero la realidad lo golpeó, quizás se resistiera... su vecina era una mujer difícil; pero él la convencería. Si... saldrían juntos esa noche.

Utilizaría toda su persuasión, le llevaría flores... sería amable... si, aquello era pan comido.

***

Bolsas. Bolsas y más bolsas.

¡Como le gustaba ir de compras! Sobre todo para quitarse el estrés. Mirar ropa, zapatos, bolsos, libros, y demás cosas la había ayudado para olvidarse un poco de su vecino... tan solo un poco. Necesitaba quitárselo de la cabeza.
Por eso mismo, después de haber pasado una noche muy agitada entre sueños muy movidos. Decidió irse de compras.
Y ahora iba cargada como una mula, con montones de bolsas.

Deseaba llegar a casa y soltarlo todo. Se ducharía y estrenaría uno de los trajes que se había comprado, y las fabulosas sandalias de tacón negras, se iría por ahí un rato.

Aunque pensándolo mejor, quizás hiciera eso al día siguiente. Le apetecía tirarse en el sofá con uno de sus libros, y un enorme vaso de coca-cola.

Las puertas del ascensor se abrieron y ella sujetó con fuerza sus bolsas, salió de él y paró delante de la puerta de su casa, haciendo malabares rebuscó en su bolso y sacó las llaves.

-¿Se puede saber dónde has estado?

Pum... ella dio un brinco, soltó un grito de susto, haciendo que el bolso cayera y su contenido se esparciera.

-¡Joder, Zayn, que susto! –gritó ella.
-Lo siento –se disculpó él- no pretendía... asustarte.
-Bien, pues tu propósito ha sido nulo, ¡me has asustado! Y mira como está todo...

Perrie alzó los brazos colocando las bolsas bien, y se agachó, Zayn también se agachó a ayudarla y comenzó a recoger y echar dentro del bolso.

-Lo siento, Perrie.

Ella suspiró.

-No te preocupes, Zayn. No pasa nada.

Ella se levantó y abrió la puerta de su casa se dirigió al sofá y soltó todas las cosas, de nuevo fue a salir para recoger su bolso, pero se encontró a Zayn en la puerta con su bolso colgado de un dedo.

-Gracias –dijo ella arrebatándoselo.

Volcó todo el contenido del bolso sobre la mesita y comenzó a comprobar si estaba todo.

-No te he quitado nada –dijo Zayn en un tono burlón.
-Ha, muy gracioso, compruebo que todo esté bien. Por cierto ¿Qué haces aquí?
-Que amable por tu parte.
-No pretendía ser amable.
-Si, me he dado cuenta –contestó haciendo una mueca.
-Bueno –Perrie se sentó en el sofá y se quitó los zapatos de tacón colocándolos a un lado- ¿en qué puedo ayudarte?

Zayn sonrió con picardía ¡oh, dios, si dijera todo en lo que la requería...! Cerró la boca conteniendo la sonrisa. Se fijó como Perrie comenzó a moverse por el salón sacando cosas de la cantidad de bolsas que tenía.

La vio sacar libros y colocarlos en un montón sobre la mesa.

-Bueno yo... -Perrie se movió por el salón, colocó los libros en una estantería donde había más libros del mismo estilo, ella dejó uno sobre la mesa y él se fijó en la portada que era muy erótica y se perdió en sus pensamientos

¿Qué estaba diciendo?

-Zayn –lo urgió ella, mientras volvía delante del sofá y sacaba ropa de una bolsa.

¿Dónde estaba? Ah si...

-Bueno, he estado pensando... -Perrie desapareció por el pasillo y entró en una habitación- ¿puedes estarte quieta un momento? Intento invitarte a cenar.

Ella paró en seco.

-Yo... -dijo en un susurro, sosteniendo unas cuantas prendas de encaje.

La boca de Zayn se hizo agua, Dios ¿por qué le había tenido que detener cuando tenía esas cosas en la mano? Se las imaginaba sobre ella... él se encargaría de quitárselas.

-Esperaré que termines de guardar... eso.

Perrie miró sus manos y se sonrojó.

-Ahora vuelvo.

Zayn se sentó en el sofá y fijó de nuevo la vista en aquella portada, no le hacía nada bien mirar aquello, le gustaría que fueran él y Perrie...
Miró hacía su lado y se fijó en las bolsas que aún quedaban.

¿Pero que compraba esa mujer?

-Habrás dejado a la tienda sin nada –le dijo cuando la oyó entrar de nuevo en el salón.
-Muy gracioso. Bueno ¿Qué decías?
-Termina de guardar, si quieres.
-Quedan zapatos, pueden esperar.

Ella quitó las bolsas del sofá y las colocó a un lado. Sin poderlo evitar buscó la caja de las sandalias negras y la sacó. Sacó una de las sandalias y comenzó a observarlas.

La boca de Zayn se secó al imaginarlas con aquellos altísimos zapatos, con aquellos zapatos y el conjunto negro que le había visto de lencería.

«Oh, dios» dijo para sus adentros. Se removió en el asiento, imaginar aquello no era nada bueno, nada bueno para su entrepierna.

-Zayn –lo llamó ella.
-Oh, perdona. Verás... -que difícil era, jamás le había costado nada pedirle salir a alguien, quizás era porque la gente se le acercaba, y estaba el hecho de que no solía invitar a mucha gente a cenar- bueno, he pensado que quizás... podríamos salir a cenar... juntos.
-Yo... no sé qué decir.
-Podrías probar diciendo «si»

Perrie agachó la cabeza, y suspiró.

-No me parece buena idea. Siempre acabamos pelando.
-No tenemos porque acabar así, somos adultos, sabemos comportarnos.
-Ya...
-¿Entonces?
-No sé que ponerme.
-Pues te has comprado muchas cosas.
-Pero es que no me he duchado ni nada.
-Es temprano, puedo esperar.
-No sé, es que...
-¡Deja de ponerme excusas! –se quejó Zayn.- quería ser amable, he pensado que salir a cenar nos ayudaría conocernos, podemos pasar un buen rato juntos, tanto fuera como dentro de la cama, y te lo quería demostrar, pero si me pones excusas no consigo nada.

Zayn se levantó del sofá, y caminó con decisión hasta la puerta.

-Zayn...
-Perrie, son las seis de la tarde. A las ocho y media saldré de mi casa, si quieres venir conmigo, te espero en la puerta, si no estás, estaré en el bar de abajo un rato. Te dejo en las manos la decisión... -abrió la puerta de la calle- espero que vengas –añadió.

Luego la puerta se cerró y volvió a dejarla sola y aturdida.

Jugando con fuego (Zerrie) [Adap.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora