La Vida Me Esta Dando Muchas Vueltas

Capítulo 7 Besos Amargos.

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Después de colocar a Deniel y Jessica en el cuarto de huéspedes y dejar a Louis totalmente dormido en uno de los sofás de la sala de estar, junto a los otros tres chicos, entré a mi habitación con todo el deseo de darme una ducha caliente y ¿por qué no complacer a mi cuerpo?

Quite de mi cuerpo aquel hermoso traje y dejando mi piel totalmente desnuda, entré a la ducha y deje caer el agua caliente sobre mi rostro, mi cuello, mis senos, mi abdomen, mis piernas, en fin, todo mi cuerpo. Después de tomar una buena ducha, decidí salir para tomar la gran siesta que necesitaba. Al salir de la ducha, lo primero que hice fue mirar mi cuerpo mojado y desnudo en el espejo, por desgracia no veía solo eso, veía algunas cicatrices en mis caderas... ¡Dios! ¿cómo no olvidar el peor día de mi vida? No podía recordarlo, ya que con sólo el recuerdo de mi abuso mi corazón comenzaba a acelerar su pulso y mis ojos comenzaban a dejar caer sus lágrimas. Vestí mi cuerpo con una simple braga y una simple camisa ancha color blanca, me tire en el colchón de mi cama y lo único que hice fue gritarle a la almohada, gritar y llorar, maldiciendo el día en que me enamore del peor hombre que existía en la faz de la tierra.

Ni siquiera había oído abrir la puerta de mi habitación, cuando lo escuche...

- _______, ¿te encuentras bien? - y ahí estaba Louis, mirándome con total extrañeza, mientras ya era muy tarde como para ocultar las lágrimas que caían desenfrenadas por mis mejillas.

Yo no dije nada, sólo lo mire a el, allí parado, sólo mirándome.

-No. No estas bien. - se acercó a mi cama y se sentó en ella, para abrazarme fuertemente.

Este no era Louis. ¿no se supone que en ese momento me ofreciera sexo para consolarme? (como siempre lo hacia)

Me recosté de su pecho y me olvide que no llevaba sonten, ni pantalones. Llore, llore y llore, siempre que recordaba aquella escena, no podía evitar sentir lo que sentía, no podía evitar llorar, no podía evitar gritar, tampoco podía dejar ese recuerdo atrás.

Después de haberme calmado un poco...

-Me imagino que quieres estar sola, te dejo para que descanses y nunca olvides que puedes confiar en mi; buenas madrugadas -y en esa última frase, guiñó un ojo y tras eso, camino hacia la puerta de mi habitación.

-¡Louis!

-Hm -giró su rostro por encima de su hombro izquierdo.

-Quédate.

¿QUÉ? ¿por qué carajos esas palabras salieron de mi boca? ¿Porqué dije eso?

-¿Segura? -pregunto arqueando una de sus cejas.

No se porqué sentía la necesidad de que me abrazara y dormir así, hasta despertarnos.

-Por favor -me deje llevar por lo que quería en ese momento y hacer como si nada más existiera, ni siquiera el recuerdo de una violación.

Sólo se acerco lentamente a mi y se acostó a mi lado y yo lo abrace como tanto lo necesitaba, necesitaba de alguna manera sentir protección, sentir amor, sentir seguridad.

LOUIS

¿Sexo? ni siquiera había pensado en eso. Ver a _______ llorar me hizo sentir dolor, quería saber el porque de sus lágrimas, quería saber que era capaz de provocar en alguien tan único, dolor. La quería, eso no lo iba a negar en ningún momento y por eso quería que sintiera apoyo, quería abrazarla, quería que sintiera que no estaba sola, porque yo estaba allí para protegerla. Admito que no se el porque de mis pensamientos y de mi cariño hacia ella; admito que tengo inmensas ganas de follarla como a nadie, de hacerle sentir placer, y de cumplir fantasías con ella, pero en ese momento no me importaba lo que yo quería sino lo que ella sentía, por que yo sentía ese raro sentimiento y esas raras ganas de solo consolarla y hacerle sentir que no estaba sola, sea cual sea, el motivo de sus lágrimas. Verla abrazada fuertemente a mi, como un pequeño niño que va corriendo hacia sus padres cuando tiene una terrible pesadilla. Sólo estábamos allí, acostados en aquel colchón de su cama, abrazados, sentía en mi pecho desnudo, pequeñas gotas frías que salían de sus ojos. Quería saber que era lo que le estuviera ocurriendo como para yo encontrarla, en la madrugada, llorando, y gritándole a la almohada la pregunta: ¿Por qué?