Roma
Habían pasado 5 días desde que había visto a Paulo por última vez, es decir, el día de la cena en casa de mis abuelos.
No sabía nada de él y tenía ganas de matarlo porque se había llevado la valija con toda la ropa de invierno que tenía.
Mi vida era una desgracia constante, no tenía su número, ni mis abuelos ya que según ellos cambiaba cada dos por tres de número y no sabían dónde vivía.
Ellos se conocían porque antes eran vecinos y al ser argentinos congeniaron perfectamente más mi abuelo y él, pero hace 3 meses el se había mudado y pasaba de vez en cuando a visitar a mis abuelos.
Entré en la cocina, vi a mi abuelo tomando mates y comiendo unas masitas, alzó la vista y me sonrió.
—Buen día—saludé y me senté en la mesa para después agarrar una de sus masitas, eran parecidas a las sonrisas.
—¿Querés un mate?—preguntó mientras cebaba y me miraba, asentí y me lo extendió.
—¿Sabes cuándo va a venir Paulo?—cuestioné tomando la infusión, se asomó una sonrisa de su parte haciendo que rodará los ojos—No penses cualquiera.
—No, no sé—se limitó a reponder y agarro nuevamente el mate—¿No tenés el número?
—No—hice una pausa—¿Dónde lo puedo encontrar?
—Andá a la casa o a la cancha de la Juventus, seguramente esté entrenando ya que está por empezar la temporada—comentó terminando de tomar el mate.
—Gracias—asentí, agarré una masita más y me levanté para ir a prepararme.
Me puse la poco ropa abrigada que tenía y me maquillé un poco ya que parecía un mapache de las ojeras y de la cara de muerta que tenía.
—¡En un rato vengo!—comuniqué y no espere respuesta por parte de nadie.
Tomé un colectivo para ir a la parada más cercana de la cancha después tenía que hacer tres casi cuatro cuadras caminando pero eran cortas.
Una vez llegué, los de seguridad me miraron y me pidieron identificación, solamente podían asistir personas que trabajaran en el establecimiento por lo tanto no podía pasar.
Me quedé esperando afuera para hablar con el cordobés una vez que saliera de su entrenamiento, para hacer tiempo me fui a comprar un café y estuve en algunas tiendas.
Cuando volví dió la casualidad de que estaban saliendo los jugadores de la cancha, empecé a buscar al cordobés pero fue en vano porque no lo encontré.
Extrañada me acerqué a uno de los jugadores, este hablaba en brasilero y estaba acompañado de otros dos.
—Hola—saludé y ellos me miraron con el ceño fruncido—¿Paulo no vino?
—¿Que sos la novia?—me preguntó un castaño, tenía el mismo acento que yo pero se notaba que era uruguayo.
—¿El panita?—preguntó uno con rulos con acento colombiano, lo miré sin entender.
—¿Dybala?—preguntó el brasilero y yo me reí un poco por como lo pronunció.
—Sí y no soy la novia—contesté a la pregunta que había hecho el castaño—Es que no tengo el número y me tiene que dar algo. ¿Dónde lo puedo encontrar?
—El pelotudo está en casa—acotó el número once haciéndome reír—¿Qué cagada se mandó?
Volví a reírme,—Es una larga historia, ¿me podés decir dónde vive?
—Te llevo, dale—ofreció él y yo sonreí ampliamente.
—¿Posta?—pregunté y el miró al uruguayo buscando el significado de la palabra, le explicó y Douglas o eso es lo que alcance a ver en su remera asintió con una sonrisa—Muchas gracias.
Encaminamos hasta su auto, de alta gama obviamente, no me esperaba menos de un futbolista. Nos despedimos de los otros dos jugadores y entramos.
En el camino hablamos de manera muy fluida, pero más que nada de Paulo también el trayecto fue acompañado de música brasileña y me encantó.
Llegamos a un barrio privado con casas bastantes variadas, de todos colores y con patios re grandes.
Paramos delante de una que tenía un portón de madera enorme y era de color blanca tirando para un crema.
Le agradecí al brasilero muchas veces por traerme y el me sonrió en forma de respuesta, me había caído muy bien. Era buena onda y divertido y más cuando hablaba argentino con acento brasileño.
Me acerqué hasta el portón y solté un suspiro para relajarme porque sabía que sino lo hacia iba a matar al ojiverde. Cuando lo conseguí, toque el timbre.
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Estoy puto estresada, porque estoy corrigiendo toda la novela de Ecko y me quiero matar, seguramente a la noche actualice en Córdoba 🤔❤️