—¡¿Como que qué pasó amor Paulo?!—chillé haciéndolo reír a carcajadas—¿De qué te reís? ¿Sabes lo cargosos que van a estar mis abuelos ahora?
—Perdón pero sos hermosa cuando te enojas—rió nuevamente y se acercó a mí para posar sus manos en mi cintura—Mejor que se enteren ahora sí después vamos a ser novios de verdad.
Lo miré con una ceja alzada y aparté sus manos de mi cintura lentamente.
—¡No voy a salir con vos!—exclamé con los ojos bien abiertos.
—¿Por qué?—preguntó mirándome con un brillito en los ojos y haciendo un mini puchero.
—Porque sé lo que es salir con un futbolista y no quiero volver a vivirlo—respondí mientras me encogía de hombros.
—Pero no todos somos iguales. Que a vos Pavón te haya puesto los cuernos no quiere decir que yo también lo vaya a hacer.
Tragué grueso al recordar la infidelidad de mi ex novio, sacudí la cabeza un par de veces y me dí la vuelta para irme.
El cordobés me agarró del brazo y me tironeó hacia él para posar nuevamente sus manos en mi cintura.
—No lo quise decir así—hizó una pausa—Sos muy linda Roma y tenés una personalidad hermosa aunque me digas gordo y feo. No sería capaz de cagarte.
Me limité a mirarlo y sentí su mano acariciar mi mejilla con su pulgar mientras sonreía sin mostrar los dientes.
Subí mi vista poco a poco hasta conectarla con sus ojos, segundos después ví como se le achinaban ya que estaba sonriendo.
—Nunca te dije gordo—recordé haciéndolo negar y reír al mismo tiempo—Horrible sí, pero gordo no.
Entrecerró los ojos haciéndome reír y contiargiarlo a él, se acercó un poco más a mí. A tal punto de que nuestras respiraciones chocaban y nuestros labios se rozaban.
—De cerca sos un poquito más lindo—lo miré directamente a los ojos a lo que el se relamió los labios y negó.
—Vos tenés todo lindo—aclaró, sonreí un poco y me tapé la cara cuando sentí la sangre subir por mis mejillas—¿Estás colorada?
—No—negué con las manos aún en la cara, el ojiverde con un poco de fuerza intento sacarmelas y cuando pudo, sonrió.
—Menos mal, solo hay un poco de cara en tu rojo—soltó divertido, lo empuje y en un rápido movimiento me agarró y acortó la poco distancia que había entre nosotros.
—¡Dale Ro! ¡Cuando se quede a dormir están a los besos todo lo que quieran pero ahora no que tengo hambre!—gritó mi abuelo haciendo que me separé del cordobés rápidamente más colorada todavía.
—Perdón—me disculpé ante la actitud que había tenido mi abuelo segundos atrás, sonrió y negó—Es que a veces...
—No pasa nada hermosa—me dió un beso rápido el ojiverde que me tomó por sorpresa—Mi mamá te quiere conocer.
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Cortito pero quería dejarlas con la intriga ❤️
Aviso que Paulo va a ser muy cargoso en la novela