Esperé un par de minutos, cuando ya me cansé de esperar me dí la vuelta para encaminar a casa de mis abuelos.
Escuché la puerta abrirse y me volví a girar dándome como primer campo de visión al cordobés con ropa deportiva, sudado y con los auriculares puestos.
—Decime que no estoy soñando—soltó mientras se sacaba el auricular y se pasaba la toalla para sacar el sudor. Entrécerre los ojos y ví como se asomó una sonrisa en su cara—¿Que haces vos acá?
—Sí, vengo a buscar mi valija—sonrió y se acercó demasiado para mi gusto haciendome oler su transpiración—Alejate porque sos un asco.
Lo empuje y el se volvió a reír, me arrepentí al instante ya que mis manos ahora estaban sudadas y aunque me limpiará con el jean no era suficiente.
—No puedo creerlo en serio ¿viniste hasta mi casa para buscar la valija?—preguntó con los ojos bien abiertos, al parecer se sorprendió de mi visita.
—¿Y vos qué te parece? Tengo toda mi ropa de invierno en esa valija, tuve que ir al shopping porque uno que yo sé no me dio la valija—me quejé mirandolo fijamente, me estaba controlando en no darle una trompada—Damela porque la necesito, me da igual que no me la arregles ni nada.
—¿Como sabías donde vivo?—preguntó cambiando totalmente de tema.
—No me acuerdo cómo se llama, el número once de tu equipo.
—¿Douglas?—preguntó y yo asentí al recordar su nombre—¿Lo conoces?
—¿¡Me podés traer mi valija!?
—Entra porque ni en pedo te atiendo acá—soltó con egocentrismo, tuve que entrar y vi como se dibujaba una sonrisa en su cara, tenía ganas de matarlo.
—¡Dale!—lo apuré.
—Uh cierto...
Empezó a caminar por toda la casa con un ritmo bastante lento, lo hacía a propósito y me hacía enojar más de lo que estaba.
—Paulo dale—volví a insistir y me hizo una seña como que iba a tomar agua, bufé.
—¡Ma!—exclamo, me giré y vi a una mujer de pelo oscuro y poco por debajo de los hombros, tenía lentes y su semblante era simpatizante.
—Hola, ¿Que tal?—me preguntó con una sonrisa y se acercó para darme un beso en el cachete.
—Hola señora.
—¿Sos amiga de Paulo?
—No, es mi novia—acotó el cordobés mientras pasaba su brazo por mis hombros, lo miré asombrada por tales palabras y saqué su brazo.
—Ah que bueno, no sabía que mi hijo tenía novia—sonrió y yo intenté hacer lo mismo pero más que nada me salió una mueca—Sos muy linda. ¿Como te llamas?—me preguntó y no pude evitar fulminar con la mirada a Paulo quién veía la situación con diversión.
—Roma—musité y volví a sentir el brazo aún sudado del ojiverde.
—Mi novia Roma—moduló el cordobés lentamente haciendome querer matarme por decir mi nombre.
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Atrevido Paulito
Perdón por andar sin actualizar y colgar bastante en las novelas pero estoy corrigiendo a mil la novela de Ecko porque quiero dejarla ya en limpio 🤓.