Momentos Agridulces

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Aunque todo parecía normal, Zeldris y Estarossa tenían el presentimiento de que algo malo iba a ocurrir. Todos se encontraban sentados en la mesa a excepción de Gelda, quien fue muy amable al servirle a cada uno un poco de té o café, según sea su gusto. Meliodas sonrió tranquilamente, dándoles desconfianza a sus hermanos.

- Me alegro que tengamos un desayuno en familia. - Comentó Elizabeth, provocándole un sonrojo al trio de chicos. - Con esto de los papeleos por el establecimiento, no había tenido el tiempo para comer tranquilamente.

- Muy cierto, la última vez que nos sentamos a comer sin prisa alguna fue hace dos semanas... Y ahora, estoy comiendo con mis hermanos favoritos. - Comentó Meliodas con cariño. Mientras Estarossa le devolvió el gesto, Zeldris lo miró serio, intentando encontrar alguna pista de su "malvado" plan.

- Aquí está un poco de pay. - Gelda dejó en el centro de la mesa un apetitoso y fragante pay de manzana. Todos pusieron ojo en él, pero Meliodas se levantó y comenzó a cortarlo en trozos.

- Provecho. - Dijo Meliodas después de haberle dado a todos una rebana de pay, curiosamente, solo le entregó a Estarossa y Zeldris una pieza de gran tamaño.

- ¿No crees que te estás pasando? - Dijo Estarossa con algo de burla. Zeldris se mantenía en alerta a lo que Meliodas hacía. - Sé que me veo algo delgado, pero tampoco exageres.

- No. Ahora, tomen un bocado que se ve apetitoso. - Dijo Meliodas con gran ánimo, a parte del hambre que sentía.

- Gelda, se ve maravilloso este pay. De seguro sabrá igual de delicioso que la comida que preparaste. - Dijo Elizabeth cortando un pequeño trozo del postre. Su dulce y sabrosa apariencia provocó más hambre en la chica. Gelda dejó el bocado que iba a comer para responderle a la chica de cabellos plateados.

Estarossa le dio igual la plática y tomó un gran trozo y se lo comió. Meliodas masticó con gusto un pedazo del pay y Zeldris pensó que estaba exagerando, y comió del postre. Gelda sonrió con alegría. - Te equivocas, fue Meliodas quien lo preparó el...

Gelda fue interrumpida por Meliodas, quien escupió lo que acaba de comerse. Y, a su vez, Zeldris se levantó rápidamente asustando a su pareja, quien observó cómo el chico de cabellos negros tomaba su plato con el pay y lo lanzaba justo en la cara del rubio, antes de salir corriendo a la cocina.

Elizabeth observó con preocupación a su novio, quien se miraba molesto consigo mismo, mientras se retiraba la comida de la cabeza. Preocupada, Gelda corrió a auxiliar a Zeldris, quien se encontraba escupiendo el pay en el fregador. - ¡¿Zeldris?!

- Meliodas, ¿por qué no lo dijiste antes? - Dijo Elizabeth un poco molesta de la sorpresa de su amado. Pero al ver su mirada de decepción, calló por unos minutos. - ¿Por qué lo hiciste?

- Quería recordar viejos tiempos... Intenté hacerlo bien, pero fallé cruelmente. Le puse todo mi empeño y amor en ese pay... Rayos, eso sonó muy cursi. - Se burló Meliodas, terminando de quitarse todo lo de encima.

- Meliodas... - Murmuró Elizabeth con cariño mientras lo limpiaba con una servilleta, provocándole cosquillas.

- Supongo que están enojados conmigo, ¿no? - Alzó un poco la voz Meliodas, siendo el comentario para sus hermanos.

- No, ¿cómo crees? - La voz sarcástica provocó una pequeña sonrisa en Meliodas y Elizabeth, no se oía muy molesto para lo que acaba de pasarle. - ¿Cómo está Estarossa?

Meliodas se levantó y se acercó a su hermano, quien seguía sentado sin moverse. - ¿Estarossa? - Lo tocó con su dedo la mejilla derecha de Estarossa, él no reaccionó. - ¡Oye, Zeldris!

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