Dog Park (Tom Hiddleston)

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Julia estaba sentada en aquel parque cercano a su casa, sostenía un vaso de café y una revista de esas que se dedican a vender chismes. Como cada tarde estaba esperando a que llegara Tom Hiddleston con su fiel dálmata "Kaiser". Cerca de las 2 de la tarde ambos hicieron su entrada triunfal.

Kaiser caminaba al lado de su amo, de ratos volteaba y le daba pequeños mordiscos en la mano, pues Tom traía una pelota con la cual se disponía a jugar con él. Una vez ya adentrados en aquel lugar lanzó la pelota, el perro no tardó en encontrarla.

—¡Bien hecho, campeón! Una vez más— dijo y la volvió a lanzar.

Kaiser repitió aquel juego al menos unas 20 veces, luego se dejó caer panza arriba en el pasto, Tom se sentó a su lado mientras Julia los observaba desde la banca que casi por derecho era suya desde hacía más de 3 años.

Pensó en comprarle un helado de limón a Kaiser y quizás ella podría compartir uno de fresa con Tom. O quizá ir a la tienda de mascotas y comprar otra pelota verde, la que tenía su dueño parecía ya muy desgatada de tanto juego, o también podría comprarle algunos premios, algo que le llamara la atención al dálmata.

Julia había visto crecer a ese perro, lo sentía tan familiar que tenía la necesidad de querer cuidarlo, y claramente se había sentido atraída por Tom, la razón de que ella estuviera todos los días en el parque, a la misma hora. Pero ella era demasiado cobarde como para acercarse a él y entablar una plática de más de seis palabras.

Kaiser se levantó de su lugar y siguió a otro perro, y de forma juguetona se lanzó contra él, ambas mascotas juguetearon un buen rato en el pasto mientras sus dueños los observaban de lejos.

El dálmata se levantó de golpe y comenzó a olisquear, era el olor a helado de limón lo que llegaba a su nariz. Siguió el rastro de aquel delicioso aroma hasta que llegó a las bancas de aquel lugar, el rastro se estaba perdiendo pero el perro no se detuvo. Cuando llegó a la ubicación de aquel delicioso postre se sentó a esperar a que aquella chica le diera aunque sea una lamida, pero la chica parecía no notar su presencia por lo que el ansioso perro se lanzó contra el helado, tomando por sorpresa a la chica que dio un grito de susto.

—¡Kaiser!— le gritó Tom, el perro corrió directo a él. –Eso no se hace— le regañó. –Lo siento tanto— le dijo a la chica.

Ella apenas y pudo pronunciar palabra, ¡estaba hablando con Tom Hiddleston! –No es nada— dijo en medio de su balbuceo.

—Déjame compensar lo que hizo este bribón— ofreció el actor.

—Cla... claro— dijo ella, se levantó de su lugar y caminó al lado del actor.

—¿Cómo te llamas?— preguntó él.

—Esme— dijo ella.

—Mucho gusto, Esme. ¿Quieres un helado o prefieres un café?— lo escuchó preguntar Julia, quien permanecía sentada justo en la banca al lado de donde estaba Esme. Una vez más había visto al travieso dálmata y a su popular dueño haciendo aquella rutina que le servía para conquistar chicas. Y una vez más el perro la había ignorado, aun cuando ella se había animado a comprar un helado de limón.

—Quizá mañana tenga suerte— susurró y se puso de pie, era hora de regresar al trabajo. 

Fictober 2018Where stories live. Discover now