Querido Haru:
Te estás quedando en casa de tus padres, hoy tu madre llamó y dijo que estabas teniendo pesadillas. Acudí tan rápido como pude.
Cuando llegué te vi ahí, encogido, sudando y sollozando. Cuando me acerqué a ti, sujetaste mi mano con fuerza. Tuve miedo. Me di cuenta de que debiste haber pasado por un infierno tu solo. Todo lo que pude hacer fue sostenerte fuertemente y decirte que ya todo estaba bien.
Con amor, Makoto.
