Querido Haru:
Visité tu tumba hoy, donde yace el ataúd vacío en el que tu cuerpo debería estar en lugar de en el fondo del océano. Vine a darte noticias. Sé que no estás físicamente aquí, pero aun así necesito hablar contigo. Puse mi mano en la lapida y lloré. Siempre tuve que tocarte, alguna parte de ti al menos, incluso si sólo es esta roca con tu nombre escrito en ella.
Rei y Nagisa se casaron, en la playa, cerca a la orilla, desde donde tú, el padrino de Rei, podrías verlos perfectamente.
Intercambiaron sus votos frente a ti y tus lágrimas de felicidad chocaron contra la orilla. Esa noche, todos nos quedamos en la playa e hicimos un brindis. Por ti. Todos te extrañamos y te amamos con todo nuestro corazón.
Con amor, Makoto.