8.¿Inscritos?

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La joven se quedó callada un momento, e inspiró profundamente, haciendo de tripas corazón:

—Se trata de Nott.

Draco se apartó de ella sin darse cuenta siquiera y su expresión se tornó muy seria.

—Te escucho.

Ginny se dio cuenta al instante del distanciamiento de Draco; y no fue solo algo físico, era casi como si hubiera levantado un muro entre ellos. Aquello la confundió, estuvo a punto de echarse atrás, pero había pasado toda la tarde pensando en ello, y había decidido que necesitaba contárselo, además consideraba que era justo para él saberlo, quería que se enterara por ella.

Entonces inspiró profundamente y le dijo.

—Theodor vino a hablar conmigo esta mañana.

—Ya —murmuró Drsco serio—. Es natural, desde que llegó no habían podido tener una charla a solas, entiendo.

—Es cierto, no habíamos podido charlar —musitó Ginny.

—Y supongo que quería ponerse al corriente acerca de tu vida, saber lo que has hecho todo este tiempo que regresaste de Inglaterra. Sospecho que has conversado con él poniéndole al día y le has hablado de nosotros —aventuró cruzándose de brazos—. ¿Es así, verdad Ginny?

Ella se sonrojó.

—Estee –titubeó— No exactamente.

Los celos estaban empezando a asaltar de nuevo a Draco con tal fuerza que sentía su sangre hervir.

—¿Y de qué hablaron entonces?, ¿del tiempo, de política o ya sé, calentamiento global?

Ginny advirtió nerviosa la nota dura de sarcasmo en su voz.

—No –ella alcanzó a contestar cabizbaja— Me ha dicho que tenía... que tenía dudas sobre su compromiso con Luna.

Draco se quedó mirándola, esforzándose por controlarse, por no exaltarse.

—Y tú le responderías que era normal sus dudas y que se le pasaría, presumo.

Ginny asintió, entrelazando las manos sobre su regazo.

—¿Y eso fue todo? —inquirió él. Quería creer a toda costa que no había habido nada más, pero la vocecilla paranoica en su mente le decía que no era así. Empezó a recoger los restos de la comida— Estupendo! Entonces le mandaremos un bonito regalo, y tal vez tú consigas hablarle de lo nuestro antes de la boda, para que al menos podamos tomarnos de la mano en la ceremonia sin tener que hacerlo por debajo del mantel —casi escupió sus palabras con notable enfado.

—Draco, por favor... —musitó Ginny angustiada—. Sabes que esto no es fácil para mí.

Pero él no la estaba escuchando. El demonio de ojos negros dentro de su cabeza le estaba gritando: «¡Te lo dije!, ¡te lo dije!», y se sentía incapaz de volverse y mirarla a la cara, mientras continuaba guardando las cosas en la cesta, como un autómata.

Ginny no sabía qué hacer, pero había decidido ser sincera con él a pesar de todo, así que tragó saliva, y continuó.

—Me dijo que antes de dar el paso necesitaba saber si nosotros... si él y yo... —aguardó un minuto para ver el rostro de Draco y su reacción— quería saber si podríamos darnos una segunda oportunidad.

Draco se quedó quieto, instaurándose un silencio sepulcral entre ellos, mientras la insistente voz seguía martilleando en el cerebro de Draco «¡Así que era eso! Yo te lo advertí Draco, pero tú no quisiste escucharme. No tienes nada que hacer en medio, ¿es que no lo ves? Ella sigue enamorada de él».

Desafío de Amigos |ADAPTACION|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora