3.Un beso distinto

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Nota: Esta historia que se desarrolla en el presente, describe situaciones del pasado que para evitar confusiones está señalado con **

-Ginny, yo... —murmuró Harry inclinándose hacia ella y mirándola a los ojos. Con el índice, le acarició el brazo, subiendo hacia el hombro, y se acercaba peligrosamente a su rostro... una voz lo interrumpió en seco.

-Hey tu, Potter! Estás ocupando mi lugar! Fuera!

Ginny y Harry alzaron las cabezas de inmediato. Fue solo un instante, pero durante ese breve momento, la joven no reconoció a Draco, del mismo modo que no había reconocido el tono áspero y amenazador en su voz. Sus facciones estaban rígidas, y parecían haberse oscurecido por los celos.

-Ah, Malfoy!... Lo siento, no te había visto-farfulló Harry quitando la mano del hombro de Ginny y levantándose-Simplemente estaba saludando a Ginny y diciéndole lo bien que le sienta ese traje de baño.

Draco dio un paso hacia él amenazante, con el agua chorreándole por todo el cuerpo.

-Pues la próxima vez que se te ocurra decírselo con las manos, tendrás que vértelas conmigo, ¿me has entendido?-masculló.

Ginny se puso de pie como un resorte. ¿A qué venía aquel numerito?

-¡Draco! Eso ha sido una grosería.

Harry se había quedado mirando a Draco con una sonrisa burlona en los labios, pero cuando Ginny intervino en su defensa, se volvió hacia ella y la sonrisa se tornó empalagosa.

-Está bien, Ginny, no pasa nada, lo comprendo-se giró otra vez hacia Draco-Obviamente él siente la necesidad de defender su territorio, se siente amenazado, pero tranquilo, he captado el mensaje.

-Más te vale-masculló Draco mirándolo con frialdad.

-¡Draco!-volvió a reprenderlo Ginny.

-¿Qué?-le espetó él irritado-¿Este tipo se pone a sobarte y me dices que no te importa? Pues a mí sí que me importa.

Ginny estaba poniéndose roja como un tomate y, olvidándose de Potter, agarró a Draco de la mano y lo arrastró hasta una arboleda alejada de la orilla, donde no podrían oírlos ni verlos.

-¿Qué diablos crees que estás haciendo?-le gritó a Draco. Estaba furiosa, y no había pasado tanta vergüenza en toda su vida.

-Todo el mundo cree que somos pareja, ¿no? Bueno, pues no creo que esperen que me quede mirando mientras un pervertido toquetea a mi novia y ella encantada se pasa enseñándole sus lindos dientes-dijo irónico.

Ginny quería estrangularlo.

-Idiota-masculló-Si fueras mi novio de verdad te mataría por comportarte como un Neandertal-Ginny miraba a Draco con ojos llenos de furia y rabia. Él se sintió mal al haberla puesto así.

-Bueno, no te pongas así tampoco-agachó la cabeza arrepentido-lo siento! la verdad es que me hizo saltar. No me gusta que te manoseen así, aunque sea solo tu amigo, ¿entiendes?-Ginny aún no le había soltado la mano, y Draco se la apretó suavemente.

La joven se relajó y al fin sonrió un poco. En ese momento el pecho de Draco volvió a inflarse de alegría.

-Están todos esperando que salgamos, ¿verdad?-inquirió ella, sin atreverse a asomarse fuera de la arboleda.

-Me temo que sí-respondió Draco.

-¿Qué hacemos? ¿Esperamos un poco?-preguntó Ginny.

-Probablemente lo más acertado sería un beso de reconciliación antes de volver a nuestro sitio-ese comentario había sorprendido al mismo jóven.

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