11.Encuentros

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La noche del viernes estaba muy despejada, fácilmente podían verse las brillantes estrellas titilar en el cielo. Astoria Greengass asomada en la ventana pensó que era la noche perfecta para el romance. Sin esperarlo, Draco, el que consideró el gran amor de su vida en el pasado había vuelto, o eso era lo que ella quería pensar. Estaba poniendo todas sus esperanzas en aquella cita que esa misma noche tendría con él.

Llegadas las siete en punto, el auto de Draco aparcó en la acera de su cita. Un poco nervioso, se aventuró a tocar el timbre de la puerta que algún día frecuentó con naturalidad, pero en esos momentos solo lo embargaba una gran incomodidad, como comportarse como una persona agradable cuando se sentía deshecho por dentro? Era la gran pregunta que rondaba en su mente. Sin embargo antes de salir de casa se había prometido a él mismo que no importaba como se sintiera, intentaría por todos los medios hacer pasar agradables momentos a Astoria, se lo debía.

El corazón de Astoria no cabía dentro de su pecho, cuando al fin abrió la puerta al apuesto caballero rubio. Con una auténtica y enorme sonrisa la chica lo recibió, a lo que Draco no pudo hacer otra cosa que contestarle con el mismo gesto.

—Buenas noches señorita Greengrass, ¿lista para su cita de esta noche? Espero no se haya arrepentido todavía. –preguntó Draco con la intención de sonar un poco gracioso, ya que había decidido que sería la estrategia adecuada para que ella no notara el estado real en el que se encontraba. «Sé gracioso Draco, sé agradable» se había repetido en su mente un montón de veces.

—Por supuesto señor Malfoy, emocionada de hecho por salir con usted. –Había contestado la muchacha sin percatarse en el tremendo esfuerzo que realizaba su acompañante y peor aún en la incomodidad de este al escuchar las grandes expectativas que ella tenía con respecto a la cita.

—Bueno, en ese caso espero estar a la altura— respondió Draco, dejando correr el penoso momento.

Después de abrir la puerta del copiloto para que Astoria subiera al auto, Draco se encaminó a su sitio para conducir hasta el más acogedor restaurante del pequeño pueblo "Le Gourmet".

Si pensó que sería difícil, a medida que el tiempo pasaba notó que no era tan malo en realidad. Astoria  era una excelente conversadora, intentó llevarle el ritmo en los temas que tocaban, sin embargo a veces no lo lograba por completo, teniéndole ella que repetir sus preguntas o llamarlo por su nombre para atraer nuevamente su atención.

Al llegar, la anfitriona los acomodó en una mesa hacia una de las ventanas laterales del restaurante. Al verlos evidentemente en lo que era una cita, de forma inmediata asumió que aquella pareja necesitaría un ambiente romántico, por lo que les ofreció aquella mesa.

La noche estaba fluyendo con tranquilidad, gracias a que Astoria volvía muy cálido el ambiente y Draco solo pudo sentirse en compañía de una gran amiga.

—No, no puede ser, dime que estas bromeando Draco! Es que simplemente no lo puedo creer –estallaba en risas la hermosa chica.

—Lo juro Astoria, sigo siendo el hombre más despistado de este planeta. Sólo me vestí como todas las mañanas y ahí estaba yo, en las oficinas de la constructora, molesto porque todos los arquitectos, obreros y empleados no se habían presentado a trabajar —la muchacha seguía riendo sin parar— Es más, recuerdo haber llamado a Ronald totalmente enfadado para reprocharle su irresponsabilidad. El pobre de mi amigo escuchó más de media hora de perorata acerca de la importancia de trabajar arduamente, de lo trascendental y valioso del proyecto que traíamos entre manos, sin permitirle hablar. Hasta que no aguantó más y me gritó con todas sus letras que ese día era Domingo.

La divertida risa de Astoria resonaba sutilmente en aquel lugar, apenas pudiendo controlarse un poco para confesar —Vamos explícamelo otra vez, que te juro que no entiendo como al ingeniero del año de Forks le pueden pasar cosas como esas! Explícamelo por favor —rompiendo nuevamente en risas y sacando una carcajada de Draco también.

Desafío de Amigos |ADAPTACION|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora