08| Padlocks Bridge

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Durante la noche después de su primer día libre en la capital, Jennie no había conseguido sentirse a gusto en la soledad de su cuarto. No es que no estuviera acostumbrada a dormir sola, al contrario, en el dormitorio de Blackpink tenía su propio cuarto y le encanta que fuera de esa manera. Adoraba tener su espacio propio donde nadie pudiera interferir e imponer sus gustos, pero esa noche en particular sintió que algo no estaba del todo bien.

No era su primera vez lejos de sus miembros, pero (por alguna razón que le costaba entender), Jennie extrañaba en demasía al trío de chicas alocadas que conformaban al único grupo femenino vigente bajo el nombre de la YG entertaiment. Echaba de menos a las divertidas muchachas que solían jugar y corretear por los pasillos hasta altas horas de la noche, quitándole rápidamente el sueño con sus contagiosas risas y bromas sin sentido.

Fue raro para Jennie irse a dormir sin desearles las buenas noches o sin recibir un beso en la cara por parte de Kuma, también lo fue el no despertar al día siguiente con su lindo cachorro de pelaje marrón acurrucado entre sus brazos. Quizás su primera noche en Italia no sintió su ausencia porque estuvo más preocupada de planear sus dos días de libertad en la ciudad. Sin embargo, en la mañana de su segundo día, cuando abrió sus ojos y los cálidos rayos del sol se colaron por las cortinas de su habitación, Jennie sintió ese inmenso vacío desplazarse por cada centímetro de su pequeño cuerpo.

Le hacía falta esa enorme alegría de cada mañana, esas ruidosas miembros que se le tiraban encima cuando ella se negaba a levantarse, a Kuma exigiendo su paseo de cada mañana y escuchar a Lisa con su fingida voz de bebé pidiendo que le hiciera el desayuno. Sintió esa soledad. Una fría sensación que se había instalado entre las blancas paredes de su cuarto, que le calaba los huesos, erizándole la piel en contacto con el aire mañanero de su habitación. Como cuando tocas el frio suelo con los pies descalzos en medio de la noche y en cosa de segundos el hielo sube desde la punta de tus pies hasta la cima de tu cabeza. Así se sintió Jennie esa mañana, como si una luz brillante se hubiera extinguido en su interior.

Fue por eso que agradeció al cielo cuando un apenas levantado e inesperadamente apuesto Kim Taehyung apareció por la puerta de su alcoba a eso de las 11:00am, solo para preguntarle que gustaba desayunar.

-buenos días- saludó el castaño, asomando con cuidado su cabeza por la blanca puerta que segundos atrás había tocado, rogando al universo que la muchacha estuviera despierta.

-buenos días- le regreso Jennie sentándose en su cama con las piernas cruzadas (como harían los indios en las caricaturas que veía de vez en cuando), cubriendo su cuerpo con las mantas y tirando su cabello a un lado, restregándose los ojos como una obvia señal de cansancio antes de sonreírle cariñosamente al apuesto muchacho que tenía frente a ella.

Cada movimiento que Jennie realizó bajo su inconsciencia fueron razones válidas para que los sentidos de Taehyung se desconectaran momentáneamente de su cerebro. Olvidando en el proceso lo que quería decirle, perdiendo las palabras en su boca y limitándose a observar la perfecta escena que tenia ante sus mortales ojos.

Jennie tenía la piel brillante y podía jurar que si la tocaba debía ser increíblemente suave, el cabello sedoso le caía por el lado izquierdo de su rostro, que sin una gota de maquillaje se veía igual de perfecto. Tenia los hombros al descubierto y pudo notar que la parte superior de su pijama consistía en unos simples tirantes de un color rosa pálido, sin embargo (y para su desgracia) no pudo ver más allá de su estómago, encontrando el resto de su curvilíneo cuerpo bajo las gruesas mantas de tonos claros. Pero su imaginación (poco conforme) le hizo creer que debía estar usando unos shorts, probablemente del mismo color que el resto de su pijama, ya que las noches en Milán eran sumamente calurosas.

GUCCI COUPLE | Taennie©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora