Era inicio de semana y yo abrí los ojos a las 3:40 de la madrugada. Un ruido constante golpeaba la entrada.
Toc, toc, toc.
Tres veces seguidas y paraba. Esperaba un tiempo de dos minutos y volvía a hacerlo. Fruncí las cejas. ¿Quién estaría llamando a la puerta a las tres y tanto de la mañana? Las luces del pasillo ni estarían encendidas todavía.
Toc, toc, toc, de nuevo.
Me senté en la cama y aclaré la vista. Los golpes continuaban. Uno, dos, tres. Volví a revisar la hora en el reloj que no había cambiado: 3:40 am. Las ventanas estaban cerradas pero comenzaba a hacer frío. Y los golpes no paraban. Quise ir a ver, preguntar quién era y por qué golpeaba en mi piso a las tres de la mañana. Mas no lo hice. Volví a acostarme y me cubrí con las sábanas hasta la nariz. De pronto, el sueño volvió a mí y caí rendido. Los golpes no terminaron.
Toc, toc, toc.
Cada vez hacía más frío. Esa noche tuve una pesadilla. Un sobre blanco debajo de la puerta principal. Jeon Jeongguk, decía.
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Toc, toc, toc. »jinkook
Misterio / Suspenso« En el piso 300 en un apartamento en Yogsan-gu, Jeon Jeongguk, un profesor de Filosofía Moderna comienza a recibir, tras varios golpes en la puerta de entrada, unos misteriosos sobres blancos con su nombre inscrito en él. Podrían haber sido de algu...