No me olvides... | Destiel

XV

Fue sorprendente la facilidad con que lograron caer en su vieja rutina, lo único que era diferente era que cuando Castiel se iba a trabajar, Dean se quedaba en casa. Habían decidido que no volvería a su trabajo en el taller con Bobby hasta el próximo mes, dándole a Dean algo de tiempo para acostumbrarse a estar en casa antes de volver al trabajo.

A Dean le estaba yendo bastante bien, en general, pero Castiel se daba cuenta de que Dean no estaba del todo bien. Eran pequeñas cosas, como que Dean dudaba demasiado tiempo en tomar una decisión, cosa que no habría ocurrido en el pasado o que se detenía abruptamente en medio de una tarea, sacudiendo la cabeza y comenzando de nuevo desde el principio. Dolía. Y aunque su esposo siempre había sido un perfeccionista, el comportamiento era preocupante. Castiel solo esperaba que cuanto más relajado estuviera Dean y más cómodo se sintiera en su hogar, mejor se pondría.

Castiel no pudo evitar desear que el golpe que recibió Dean, la primera vez que se vieron después de tanto tiempo, hubiera logrado borrar los tres años que Dean había pasado con Azazel o el daño que el hombre le había hecho a su esposo.

Dean había hablado un poco al respecto, solo algunos detalles aquí y allá, pero incluso la poca información que Castiel había escuchado lo hizo querer buscar a Azazel y retorcerle el cuello, acuerdo o no. Pero sabía, en el fondo, que Dean no quería eso, ya que tenía miedo de lo que todos pensarían de él si se enteraban de lo que había vivido en estos tres años. Aunque eso no aliviaba toda la rabia que sentía por no haber podido evitar todo el daño que sufrió su amado.

Pasó mucho tiempo en el gimnasio esas primeras semanas.

La reacción de sus familiares y amigos fue variada, sus amigos más cercanos, por supuesto, habían aceptado a Dean con los brazos abiertos a pesar de que ninguno de ellos sabía por lo que Dean había pasado o lo que lo había mantenido alejado. Aunque Castiel sospechaba que Charlie y Jo sabían más de lo que dejaban ver, quizás Sam había dejado pasar algo. Castiel obviamente le había contado a Sam la historia completa, después de todo era el hermano de Dean y uno de los pocos que nunca había dejado de buscarlo. El hombre había merecido saber la verdad. Castiel estaba seguro de que Dean habría estado de acuerdo, incluso si no hubiera podido decírselo a Sam él mismo. Castiel no sabía si sus amigos sabían o no, y como Dean no parecía haber notado nada, estaba feliz de que las cosas funcionaran.

Algunos de sus otros amigos, sin embargo, evitaron a Dean como si fuera la peste. Cada vez que entraban en una habitación, Tessa y Cole se iban, Dean nunca dejaba de estremecerse cada vez que eso sucedía, a pesar de que trató de ocultarlo. Castiel comprendió que estaban confundidos y que creían que Dean los había abandonado por otra vida pero, aun así, habían sido amigos de Dean durante años. Castiel estaba enojado con ellos por excluir a Dean, justo cuando más los necesitaba.

Lisa era la peor, ella había estado enamorada de Dean desde que llegó a la ciudad y había estado muy molesta cuando Dean eligió a Castiel por encima de ella. Justo después de que Dean había regresado, Lisa se acercó hacia él, con un ceño fruncido en su rostro -No pensé que te veríamos de vuelta aquí. ¿La nueva vida no fue todo lo que pensabas?- Dean ni siquiera había sido capaz de tartamudear una respuesta antes de que ella tirara su largo cabello negro sobre su hombro y saliera corriendo, seguida rápidamente por Tessa y Cole, quienes lanzaron miradas igualmente desdeñosas hacia Dean.

Sam y Jess los habían vetado de su casa permanentemente esa noche, a pesar de que Dean les dijo que "estaba bien", que él entendía y que no era culpa de ellos. ¡Maldita sea lo era! Castiel estaba bastante seguro de que Sam había estado pensando lo mismo, debido a la mirada amarga que el hombre había lanzado en dirección a su hermano en ese momento. Incluso si Dean se hubiera ido voluntariamente, todos deberían haber sabido que él no lo habría hecho para lastimarlos.