(11) tristeza

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Ya bañado y vestido con una franela a cuadros negros y azules, un jean negro y unas zapatillas a juego con el pantalón, salió de su habitación y se dirigió a la cocina. No pensaba pedirle permiso a su madre para salir, suponía que iba a dejarlo ir por el simple hecho que hace mucho tiempo que no salía y que seguramente su madre iba a ponerse muy feliz de ver a su hijo salir a "disfrutar la vida".

Se había discutido a si mismo desde que Courtney lo había invitado a la fiesta que si debería ir o no. Optó porque podría pasar por ahí, ver si ella se acercaría a hablarle y después volverse a su casa. No creyó que eso tardaría más de una hora.

-Hijo, ¿A dónde vas?

-Oh, a una fiesta – Fue lo único que dijo, agarro sus llaves y dejó el departamento sin dejar que su madre pudiese articular palabra. Bajo el único piso por las escaleras y se despidió del portero, el cual lo miró como si fuese un fantasma, sin poder creer que Michael había dejado la cueva un sábado por la noche.

¡!

Llegó a la casa de Courtney Blair en menos de media hora, y al parecer no había fiesta alguna. Las luces estaban encendidas y podía escucharse la música fuerte, pero no pareciese como si adentro de la casa hubiese alguien. Revisó bien la dirección en su teléfono del evento de Facebook al cual habían invitado, y estaba en el lugar correcto. Tocó el timbre.

-¡Ya voy! – Se escuchó la voz de Courtney del otro lado de la pared y Michael respiro aliviado. Después de unos pocos segundos, la puerta se abrió – Oh, Michael – Parecía confundida al verlo.

-Hola – Ambos se quedaron en silencio, ella esperando a que él hablase, el sin tener algo para decir – ¿Es hoy la fiesta?

-Ah sí, si es hoy.

-No veo que haya alguien por acá...

-Si, por eso... Puede ser que llegues un poco temprano – Él la miró sin poder entender bien que es lo que quería decir, el evento decía claramente que a las diez y media había que estar en su casa. Eran las once menos cuarto – Dejame que te lo explique. Generalmente cuando una persona hace bueno, una fiesta y dice que vengan a tal hora, la gente suele venir una hora después de lo anunciado. Por eso siempre pones una hora antes, para que toda la gente venga a la hora que queres que vengan todos.

-Ah, bueno, no sabía eso – Se rascó la nuca mientras trataba de evitar su mirada y el completo desastre que acababa de hacer – Si queres me puedo ir, y vuelvo más tarde.

-No, ¿qué? Ya estas acá, no te voy a decir que te vayas – Abrió un poco más la puerta – Pasa, pasa. Mis amigas dijeron que ellas si iban a estar acá a las diez y media, o antes, pero ninguna vino. Seguramente vengan con todos los demás. Ay, las odio – Empezó a caminar para adentro de su casa, Michael entró al hogar y cerró la puerta detrás de él.

Le pareció una casa bastante linda, pero a la vez lujosa. Aunque por ahí lo único fuera de lo común que tenía era el gran candelabro colgando arriba de él en el hall de entrada. No se concentró mucho en otras cosas, porque estaba perdiendo de vista a Courtney y no quería quedarse solo en una casa desconocida.

-No tengo idea si debería poner cosas para comer, porque generalmente siempre hacen un desastre con la comida, ¿y después quien lo tiene que limpiar? ¡Yo! ¿Qué pensas que debería hacer? – Lo observó mirando al techo de su cocina, perdido - ¿Michael?

-¿Ah, qué? – Se quedó mirándola tratando de recordar que era lo que había dicho – Ah, sí, por mí deberías poner algo para comer. La gente que se queda sola en las fiestas siempre come un poco.

-Es verdad, tenes razón. Igual no creo que alguien se quede solo, vienen toda gente que se conoce entre sí – Agarró una botella de vodka, dos vasos y de la heladera sacó un jugo de naranja. Preparó los tragos en los respectivos vasos y volvió todo a su lugar. Le tendió uno de los vasos – Toma.

Michael agarro indeciso el vaso y tomo un gran sorbo sin darse cuenta de lo que estaba haciendo. Le quemo la garganta al instante y sus ojos se pusieron llorosos. La miro y agradeció que ella no lo estuviese mirando. Igualmente se quedó con el vaso en la mano, tratando de parecer tranquilo y que no se notara que acaba de morir por dentro.

-Es que en serio me gusta hacer fiestas en mi casa, ¿sabes? Pero no me gustaba para nada tener que limpiar todo después, encima la mayoría de la gente dice si, si nosotros te ayudamos, ¡pero todos se van!

-Yo... Yo puedo ayudarte a limpiar después si queres – Bebió un pocomenos que la vez anterior y trago el líquido como pudo.    

feelings; 5sosWhere stories live. Discover now