En teoría, la vida de Terra debería de ser más fácil ahora. Su hermano kanima ya no está, tiene a los mejores amigos del mundo e Isaac está enamorado de ella. Sin embargo, su vida perfecta está a punto de tambalearse.
El pasado ha regresado por ell...
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—Sr. Lahey, me alegro de tenerlo de vuelta —exclamó el entrenador cuando Isaac entró a los vestidores—. Pero no crea que por ser novio de nuestra capitana favorita puede llegar tarde.
—Lo lamento, entrenador —murmuró Isaac, ligeramente avergonzado al sentir las miradas sobre él. Terra puso los ojos en blanco y saltó hacia él, pasando un brazo alrededor de él.
—No se preocupe, entrenador —canturreó Terra—. Lahey, tres vueltas más. Necesitas mantenerte en forma.
Isaac aprovechó la cercanía para susurrarle al oído que tenía otro plan para mantenerse en forma, haciendo que Terra soltara unas risitas. Le costó todo el esfuerzo del mundo a Terra dejar a su novio libre para que pudiera cambiarse.
—Les recuerdo que correr no es opcional para los jugadores de lacrosse —continuó diciendo el entrenador—. No quiero ver que se conviertan en obesos el resto de la temporada.
—Ya oíste al entrenador, Lahey —exclamó Terra, observando en silencio, mordiéndose el labio, a Isaac quitarse la camiseta, revelando su abdomen.
—Oh, una última cosa, chicos —canturreó el entrenador, haciendo una pausa—. Y Terra. Tengo un nuevo ayudante en el equipo. Probablemente ya lo conozcan, estudió aquí hace poco. Brandon Davis.
Terra juró que el mundo se detuvo un instante. O al menos, el suyo lo hizo. Levantó la vista, en cámara lenta, sintiendo como su mundo se desmoronaba. Parpadeó, sin poder creerlo.
Brandon estaba al lado del entrenador, con una sonrisa encantadora y los brazos cruzados. Sonrió, mostrando los dientes. En ese momento, a Terra le dieron ganas de romperle los dientes. Terra se dio cuenta de que la estaba mirando fijamente, ignorando a todos los demás en la habitación.
—Un gusto verlos de nuevo. Si puedo ayudarlos, aquí estoy. Me gustaría colaborar directamente sobre todo contigo, Terra. ¿Eres la capitana, verdad?
Terra se quedó estática un segundo, sin saber qué hacer. No tuvo que actuar. En un instante, Scott ya había dado un paso al frente, bloqueándole a Brandon la vista de Terra.
—Co-capitana —lo corrigió Scott, totalmente serio—. Cualquier cosa que tengas que decirle a ella, me lo puedes decir a mí también.
—Sí, perra —murmuró Stiles por lo bajo.
Brandon no perdió la sonrisa.
—Tranquilos, chicos. Solo vengo a hacer mi trabajo.
Terra no se dio cuenta de que se había puesto de pie y que había comenzado a caminar hacia él hasta que sintió la mano de Isaac entrelazándose con la suya, incapaz de dejarla sola. Terra agradeció el apoyo.
Le tomó toda su fuerza mantenerse impasible cuando estuvo frente a Brandon. La miraba divertido. Terra levantó el rostro, sin dejarse intimidar. Le devolvió la sonrisa.
