En teoría, la vida de Terra debería de ser más fácil ahora. Su hermano kanima ya no está, tiene a los mejores amigos del mundo e Isaac está enamorado de ella. Sin embargo, su vida perfecta está a punto de tambalearse.
El pasado ha regresado por ell...
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Los labios de Isaac recorrían el cuello de Terra, dejando besos húmedos, rozando su piel con sus dientes con tal de dejar una marca, aun sabiendo muy pronto desaparecería.
Terra gimió de anticipación al sentir las frías manos de Isaac en sus piernas, deslizando su ropa interior por ellas. Dejó su cuello solo para comenzar a besarla, comenzando desde sus muslos para lentamente llegar a su entrepierna. Terra alzó sus caderas instintivamente, queriendo golpear a Isaac cuando lo sintió sonreír engreídamente.
—Maldito bastardo —gimió.
Su teléfono celular comenzó a sonar a lo lejos, pero ambos decidieron ignorarlo.
Las esposas alrededor de las muñecas de Terra rozaban su piel casi lastimándola cuando instintivamente forcejeaba por zafarse al sentir la lengua de Isaac cada vez más cerca de ella.
El celular comenzó a sonar a sonar de nuevo.
—Tal vez es importante —comenzó a decir Isaac. Terra lo calló.
—Shh. No lo es. Sigue haciendo tu trabajo.
—Terra...
—Ugh, bien —gruñó, arrancando las esposas de la cabecera de la cama y quitándose la venda de los ojos. Isaac le pasó el teléfono, y los ojos de Terra brillaron con furia al ver que era el número de Scott quien la llamaba—. McCall, más te vale que alguien esté muerto porque interrumpiste un momento muy importante.
—Alguien está desaparecido, Terra. Realmente podría estar muerto.
—¿Y es alguien que conozco?
—Uh, no lo sé...
—Entonces no me importa. Gracias por llamar.
—Terra... Estoy en el estacionamiento del hospital. Ven, por favor —le pidió Scott, suspirando.
Terra miró a Isaac, aun con la cabeza entre sus piernas, con el cabello sudado pegado en la frente y esos ojos mirándola como si quisiera recorrer cada centímetro de ella con su lengua...
—Terra —repitió Scott—. Por favor.
—Me debes un favor, McCall. O un trío, como quieras pagar tu deuda está bien. Llegamos en quince minutos —siseó Terra, colgándole. Isaac parecía divertido—. ¿Tú de qué te ríes? También te detuvo a ti.
—Sí, pero tú sexualmente frustrada significa que después será mejor—canturreó Isaac—. Siempre eres más intensa cuando te dicen que no. Y mala. Es sexy.
—Idiota —suspiró Terra, poniendo los ojos en blanco y comenzando a vestirse.
