Capítulo 1

619 40 8
                                    


Eran las siete de la mañana y como todos los días yo me dirigía a esas estúpidas e improductivas entrevistas de trabajo, una sensual muchacha me aseguraba que me llamaría y finalmente pasaban las semanas y yo continuaba sin empleo. Ya estaba perdiendo la esperanza de algún día conseguir algo bueno y para colmo hace dos semanas la novia de mi vida había terminado conmigo porque me consideraba demasiado poca cosa, ya saben...una holgazana, una vaga, una mujer perdida en la cerveza. Ok! Me encanta la cerveza pero no era para decirme perdedora. Tenía una profesión en informática y me encantaban las computadoras, algo bueno tenía que salir de ahí ¿no?

En un bar de mala muerte se encontraba un chico rubio atendiendo la barra y una muchacha peli negra algo desganada mientras miraba su vaso medio vacío de cerveza.

- Aún sufriendo por Keila? – preguntaba Finn, uno de los mejores amigos de Marceline, nuestra protagonista.

- Keila? Para nada – sonrió fingiendo demencia – esa idiota algún día comprenderá todo lo que se perdió por dejarme por una enfermera de poca monta

- siempre te dije que Keila era una interesada y nada bueno te podía dar – y tras decir esto la peli negra lo quedó mirando – y el sexo no cuenta...no puedes estar con alguien solo porque amas tener sexo con ella

- lo sé, Finn...lo sé – decía tras terminarse su último sorbo de cerveza – debo dejar de preocuparme de esas cosas...pero pasa que siento que las cosas no pueden ir peor...ella termina conmigo, no tengo trabajo y además Simon está enfermo

- pero ya se recuperará...sabes que él es fuerte como un toro – sonreía intentando subir el ánimo a su mejor amiga.

- es que no lo sé, Finn...últimamente Simon no es el mismo – decía con tristeza – además ahora está preocupado por mi y ya lleva casi una semana en cama...necesito trabajo para él pueda dejar de trabajar por fin...

- esperemos que todo salga bien, Marceline. Mira que entre tú recién pateada, Jake divorciado y yo solterón...no hacemos un buen trío – sonrió mientras terminaba de limpiar un vaso y continuaba mirando meticulosamente el mesón para verificar que estuviese totalmente limpio.

- ay, este es definitivamente nuestro peor momento, Finn... - sonrió y se levantó para por fin retirarse.

En la residencia Glum, un ama de llaves comenzaba a gritarle al resto de los sirvientes

- es que nadie hace bien su trabajo aquí – decía con indignación

- ocurre algo Lumpy? – preguntaba la dueña de la casa. Bonnibel Glum, directora de una clínica en la ciudad, al cuidado de su única hija Mora y terminando de arreglar los trámites del que sería su primer divorcio.

- nada, Bonnibel...es que la servidumbre no sabe obedecerme – decía molesta – pero no te preocupes, ya saben quién manda aquí... - sonreía apuntándose a ella misma a lo que la peli rosa la miraba sin comprender – quiero decir...usted...claro que usted es quien manda aquí

- sabes que puedes tutearme Lumpy, nos conocemos de pequeñas, para mi es como si fueses parte de la familia

- lo sé y amo que digas eso – sonreía de manera triunfal – algún deber para el día de hoy? – preguntaba

- no tengo idea...no hoy se supone que viene el jardinero? Se acerca el cumpleaños de Mora y necesito que esté en perfecto estado – decía acomplejada

- hoy mismo estará listo el jardín, y sin problemas claramente – sonreía mientras tomaba una libreta y anotaba – el mismo se siempre?

- sí...el señor...este... - titubeaba pues no recordaba con exactitud quién era el hombre que arreglaba su jardín

Atrévete a mi (Bubbline)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora