La Presa ( Parte 2)

44 3 0
                                    

Por la tarde Choi realizó una agotadora intervención que duró varias horas. El paciente era un niño con quemaduras en la cara y el cuello, al que fue preciso
implantarle pacientemente colgajos de piel.
Al salir del hospital despidió a Roger y regresó solo a Le Vésinet. De camino se detuvo en una floristería, donde pidió que le preparasen un magnífico ramo.
Cuando encontró la puerta de la villa abierta de par en par y, desde el vestíbulo, vio que estaban descorridos los cerrojos de los aposentos de Rella, dejó caer las flores y subió corriendo, angustiado.

El taburete del piano estaba volcado, había un jarrón
hecho añicos, una bata y prendas interiores tiradas por el suelo, y la colcha había desaparecido.
Junto a la cama yacía un par de zapatos de tacón, uno de ellos medio aplastado.

Choi recordó un detalle sorprendente: la verja de la entrada estaba abierta de
par en par, aunque por la mañana Roger la había cerrado.
¿Un repartidor?
Seguramente Line había hecho algún encargo antes de irse de vacaciones...
 Pero ¿y la ausencia de Rella?
Se había escapado...
El repartidor había llegado, había encontrado la casa vacía y, al oír las insistentes súplicas, había descorrido los cerrojos.
Choi no sabía qué hacer, estaba aterrado.
¿Por qué Rella no se había puesto la ropa que ella misma había dejado preparada sobre la cama antes de vestirse?
¿Y dónde estaba la colcha?
La historia del repartidor no tenía pies ni cabeza.
 Sin embargo, eso mismo había estado a punto de suceder un año antes, precisamente durante unas vacaciones de Line. Por suerte, Siwon,había llegado justo a tiempo
para oír a Rella  suplicar desde detrás de la puerta y había tranquilizado al repartidor:
no pasaba nada raro, su mujer estaba en plena depresión y por eso se había visto obligado a poner cerrojos...
En cuanto a Line y Roger, esa presunta «locura» de Rella bastaba para evitar que hicieran preguntas; además, Siwon se mostraba afectuoso con la joven y, desde hacía un año, le permitía salir cada vez más a menudo.

Algunas noches cenaba en la planta baja. La loca se pasaba el día tocando el piano o pintando. Line limpiaba sus habitaciones sin concederle la menor importancia.
Todo parecía de lo más normal.
Rella recibía montones de regalos. Un día, Line había levantado el paño blanco que cubría el caballete y, al ver aquel cuadro que representaba a Siwon vestido de mujer y sentado en la barra de un club nocturno, se había dicho que en efecto algo no funcionaba bien en la cabeza de la señora.
El señor tenía mucho mérito al tolerar esa situación; mejor habría hecho metiéndola en un sanatorio, aunque, claro, eso no le convenía:
¡la esposa del doctor Choi en el manicomio, cuando ya tenía encerrada a su hija!
Siwon se dejó caer en la cama, desesperado. Meneaba la cabeza, con el vestido de Rella entre las manos.
El teléfono sonó. Se precipitó a la planta baja para contestar.
No reconoció la voz.
—¿Choi? Tengo a tu mujer...
—¿Cuánto quiere? Dígamelo, le pagaré... —chilló Siwon, muy alterado.
—No te pongas nervioso, no es eso lo que quiero; no me interesa la pasta. Bueno, ya veremos si también puedes darme...
—Se lo suplico, dígamelo, ¿está viva?
—¡Pues claro!
—No le haga daño...
—No te preocupes, no voy a maltratarla...
—Entonces, ¿qué es lo que quiere?
—Verte. Tenemos que hablar.

GunHee citó a Choi: esa noche, a las diez, en la puerta del drugstore de Opera.
—¿Cómo lo reconoceré?
—No te preocupes por eso; yo te conozco a ti... Ven solo y no hagas tonterías, de lo contrario, ella pagará las consecuencias.

Siwon asintió, pero su interlocutor ya había colgado.
A continuación, Siwon hizo lo mismo que GunHee unas horas antes: agarró una botella de whisky y bebió un largo trago.

Luego bajó al sótano para comprobar que todo seguía en orden. Las puertas estaban cerradas, de modo que por ese lado no había problema.
¿Quién era ese tipo?
Un maleante, sin duda. Sin embargo, no pedía rescate, al
menos de momento. Quería otra cosa, pero ¿qué? Siwon no había mencionado a nadie la existencia de Rella.
Durante los primeros tiempos del encierro de HeeChul, había tomado toda clase de precauciones para que  ningún detalle delatara su presencia. Incluso había despedido a sus dos sirvientes y no había contratado a Line y Roger hasta mucho después, cuando la situación con Rella ya se había «normalizado» en cierto modo.

SiChul -La Tarántula  (Adaptada ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora