La Presa (Parte 4)

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Sientes vértigo y en un
momento dado empiezas a notar un dolor creciente en el bajo vientre, unas punzadas en la
zona del pubis, y Tarántula sigue riendo sin parar.
Tienes las piernas tan abiertas que te duelen. Las rodillas están dobladas y las pantorrillas,
sujetas a unos estribos de acero... Sí, parece una de esas camillas que se utilizan en las
consultas de los ginecólogos... ¡Ahí Ese dolor en la zona genital sube hacia el abdomen;
intentas levantar la cabeza para ver qué pata y Tarántula continúa con su risa.
—Espera, HeeChul... Voy a ayudarte...
Tarántula ha ido a buscar un espejo, te sostiene la nuca, te coloca el espejo entre las
piernas. No ves nada, sólo un montón de compresas sanguinolentas y dos tubos que van a parar a unos frascos...
 —¡Dentro de poco lo verás mejor! —te dice Tarántula, y de nuevo se retuerce de risa.
Sí, ya sabes lo que te ha hecho. Primero las inyecciones, el aumento de los pechos, y ahora
eso.
Cuando el efecto de la anestesia desapareció del todo, cuando recuperaste plenamente la
conciencia, empezaste a gritar, estuviste mucho rato aullando. Te había dejado allí tendido, en
el quirófano, en el sótano, atado a la mesa.
Regresó. Se inclinó sobre ti. Al parecer estaba tan alegre que no podía parar de reír.
Te había traído una tarta, una tarta pequeña con una vela. Una sola vela.
—Querido HeeChul, vamos a celebrar el primer aniversario de alguien a quien acabarás
conociendo bien: Rella.
Señaló tu pubis.
—Ahí ya no hay nada. Verás, voy a explicártelo: ya no eres HeeChul; te has convertido en Rella.

Cortó la tarta, tomó un trozo y te lo aplastó en la cara. Tú ya no tenías fuerza ni para
gritar. El, sonriendo, se comió el otro trozo. Descorchó una botella de champán, llenó dos
copas. Se bebió la suya y derramó la otra sobre tu cabeza.
—Vamos, Rella, ¿eso es todo lo que vas a decirme?
Le preguntaste qué te había hecho. Era muy sencillo. Empujó la mesa hacia el otro extremo
del sótano, el lado donde habías vivido hasta entonces.
—Querida amiga, no he podido sacar fotos de la intervención que acabo de practicarte...
Sin embargo, dado que este tipo de cirugía es bastante corriente, voy a explicártela con ayuda
de esta película.
Puso en marcha un proyector... En la pantalla colocada contra la pared apareció un
quirófano. Una voz que no era la de Tarántula iba comentando los sucesivos pasos.
«Tras haber administrado un tratamiento hormonal durante dos años procederemos a
practicar una vaginoplastia al señor X, con quien hemos mantenido numerosas entrevistas
previas.
»Después de la anestesia, empezaremos cortando un colgajo de glande de 1,2 centímetros, luego desprenderemos la totalidad de la piel del pene hasta su base. Diseccionaremos el pedículo, también hasta el nacimiento... Repetiremos la maniobra con el pedículo vasculonervioso dorsal del pene. El propósito es retirar la membrana anterior de los cuerpos cavernosos hasta la base del pene...»No podías apartar los ojos de aquel espectáculo, de
aquellos hombres de manos enguantadas que manejaban el bisturí y las pinzas, seccionando la carne, tal como Tarántula había hecho contigo.
«La siguiente fase consiste en practicar una incisión escroto-perineal cuyo extremo
posterior debe quedar a 3 centímetros del ano. A continuación hay que llevar a cabo la exteriorización del pene a través de esta incisión y continuar con la resección de la piel y del
colgajo de glande.
 »De este modo se llega a la individualización de la uretra y a la separación de los cuerpos
cavernosos en la línea media.»
Tarántula reía, reía... De vez en cuando se levantaba para
enfocar la imagen, volvía a tu lado y te daba unas palmaditas en la mejilla.
«La tercera fase consiste en la creación de una neovagina entre el plano uretral por delante
y el recto por detrás, con un dedo intrarrectal para evitar el desprendimiento.

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SiChul -La Tarántula  (Adaptada ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora