PRELIMINAR

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La playa de Tanzania es una de mis favoritas.

—¿Deberíamos salir ya? —Mi hermana Andromeda, al igual que yo, analiza cautelosamente las personas que yacen sobre la arena y flotando cerca de la orilla.

Podemos ver a los humanos, pero ellos no pueden vernos ya que estamos a una distancia considerable. Nuestros sentidos son mucho más agudos que los de ellos.

—Hay que alejarnos otro poco —Dice mi hermana.

—No inventes —Gruñe Alexis— Ni siquiera podrán vernos.

—Sabes que eso no dura.

—Sabes que dura lo suficiente —Replica mi otra hermana sabionda.

—No es seguro — Es mi respuesta.

Camuflaje (*). Es una habilidad de la mayoría de sirenas y tritones. Cuando no estamos tan profundo podemos hacernos invisibles por poco tiempo. Justo ahora no nos hace falta por la distancia que guardamos, sin embargo es muy útil para momentos como este en lo que nos vemos obligadas a salir para analizar detalladamente el instante preciso para salir. No obstante, no podemos mantenerlo por mucho tiempo, no es algo seguro ni recomendable, además de que nos debilita por un rato pues requiere de mucha energía.

—Movámonos un poco —Dice Andromeda—. A una zona no tan concurrida.

—Es más divertido cuando vengo sola. Ustedes apestan —Se queja Lexa antes de sumergirse. Romy y yo la seguimos sin replicar.

En la familia Eíkosi-penté – ζθ'' (*) somos diez hijas. Generalmente las familias de seres acuáticos son de seis hijos, varios de tres. Nueve ya es sorpresivo. Pero todos consideran diez como algo extraordinario. Yo soy la menor, la única que heredó el cabello castaño de papá. Y la mayoría bajo el mar afirma que mi nacimiento fue la causa de muerte de mamá y por ello no heredé su rojo cabello que sí tienen todas mis hermanas.

Entre todas nosotras, Andromeda, Alexis y yo somos las que más seguido subimos. Las demás lo hacen por física obligación. Aquellos cambiantes (*) como nosotros (que somos pocos) debemos usar nuestras piernas humanas o si no éstas se atrofian y nuestra cola lentamente comienza a hacerlo también. La mayoría de mis hermanas suben lo necesario: dos veces al mes por unas pocas horas. Anabell y Amanda jamás tardan más de dos horas, ejercitan mucho sus piernas bajo el agua apoyándose en cuevas, es por ellos que lucen como de catorce cuando en verdad tiene diecinueve. Mientras más tiempo pasamos en el agua, más jóvenes lucimos.

En menos de quince segundos nos encontramos lo bastante alejadas, en una zona donde no hay tantas personas, pero tampoco tan pocas como para se fijen rápidamente en nosotras. Estando bajo el agua transformamos las colas en piernas, de la bolsa que llevamos atada a la cintura sacamos el traje de baño y nos lo ponemos. Al principio fue complicado vestirnos cuando estábamos sumergidas, tras años de práctica ya lo hacemos con gran destreza.

Debemos esperar un momento, estamos atentas y al escuchar risas sabemos que es nuestra oportunidad. Con mucho cuidado salimos, aprovechamos al grupo de surfistas para camuflarnos y nadar hasta la arena.

No importa cuántas veces lo haga, la sensación de la arena entre mis pies siempre se siente nueva y tan emocionante como la primera vez cuando apenas tenía catorce. El océano lo sabe pues cuando estamos sobre ella las olas jamás tocan nuestros pies sin importar cuán cerca estemos de la orilla.

La completa alegría no dura mucho porque en menos de dos segundos ya siento las intensas miradas sobre mí. Sobre nosotras. El suspiro escapa de mí, ni siquiera es algo que debería pasar, ya tendríamos que estar acostumbradas a esto. Pero nunca lo estamos y creo que nunca lo estaremos.

Muchas mujeres desean la atención del género opuesto y la envidia del suyo. Si ellas pasaran por lo que nosotras, estoy segura que ya no lo desearían más. Es completamente incómodo y atemorizante ser observada todo el tiempo, es intimidante, se pierde la privacidad. Para mí no sería tan insoportable si en verdad se preocuparan por mí. Pero no es así y Aqua se encarga de recordarnos que nunca lo será. Toda esa atención no es interés genuino, no les importa cómo nos sentimos o qué nos gusta, todo es por el encanto que naturalmente producimos y que en su mayoría no es imposible controlar.

—Si todos fuera ciegos...

Y aunque sea un pensamiento terrible, y en verdad nuestra especie jamás ha disfrutado de herir a los humanos, ahora que me siento tan expuesta y vulnerable bajo todas estas miradas, esa frase no me desagrada del todo. 

Y así comienza esto

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Y así comienza esto...

No tiene ni 1000 palabras y ya me siento desfallecer 7w7

Estoy muy emocionada por este proyecto, espero compartan mi emoción

Este semi-capítulo va para una chica muuuuy fantabulotastica a la que espero esto le agrade y a quién admiro mucho muchote. Besos pa' tú, cielo :*

Los cambiantes son aquellos que sin importar el medio en el que se encuentren deciden a voluntad propia si tienen sus piernas humanas o su cola. Eso quiere decir que aunque estén en el agua pueden tener sus piernas. Esta y las otras palabras con el (*) pueden hallarlas en el Glosario ;)

Y besos para ustedes. Pescaditos jijiji

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