PRÓLOGO (parte 2)

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Hoy papá convocó una reunión familiar

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Hoy papá convocó una reunión familiar. 

Eso no es nada bueno.

Han pasado cuatro días desde aquel accidente, por fortuna el Concejo no lo sabe y nadie lo ha descubierto tampoco. No obstante, papá, al igual que mis hermanas, tuvo la misma visión. Es algo que a veces ocurre entre familias cuando algún integrante está en peligro o en una situación de mucho estrés. 

—¿Cómo has sanado? ¿Te duele?

El día del incidente la cola de Alexis se expuso porque llevaba mucho tiempo fuera del agua, más tiempo en tierra que en agua. Cuando eso ocurre nuestra naturaleza retorna a nuestra forma original y debemos sumergirnos rápidamente. No estábamos seguras de qué pasaba porque nunca le había ocurrido a ninguna ni sabíamos de alguien al que le hubiera sucedido.

Ese día las branquias de Lexa brotaron y de ellas escurría sangre, al igual que de su nariz y sus oídos por el potente canto del llamado del mar. Además el fuerte sol de aquel día le provocó quemaduras.

—No son los síntomas físicos lo que me inquieta justo ahora —Alexis habla en apenas un susurro. Sus ojos igual de tristes a cuando regreso.

Mi hermana no es la misma de siempre.

Todas lo notamos y es por ello que el tonto comentario de Arianna me molesta más de lo usual. Quiero amordazarla con una alga. 

—No entiendo por qué estamos aquí —El mal humor de Arianna sólo empeora la situación. Su ceño están tan fruncido que lo moto desde donde estoy. Y también noto a Lexa encorbarse por el comentario—. No es justo que todas paguemos por sus estupideces.

—Cierra la boca —Adelaide, sentada junto a Amanda y Anabell sobre una roca, gruñe mirando mal a Arianna.

—Tú no me dices que hacer. Digo lo que me dé la gana.

—No —Una voz masculina retumba en la cueva.

Las diez giramos la cabeza. Papá se encuentra flotando en el umbral de la que es nuestra sala en la cueva. Se acerca nadando y puedo verlo mejor. Su ceño está tenso y su cola es roja con manchas lila. Está molesto y preocupado.

»Siempre se los digo. Sólo se tienen a ustedes y a mí. Deben respetarse y confiar las unas en las otras. 

Arianna sólo mira hacia su coleta.

—Pueden contar conmigo. No por eso quiero recibir las consecuencias por algo que no hice.

—Basta, Arianna.

—¡Papá, no es justo! —Ella explota— ¡Nosotras nunca hacemos nada pero siempre terminamos afectadas por lo que ellas hacen!

—¡¡Dije que basta!! —El grito de papá nos hace brincare a todas. 

Jamás he comprendido por qué Arianna es de esta forma con nosotras. Esta es la primera vez que algo como esto ocurre y todas nos sentimos terrible, sin embargo, ella cree que estamos bien con lo que paso, casi parece que piensa que lo disfrutamos. A veces parece que no quiere formar parte de esta familia. 

SIRENASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora