La familia Quaqmire se ve obligada a salir de las profundidades del océano cuando al padre, quién es el director del Concejo Supremo de Seres Acuáticos, le es encargada una tarea que requiere de constante y minuciosa atención sobre los humanos.
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La casa que nos consiguió el Concejo para nosotros es, según Alexis, la ola. Quizá ayudó que el director sea nuestro padre y todos quieran tenerlo contento. Creo que papá espera que el lugar grande y refinado nos haga sentir mejor, con algunas funciona, por ejemplo Anastasia y Alexis, pero a Amanda sólo la aterra más.
La casa está en la playa para que no estemos alejados del océano y está localizada en una zona que se supone es exclusiva o algo así lo llamó papá, el punto es que no cualquiera debería acceder por aquí y que las casas están a una distancia considerable unas de otras. Aun así para evitar incidentes papá nos prohibió tener nuestras colas a no ser que estemos en profundidad, hecho que al principio Alexa se tomó personal.
No obstante, a pesar de la supuesta privacidad de esta enorme casa, necesitamos un lugar donde estar sumergidas y tener nuestras colas sin tanto preámbulo, razón por la cual dentro de casa hay una piscina con agua de océano cerrada y techada, lugar que viene siendo el dormitorio de todos nosotros. Este sitio tiene seis recamaras, de acuerdo a la investigación de Aqua son sitios donde duermen los humanos, y papá dijo que podíamos repartirlas, sin embargo a ninguna nos gustó la idea, estamos acostumbradas a dormir cerca la una de la otra y, por obvias razones, a hacerlo en el océano. La piscina es perfecta como nuestro dormitorio.
Al principio papá no estuvo de acuerdo puesto que defiende que debemos adoptar las costumbres humanas que más nos sean posibles para no levantar sospechas y adaptarnos rápido, no obstante, logramos convencerlo con unos pocos pucheros y diciéndole que era mejor así para estar sumergidas de noche y estar mejor en las mañanas, cuando debemos estar alejadas de nuestro elemento. Pese a ello los cuartos fueron repartidos, papá dijo que serían un espacio en caso de que alguna necesitara privacidad o un descanso de todo.
Eso de las habitaciones fue un revuelo completo, casi no logramos organizarnos, todo salió hasta que papá y nuestro padrino Ruperth se pusieron estrictos. Al final Arianna y el señor Arthur Quaqmire tienen cuartico propio; Aquamarine, Anastasia y Amberly comparten uno; Allison, Amanda y Arabella otro y, finalmente, yo estoy con Andromeda y Alexis; quedó un espacio libre para nuestro padrino y sus hijos: Raymond, Russel y Ronan.
La cocina de la casa es muy amplia, tiene a papá delirando y repitiéndonos constantemente que a mamá le hubiese encantado a pesar de que era pésima cocinera. Hay cuatro baños, dos dentro de los cuartos, uno en el primer piso y otro en el segundo. Cuenta con un espacio en el que puedes asomarte (me parece que Aqua lo llamó balcón) y ver perfectamente el océano, casi sientes que tocas el cielo multicolor viendo el atardecer desde ese punto. Ver el cielo y el océano volverse uno es gozo de vida, soy firme creyente de que tan simple hecho puedo consolar cualquiera alma.
Justo ahora Andromeda y yo estamos sentadas en el borde de la piscina moviendo nuestras colas. Al nacer, cada sirena y tritón tiene su cola de un tono un poco más oscuro que el de su piel, al crecer va tomando color propio, y aunque cada uno varia de color dependiendo la personalidad de acuático las colas cambian de color según nuestro estado de ánimo. La cola de Romy naturalmente es granate, justo ahora tiene vestigios verde claro, señal de que está relajada y apacible; la mía tiene los mismos visos en este momento pero es de color azul no tan claro.