❥|Recuerdos|

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La universidad era dura, era su primer año así que estaba muy nervioso, había aprobado el examen con éxito —por no decir que fue el primer lugar en puntaje— y ahora pertenecía a una de las mejores universidades de Corea del Sur donde se especializa en Gastronomía Internacional. La universidad era tan grande que parecía una ciudad pequeña, con miles de estudiantes caminando por el vasto lugar, cada uno metido en su propio mundo. Estaba un poco abrumado con la cantidad de gente pues él prefería lugares menos concurridos, sin embargo era cuestión de acostumbrarse con el tiempo. Era un verdadero alivio que su novio estudiara en la misma universidad, aunque su facultad estuviera al otro lado, al pensar en su novio se sintió satisfecho. Había entrado en Derecho. Tan inteligente, y todo suyo.
Cielos estaba perdido por Yixing, pensó.
Sintió unos fuertes brazos rodeando su cuerpo menudo, el aroma inconfundible de la colonia que el mismo le regaló la navidad pasada. Lay.
Se recargó levemente en el amplio pecho del chico, disfrutando la sensación de este en su espalda, el contrario escondió su cara en la unión de su cuello y hombro desde atrás, podía sentirlo inhalar el aroma de él. Ambos parados frente a la enorme edificio de la entrada de la universidad. Disfrutando mutuamente el cálido momento juntos como si el tiempo no transcurriera y solo ellos dos existían en el mundo, ignorando la presencia de los demás como si fueran fantasmas.
— hola amor— habló con su característica voz gruesa y un poco cansada, lo entendía pues había tenido un largo viaje desde su casa (que está considerablemente lejos) para llegar al lugar. Sus ojos castaños brillaban con dulzura cuando sus ojos se encontraron, Junmyeon torciendo su cuello de tal forma que pudo alcanzar los labios del chino, y los besó tranquilamente con disfrute, tomándose el tiempo para disfrutar los suaves labios de su novio, mordisqueandolos suavemente como tanto le gusta por la suavidad de estos. 
— hola bebé— respondió meloso después de tan amoroso recibimiento, se giró en los brazos de yixing y se fundió en los brazos del chico, adoraba la sensación de ser abrazado por este. Le importaba un comino que estuvieran en medio del paso.
Así fue como el tomó valor para poder entrar finalmente a la universidad, con sus imponentes estructuras sólidas frente a sus ojos, con la ayuda de Lay buscaron su facultad, y después de explorar un poco llegaron a los dormitorios de los estudiantes.
Ambos chicos tuvieron que separarse para llegar a sus habitaciones, la de Junmyeon era en el último piso mientras que la del chino en el tercero.

Junmyeon al entrar a su habitación para dejar su equipaje y comenzar a acomodar todas sus cosas —porque el odia el desorden— encontró a un joven de cabellera negra azabache, cejas pobladas y ojos cerrados con un ceño levemente fruncido acostado en la que suponía era la cama del de cabello azabache, con los audífonos puestos en sus oídos, ignorante de la presencia nueva en la habitación. Suho se impactó un poco, había visto muchos hombres atractivos antes pero aquel joven era... increíble. Un deleite para la vista, casi podía sentir la baba caer por su mandíbula.

Cielos.

Negó con la cabeza, imposible, el no podía andar pensando en este tipo de cosas, tiene novio y lo ama con todo su corazón. Asintió convencido, él es una persona razonable que no anda babeando por una persona a la que no conoce, no señor.

Cerró la puerta a sus espaldas suavemente aunque aún así el chico abrió sus ojos par luego mirarlo con sus ojos negros intensos, retuvo un poco la respiración para luego apartar la mirada, un poco sonrojado.

—buenas tardes — murmura él, «siempre hay que demostrar los modales» piensa Suho. El otro lo escanea con la mirada, observando todo en él, estudiando con sus ojos inquietantemente intensos sobre toda su fisonomía, y para ser sinceros, no sabía si eso lo molestaba o no.

Y luego se vuelve a recostar, pero en esta ocasión le da la espalda.
Quedó en shock, pero ¿Qué rayos le sucede a este chico? Resoplando un poco comienza a sacar cada una de sus prendas y las acomoda perfectamente en el pequeño mueble enfrente de su cama. La habitación no era muy grande y tenía justo lo necesario; un par de camas iguales cada una en cada extremo de la habitación, cada una con un buró con una lámpara pequeña, dos escritorios y dos closets pequeños. 

Recuperando al Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora