PRIMER BESO (pasado)

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Las clases estaban por terminar y las universidades estaban a la vuelta de la esquina. Decidí ir a la escuela de medicina, pues en cuanto me di cuenta que era lo mío, hice los trámites para la universidad. Max fue el que más me ayudo en el proceso, pues al decirle que no sabía que haría de mi vida decidió que su tarea seria ayudarme a encontrar mi camino.

Me llevo a diferentes lugares, pero nada me convencía. Un día nuestro camino nos llevó al hospital central pues él tenía que levantar la declaración de una chica que había sido agredida. Mientras lo esperaba deambule por todo el lugar, hasta que di con la sala de los niños, de inmediato me enamore.

Pare un buen rato con algunos pequeños, jugamos, cantamos y contamos cuentos. Antes de irme una enfermera se acercó a mí y me invito a participar en el voluntariado, solo consistía en ir al hospital y pasar tiempo de calidad con los niños, de inmediato dije que sí.

Hasta ese momento había pasado tres meses en el voluntariado y era feliz con eso. Mi mamá estaba muy molesta, decía que lo hacía solo por molestarla, y le exigió a mi padre me dejara de dar dinero, me empezaron a recortar todo, con el único objetivo de hacerme desistir. Estuvieron a punto de hacerlo, sin embargo, Ana me empezó a dar mi mesada y Max hacía lo propio, él me compraba todo lo que necesitaba para la escuela. Esto no me gustaba nada, pero los dos habían hablado conmigo, y como ninguno de los dos querían que dejara de ir al voluntariado, y menos que dejara de lado la escuela de medicina, decidieron que me mantendrían por un par de meses.

Trataba de remunerarles lo más que podía, los fines de semana me dedicaba a hacer aseos. El sábado limpiaba la casa de los Fuenmayor y el domingo iba a la casa de Max y hacía lo propio en ella, además de que me gustaba hacer más de lo debido como lavar su ropa. Max se molestaba cuando lo hacía, pues decía que él no esperaba nada a cambio pero yo le decia que solo lo hacía en señal de agradecimiento.

Así estuvimos el primer mes, sin embargo mi mamá me empezó a exigir más y más cosas. Un día llegue llorando a la casa de los Fuenmayor y fue ahí cuando Ana y Erick me pidieron que viviera con ellos mientras me iba a la universidad. Yo estaba agradecida pero a la vez atemorizada, pues mi mamá se volvió loca, pero no pudo hacer nada más que desenredarme, ya que era mayor de edad y yo me podía ir a vivir a donde quería.

Ahora habían pasado tres meses y ningún miembro de mi familia tiene permitido dirigirme la palabra, pero es algo que me tiene sin pendiente. Los Fuenmayor se han encargado de llenarme de amor y de atenciones, los amo a todos.

Fatima, la chica nueva, había organizado una fiesta en su casa y Sam y yo éramos los primeros en ser invitados, pues éramos sus únicos amigo, sin embrago nos dimos a la tarea de invitar a un montón de gente. La fiesta había sido un éxito pues todos los chicos del pueblo habían asistido. La mamá de Fátima estaba presente y estaba encantada con todo, era una de esas madres modernas a las cuales les gusta asistir a las mismas fiestas que sus hijas.

Habíamos bailado toda la noche y los pies me estaban matando. No había encontrado a Sam por ningún lado y ya me quería ir a la casa. Alan, un chico agradable de un salón diferente al mío, el cual tenía varios días tratando de llamar mi atención, se ofreció a llevarme a mi hogar.

Al llegar al lugar, nos estacionamos un buen rato en la entrada. Estaba tan nerviosa que no dejaba de sobarme una y otra vez las manos, jamás había estado así con un chico que me gustara. El me pidió si podía acompañarme a la entrada y yo accedí, creo que estaba igual de nervioso que yo.

-Bueno, creo que es hora de que me vaya. Me agrado pasar tiempo contigo, eres una chica increíble.- Estábamos en la entrada de la casa de los Fuenmayor y el chico que me gustaba estaba a escasos centímetros de mí.

Sentimientos bajo el aguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora