Camino a la destrucción

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Nunca nadie entendió cómo me sentía, nunca nadie intentó ponerse en mi lugar, las personas sólo me decían que parara pero lo que no entendían es que no era tan simple parar. Estaba atrapada en un laberinto en el cual no podía encontrar una salida ya que todas me conducían al mismo lugar: la muerte. Yo era consciente de que si no paraba probablemente iba a terminar durmiendo en la tierra de un cementerio dejando una vida que no supe apreciar, pero conocía también el dolor que me invadía cuando miraba mi reflejo en un espejo, el dolor de cada mañana al despertar y tocar toda esa grasa que veía acumulada en mi cuerpo, grasa que los demás creían fruto de mi imaginación pero al fin y al cabo tan real para mi como para creer en lo que los demás me decían, en que todo era el resultado de una distorsión. Además de la supuesta anorexia acompañada de algunos vómitos de vez en cuando, me cortaba. Eso tampoco nadie lo entendía, yo sabía que estaba mal pero tampoco entendía por qué fumar, tomar alcohol, incluso drogarse está aceptado y no comer, vomitar y cortarse no. Son diferentes formas de autodestrucción, sólo que algunas de ellas están aceptadas. ESO NO ES JUSTO. No para quienes elegimos anesteciar el dolor con aquella rechazadas por los psicólogos, psiquiátras o la sociedad en sí porque al fin y al cabo todas aquellas personas que sufren anorexia, bulimia o se automutilan buscan apagar el dolor emocional que las asfixia por decir de alguna manera. 

Mi nombre es Azul o en realidad no, ese es un nombre falso que me atribuyo para esconder mi nombre real, para ocultar mi verdadera identidad porque hace tiempo comprendí que no me interesa que las personas me conozcan, entren en mi vida y luego se vayan asustadas de ella. Ya me paso, creánme y la verdad es que si hay algo en este infierno (vida) que no tolero es el abandono. Me siento abandonada cada vez que alguien se va de mi vida y nada me entristece más que eso, por eso prefiero simplemente escribir este "libro" o diario en el cual quedan reflejados mis pensamientos. Mis pensamientos no están a favor de los trastornos de la conducta alimentaria o de la automutilación, nada me haría más feliz en este mundo que saber que la sociedad abandona ese ideal inalcanzable de belleza por el cual muchas chicas enferman, nada me haría más feliz que de una vez por todas las personas dejen de  hacerse daño, pero sí siento un enojo irrevocable cuando veo que las personas tratan de locas a personas que buscan apagar su propio dolor emocional, nada me genera más ira que observar que apoyan y comprenden a quienes fuman y castigan o catalogan como irracional a quien elige hacerse un tajo en la muñeca, vomitar la comida por culpa o privarse de la alimentación. Por lo tanto, no apoyo pero comprendo, es tan simple como eso. 

No planeo dar mucha información acerca de mi persona, pero la vida me volvió una persona muy solitaria que ama leer, escribir y por sobretodas las cosas ayudar a las personas que sufren, motivo por el cual estoy escribiendo esto. Quizá hay alguien en este mundo que se siente igual que yo, que siente que no encaja, que es diferente, que se siente solo y a veces encontrar a alguien que se asemeja a uno da cierta paz , estas palabras son para quienes se sienten diferentes en un mundo de personas que se consideran normales, digo que se consideran porque NADIE es normal, todos tenemos algún rasgo que nos vuelve anormales sólo que algunas personas se creen perfectas, o creen que no tienen ninguna falla. Yo creo que estoy llena de fallas, o eso me hicieron creer, pero qué importa. Ya no es algo que me duele o con lo que cargo, o quizá si, pero tengo la  capacidad de fingir que no me importa sentirme gorda, fea, inútil, suicida o solitaria. Puedo fingir que no necesito de nadie. Puedo fingir que estoy bien, pero ese es el problema, cuando uno no puede poner el dolor en palabras termina consiguiendo que el cuerpo hable por sí solo, entonces llegan esas ideas extrañas de perder peso, esas ideas de lastimarse a sí mismo con cosas filosas. Tapas lo que sentís pero tu cuerpo termina sufriendo las consecuencias y mostrandole al mundo que realmente hay algo que te está pasando. Lo mejor sería quizá hablar, pero a veces no es tan fácil, y no es fácil porque no todos comprenden lo que te sucede, porque te juzgan, porque te ponen etiquetas como si uno las necesitara, como si te definieran como persona, por lo tanto a veces uno prefiere guardarse el dolor y fingir que no pasa nada. Tengo la maldita costumbre de escribir lo que me pasa, en vez de hablarlo con alguien, quizá me da más confianza el papel ya que no podría juzgarme o quizá simplemente la vida me enseño que es mejor guardarse las cosas que hablarlas con una persona. Estoy enojada con las personas, no soy muy madura y cuando alguien me hace daño simplemente me alejo, quizá es también por eso que soy solitaria, porque me da miedo el daño que las personas puedan llegar a generarme aunque hay algo malo con la soledad y es que te deprime y la depresión te lleva a cruzar límites. 

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⏰ Última actualización: Aug 08, 2014 ⏰

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