Gracias a que los Melancton saben el idioma de las aves me enteré de lo que pasaba en Ortal, el reino en el que crecí, quiero ayudarlos pero Lecelte me dijo que primero tengo que aprender a controlar todo el poder de Imet, todo... mi poder, es extraño pensar así de mí, como alguien que tiene poderes casi ilimitados pero por alguna razón están contenidos.
-No los aceptas completamente Anieli - dijo Lecelte después de que me entrenara - una parte de ti no quiere ese poder porque sabes que no podrás tener una vida común o al menos no del todo.
Y es que si, era aterrador eso de tener poderes, no me sentía capaz de ayudar al equilibrio de todo el mundo, ni siquiera sabía si eso era lo que quería.
-Vamos, levántate - dijo al ver que seguía en el suelo sin una clara intención de querer moverme y demasiado metida en mi mundo, Lecelte dio un suspiro - bien, trata de no quedarte ahí hasta la noche, y báñate que apestas, y no faltes a la cena.
-Sabes que nunca faltaría a la cena, ¿qué van a hacer?
-Estela va a preparar algo en lo que estuvo trabajando toda la semana con Tansy.
-Genial!, solo esperemos que Tansy no explote nada.
-Descuida, voy a estar cerca - no es un secreto que Tansy, el hijo de Lecelte, no es muy bueno en la cocina.
Tansy tiene 9 lunas, que es como miden el tiempo aquí, lo que equivale a 27 años Ortales, sí, tiene 27 y parece de 12, los Melancton crecen más lento y casi no envejecen, el Melancton más viejo tiene 120 lunas, 360 años! Y apenas se le notan! Aunque sus tatuajes tienen otro color, los de su cara son rojo oscuro y los del resto del cuerpo son como azules con morado, le pregunte a Lecelte porque eran así, y dijo que al pasar las 100 lunas, 300 años, recibías una conexión más cercana con Likaios, al parecer la Tierra tiene Iszco propio, así llaman los Melancton al alma, por lo que tu cuerpo y tu Iszco reclamaba volver con Likaios, hay toda una ceremonia para cuando el Iszco volvía con Likaios, ellos no lo llamaban muerte, porque no morían, solo volvían a casa, con Likaios, se volvían parte de él.Solté un suspiro, cerré los ojos por un segundo y me levanté sin prisas caminando hacía las aguas termales rodeadas de piedras que estaban un poco alejadas de los Melancton.
El agua tibia me relajo un poco e incluso alcancé a estar otros minutos viendo el atardecer, me puse el atuendo tradicional de los Melancton, un pantalón holgado y fresco, de un color azul pastel y una playera sin mangas del mismo color. Mi cabello seguía humedo, pero me sentía tan fresca que le reste importancia y camine al árbol donde todos estaban preparándose para cenar.
-Alex! Mira lo que hemos preparado, esta delicioso -Estela estaba con una gran sonrisa, sirvió un poco de todo en un plato y se dirigió a un tronco pequeño que estaba como banca.
-Hola, veo que tuviste un gran día -dije sentándome y recargando un poco la cabeza en la pared interna del árbol.
-Y al parecer a ti te sirvió salir hoy, te ves mucho más relajada que en la mañana -llené mi cuchara de todas las plantas y hongos que estaban cocinados de diferentes manera en mi plato y dí un bocado, cerré los ojos y cuando los sabores explotaron de forma delicada y dulce en mi paladar no pude evitar soltar un sonido de agrado, cuando abrí los ojos Estela tenía una sonrisa mucho más grande- me alegra que te haya gustado -dijó y se sentó viendo al frente, la imité- me alegra haberte conocido, y no sólo por que gracias a ti conocí este lugar tan genial, sino que en realidad es... no se, eres genial, siempre es más fácil sonreír a tu lado, incluso cuando seguíamos encerradas me podías sacar una carcajada -se quedo callada un rato y como el silencio era muy acogedor no dije nada y me recargué un poco en su hombro, cuando ella hizo lo mismo sonreí y cerré los ojos.
Las risas y voces de los demás eran un perfecto sonido de fondo. Es uno de los momentos que nunca olvidaré, fue tan perfecto que llegué a creer que era un delirio mío, que nunca reviví a Estela y que en realidad estaba inconciente en uno de los calabozos del castillo. Pero no, todo fue real, lo se por que toda esa calma y alegría acabó en segundos.
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La historia de una "villana"
FantasíaLa historia detras de una villana, Alexandra vive en un mundo que parece de la edad media pero con tecnología muy avanzada, es de una clase baja, aunque nunca le a faltado comida. Siempre le enseñaron a esperar a su príncipe y creció escuchando las...