Prólogo.

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Como nunca las mañanas habían comenzado bien. El café en mi escritorio, la computadora encendida y a un lado un montón de papeles los cuales tenía que ordenar hacían de mi mañana agradable. Y aunque cualquiera pensaría que lo que digo es sarcasmo, se equivoca en lo más profundo, mis mañanas eran agradables sabiendo que el puesto de trabajo que tenía me encantaba y lo amaba.

El montón de papeles que hacían lugar en mi escritorio, eran todos los guiones que preparaba y que tenía que digitalizar para una nueva novela dramática del canal de televisión nacional. No era el primer guion que creaba, pero no por ser 'Uno más' no le daría importancia. Así transcurrían mis mañanas, de lunes a jueves, de las ocho am hasta las doce am. La rutina que seguía de mi trabajo era un rico almuerzo en mi restaurante favorito, el restaurante familiar, tampoco puedo quejarme ya que tan solo salía del edificio en el que vivía, cruzaba la tan transitada avenida y allí estaba el lugar que con tanto esfuerzo les costó levantar a mis padres. El ambiente del restaurante era bien ochentero, también un jazz en un toca disco sonaba con delicadeza y se respiraba el olor de comida casera aún bien sutil. Como normalmente acostumbraba a pedir era mi copa de vino tinto cabernet sauvignon y mis espaguetis con la salsa que solo mi padre sabía hacer, como él decía: 'La salsa llena de malicia.' Disfrutaba de mi comida y ya al terminar de esa,  justamente mi mejor amiga Jessica salía de su puesto de trabajo para dar como finalizada su jornada y así ambas salir del lugar para nuevamente cruzar la calle hasta nuestro edificio, que por si no conté, ella era mi vecina.

Con Jessica nos conocimos un par de semanas después de que el restaurante de mis papás saliera a flote, yo misma le ayudé a que mis padres le dieran el mejor puesto de allí. A pesar de que somos dos mujeres completamente diferentes, de alguna u otra manera calzamos en ideas y criticas. Puedo hasta decir que, soy la única persona que conoce a Jessica de verdad.

A lo largo de mi libre tarde, me encargaba de salir a pasear por la ciudad. Una de las pocas ventajas que tenía de vivir en el centro de la ciudad era que a pesar de que sea bien bullicioso con los coches, le hacían preferencia a toda costa a un ciclista. Así es, no dudaba en tomar mi bicicleta y recorría el centro respirando el aire que no negaré que se ponía bastante toxico debido a la hora. Pasaba por una pastelería / panadería que estaba a un par varias cuadras de mi hogar y me mimaba un poco comprándome uno que otro pastel para tomarme el té nochero.

No diré que mi vida es interesante, por que claramente no lo es. Pero soy agradecida de ser de ese tipo de personas que todo puede hacer con tranquilidad y sin presión alguna. Pero como todo en esta vida, tiene que haber un error, una falla, un accidente, un... un algo que arruina y hace frenar tú vida y te lleva a cambiar todos los planes a futuro, al punto de cegarte y nada más pensar en sobrevivir y escapar de alguna u otra manera.


La última horda. | Rick Grimes & Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora