I.

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Por una rara razón el día había comenzado muy diferente. Normalmente me levantaba a las ocho am, esta vez me levanté una hora tarde. Aunque eso no lo hacía extraño, cualquiera puede pasar de largo. Pero el bullicioso claxon de los autos disminuyó y los pajaritos que agradablemente me despertaban no cantaban. R A R O. Solté un largo suspiro refregando mis ojos y junté fuerza en mis manos tomando mi celular.

"Sin Señal"

Fue lo primero en lo que me fijé,  ignorando completamente todas las demás notificaciones.

- Quizá la cobertura no anda muy bien.

Pensé. Di vueltas en mi mente buscando respuestas al "¿Por qué?" de este día tan extraño, o que empezaba extraño, o que simplemente yo pensaba que así lo era. Flojamente me levanté de la cama y caminé hacia el ventanal que daba vista a la calle, estaba completamente ¿Vacía? Uno que otro auto pasaba y a una velocidad que siquiera puedo describir. El restaurante de mis papás se veía sin gente, siendo que cada mañana y justamente a esta misma hora estaba lleno, Alcé por ultima vez mi vista al resto de los edificios y a lo lejos se veía una gran humareda negra, OK eso fue la guinda de la torta.

Caminé casi dando saltos al baño y sacando mi ropa de pijama con rapidez abrí la ducha para meterme de una en ella. Al salir, nuevamente dando saltos llegué a mi habitación para esta vez vestirme con algo muy simple. Recogí mi cabello formando una coleta, tomé mi celular y salí corriendo del departamento, hasta casi dejando la puerta medio abierta. Al llegar al lobby del edificio el señor de la portería no estaba, una vez mas OK.

- ¡SEÑORITA! ¡NECESITO SU AYUDA! ¡ES MI PAPÁ! NO LO ENCUENTRO POR NINGÚN LADO, POR FAVOR AYÚDEME, NOS DEJÓ SOLAS A MI HERMANA Y A MI, HUYÓ CUANDO... OH POR DIOS, ¡OH POR DIOS!

Gritó una chica desgarradora-mente dejándome completamente perpleja, esta al ver al fondo del pasillo contrario de donde se encontraba se devolvió por donde venía, dejándome aún mas desconcertada. Negué con mi cabeza haciéndome reaccionar y retomé mi rumbo por ultima vez hasta el restaurante, mi mente quedó aún más en blanco al ver que el pequeño humo que veía desde mi departamento se había expandido muchísimo más y que dos de tres autos que estaban allí estaban con sus puertas abiertas y con todo encendido, ¿Ataque terrorista? no lo creo, no puede ser.

Abrí la puerta bruscamente del restaurante y al ya estar dentro hice del gesto anterior lo contrario, esta vez poniendo seguro.

- Dios mío, eres tú. No sabes cuanto me alegro de que seas tú.

Jessica envolvió sus brazos en mi dándome un cálido abrazo, recibí ese abrazo sin poder decir ninguna palabra. Ella estaba helada, temblando y su respiración se entrecortaba.

- ¿Me explicas que es lo que pasa? ¿Y mis padres?

Hablé cuando Jessica se separó de mi y se cruzaba de brazos negando con su cabeza, aun asi frente mio.

- Tú madre está dentro en la cocina, y tú padre... él salió a hablar con un "cliente."

Sabía perfectamente que significaban esas comillas. Se trataba de los típicos viejos nauseabundos que se aprovechaban del restaurante, aunque aun así, no me dio respuesta a mi primera pregunta. Asentí con mi cabeza sin nuevamente decir algo y caminé hasta la cocina en busca de mi madre.

- Mamá, gracias a dios estás bien.

Hablé al notarla apenas entré a la cocina dándome la espalda, al parecer comía algo y se quejaba un poco.

- ¿Estás comi...? ¿Mamá?

Me acerqué a ella con lentitud y al apenas ponerle una mano en el hombro comenzó a gritar, no era un grito normal. Retrocedí asustada y puse una de mis manos frente a mi. Su color de piel se había tornado pálido, sus ojos estaban hinchados y las pupilas estaban dilatadas, de su boca colgaba un pedazo de carne cruda, carne que supuse provenía de el refrigerador, le costaba mantenerse en pie y su única intención era lanzarse a mi con su boca mas que abierta. Dios mio, ¿Que era esto?

Boté unos cubiertos y platos que estaban en la mesa intentando frenarla pero sin resultado alguno di media vuelta y comencé a correr, cerré la puerta de la cocina detrás de mi y grité llamando a Jessica sentándome derrotada en el suelo apoyando mi espalda en la puerta.

- QUE MIERDA LE HAS HECHO A MI MAMÁ. ¡JESSICA, DIME QUE LE HAN HECHO!

Mi euforia estaba al máximo. No se me pasaba nada por la cabeza, no había explicación ante lo que acababa de ver y la única que estaba en este lugar era Jessica. Ella al escuchar mi grito de inmediato apareció frente a mi e incluso igual de eufórica que yo.

- ¿QUE LE HA PASADO? ¿QUE TE PASA? ¿QUE VISTE?

Ella se posó de cuclillas frente a mi y afirmó mis hombros zamarreandome con fuerza, intentando hacerme reaccionar, había entrado en un pequeño mundo llamado SHOCK.

- Ella tenía carne colgando entre sus dientes, sus ojos... estaban idos y su piel... y es que era como si estuviese muerta pero, noté como me observaba y me gritaba, y corría hacia mi y...

Jessica me escuchó con atención y  me abrazó con fuerza conteniendo e intentando calmarme. Un fuerte golpe a la puerta y nuevamente ese grito desgarrador se escuchó proveniente de detrás de mi, solté un grito de susto y me levanté rápidamente del suelo al igual que Jessica. Ambas observamos la puerta unos segundos y casi corriendo llegamos hasta el salón principal. La chica de estatura mediana se sentó en una de las mesas y escondió su rostro entre sus manos mientras que yo caminaba de un lado al otro recapitulando todo lo que había visto en este corto trayecto.

- Afuera estaba todo muy extraño. Una chica me gritó dentro del edificio, unos autos fuera estaban abiertos y había una humareda gigante a unas cuadras más allá, ahora lo de mamá... ¡MI PAPÁ!

Grité y nuevamente retomé un trote rápido, aunque mucho no duré ya que Jessica me frenó agarrando uno de mis brazos.

- ¡ÉL VENDRÁ! No vayas, _____ (tn). Ya viste lo que sea que le haya pasado a tu mamá, puede que él también... no. Él dijo que vendría así que esperemos aquí.

Me solté fuerte del agarre de Jessica y al apenas dar un paso, frené. Un señor a quien siquiera fui capaz de reconocer se arrastraba por el piso hacia nosotras, rugiendo de una manera extraña. Que mierda está pasando.





La última horda. | Rick Grimes & Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora