IX.

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Sus tres preguntas fueron justas y precisas. Observé su rostro con atención, de su frente hasta su mentón, pude notar que tenía una que otra cicatriz y que por lo menos tenía una barba de dos meses. Su cabello era de color medio castaño, era ondulado y en la punta de este se ondulaban muchísimo más.

Me concentré tanto observando a Rick que por un momento se me había olvidado por completo sus tres preguntas, este me observó alzando una ceja (un poco serio) y aclaró su garganta.

- Oh perdón Rick, me quedé analizándote; observando cada detalle de tu rostro y deduje que si estás bastante atractivo.

Hablé para mis adentros.

- Oh si, disculpa, estoy aún con un poco de cansancio.

Mentí.

Este me sonrió una ultima vez y borró este de su rostro cuando nuevamente fijó su mirada en el revolver.

- De caminantes ni hablar, creo que hasta perdí la cuenta. ¿Personas? Solamente una... fue por qué la chica me apuntó con su arma y en una medida desesperada disparó a uno de los que me acompañaron en su momento. Defendiendo a mi grupo le disparé y bueno... colorín colorado el cuento se ha acabado.

Lo último lo dije en tono de burla y este soltó un tipo de carcajada medio ahogada. Sin decir ni siquiera un pío más que su risa ante mi "chiste" me estrechó el revolver. Recibí este de inmediato y lo observé unos segundos, ¿Sería este una de sus pruebas?

Negué con mi cabeza y dejé este en el mismo mesón en donde Rick estaba trabajando. Alzó una ceja viendo el acto y asintió, mientras que se le formaba una pequeña sonrisa de lado.

- Que bueno que despiertas. Justamente en dos horas tenemos una reunión, podrás conocer a la comunidad en más profundidad y te diremos las reglas de Alexandria.

Habló una chica morocha entrando a la habitación, al parecer estuvo unos minutos parada mirando el acto. Achiné mis ojos observándola y ladeé mi cabeza. A esta chica la había visto en otro lado.

- ¿Te conozco? Creo te he visto algu...

Ella me interrumpió.

- Sí. Cuando estabas en el auto de policía rodeada de caminantes.

Vaya, tenía actitud. Junté ambas manos haciendo el típico gesto de rezo e hice una corta reverencia. Esto fue en forma de agradecimiento. Iba a decir algo pero esta nuevamente me interrumpió diciéndole algo a Rick, quien de inmediato se movió junto con ella dejándome a solas en la habitación.

Solté un suspiro irritada y dejé una de mis manos en mi frente. Mi rostro quemaba por algunos rasguños que tenía, por alguna razón mi cuerpo había liberado tensión y todos los dolores que tenía acumulado se soltaron.

- Te veo luego.

Dijo Rick asomándose por el marco de la puerta rápidamente. Solté una risa por su acto y coloqué mis manos en mis bolsillos para así salir caminando lentamente del lugar, al parecer Alexandria era un lugar pacifico. Eran organizados y es que en cada esquina de los muros tenían vigilancia, se comunicaban por Walkie-Talkie para avisar cada que una horda se podía acercar, mantenían cuenta de todo lo que consumían en comida y lo mismo con municiones... Era el lugar que necesitaba en todo este tiempo.

Me acerqué hasta el parque y me senté en una de las bancas observando a cada pequeño que había allí.

- En momentos como estos desearía ser ellos.

Una voz interrumpió algunos de mis pensamientos. Era el chico del portón.

- Soy Carl, ¿tú eres...?

La última horda. | Rick Grimes & Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora