XIII.

1.5K 148 15
                                    

- No diré de frente que te odio por hacerme salir tan rápido a buscar provisiones, Rick Grimes.

Hablé cuando pasé por un lado de él y lograba adelantarme hasta donde se encontraba Carol.

- Fijate que lo dijiste.

Él llevó la contraria en segundos. Solo me digné a mirar hacia atrás y él comenzaba a reír con Carl para sus adentros, levanté mi dedo de en medio y ahora fui yo quien soltó una risa. Por alguna razón comenzaba a sentir una confianza un tanto especial con Rick.

Luego de que se disculpó pude lograr encontrar ese verdadero rick grimes. No el que demuestra ser gran parte del día; Frio, con su ceño fruncido, medio distante... , no, hablo del VERDADERO rick grimes.

- Al parecer ahora se llevan bien.

Murmuró Carol cargando uno de sus hombros hacia mi, le miré y no evité soltar una risa.

- No, nos llevamos bastante mal. Es más, nos odiamos.

Me dio un suave empujón y ambas reímos, pero esa risa se acabó cuando a lo lejos escuchamos un par de ramas quebrarse. Quienes tenían armas de inmediato comenzaron a apuntar mientras que los que andaban con armas blancas (como yo) bajaron su estatura para así comenzar a caminar sigilosamente, varios hicieron unas señas con sus manos indicando que todo estaba solucionado. Falsa alarma. Seguimos caminando pero esta vez en silencio, todos estaban concentrados mirando a los lados, detrás y en frente.


- Ya nos acercamos al minimarket.

Dijo uno de los chicos que apuntaba un par de carteles que estaban en el suelo, estos decían promociones que fueron válidas en su momento. Seguimos caminando y justamente ahí estaba el minimarket, desolado, siquiera con un caminante rondando.

Nuevamente el grupo se juntó pero esta vez Rick se adelantó con Carl, ellos abrirían la puerta de lo ya nombrado. Ambos la abrieron de golpe y comenzaron a meter bastante ruido.

- ¿Que hacen?

Dije medio desesperada pues, el ruido atraía a los caminantes y hasta donde sé, eso no es bueno.

- El ruido llama a los caminantes, se aseguran de que no haya ninguno adentro y si es que hay, se acercará a donde hay ruido y pues... lo matan.

Dijo uno de los chicos con naturalidad. Bastante inteligente la idea. Carl gritó diciendo que estaba todo despejado y así pudimos entrar todos.

- ¿¡Por que no vinimos antes!? ¡Aquí hay de todo!

Gritó un chico pasando por cada pasillo. El minimarket tenía de todo, las repisas de todos los pasillos tenían de TODO. Todos rieron en gesto de gloria.

- Al parecer la nueva trae buena suerte.

Dijo el mismo chico que afuera había hablado, me guiñó uno de sus ojos y desapareció entre los pasillos. Abrí mi mochila ignorando completamente lo que el chico había hecho y caminé echando en él las cosas necesarias para Alexandria, hasta que llegué al pasillo tan deseado de los alcohólicos.

Justo el vino que sobre saltaba de todos, era aquel vino que siempre bebía cuando iba al restaurante de mis padres. Sentía como mi estomago se revolvía y un nudo se formaba en mi garganta, la pena de mis padres seguía muy reciente en mi. Tomé el botellín y analicé este un buen rato.

- Teniendo muchos pasillos, te vienes al del alcohol.

Habló Rick a mis espaldas, él también se estaba paseando por allí.

- Lo mismo digo para ti.

Dije dándome media vuelta para observarle.

- Touché.

Habló con un tono de seriedad que luego lo convirtió en una dulce risa. Solo le dediqué una sonrisa y nuevamente volví mi vista al vino.


- Cuando mis padres estaban vivos me servían este vino con un plato de fideos con "la salsa especial."

Solté y una sonrisa se formó nuevamente en mis labios, pues la voz de mi papá se me pasó en ese momento por la cabeza.

- Debieron ser buenos padres.

Habló el acercándose más a mi y tomando el vino que tenía en mis manos observándolo con atención.

- Claro que lo fueron. Fueron muy buenos padres...

Nuevamente ese nudo en mi garganta aparecía pero esta vez aclaré mi garganta e inflé mi pecho.

- Pero como a todos, les llegó su momento.

Fingí ser fuerte. Caminé dejando a Rick a solas con el vino en sus manos y seguí explorando el lugar y también echando más comida al bolso.



Luego de la larga pero a la vez corta expedición, cada uno se fue a sus respectivas casas e hicieron cambios de mando. Los que no habían salido ahora les tocaba vigilar Alexandria. Me di una rápida ducha, me vestí de igual manera y me fui hasta el balcón con un Té helado que había preparado Carol hace un rato. En mi cabeza aún rondaba la escena que había vivido hacía unas horas en el minimarket, el vino. Creo que a pesar de como pasa el tiempo, el recuerdo de ver a mi madre muerta en vida en la cocina se hacía mucho más presente y fuerte.

- Hey cariño, iré a casa de Ezekiel.

Habló Carol interrumpiendo mis pensamientos.

- ¿Tu y Ezekiel...?

Siquiera me dejó terminar cuando su cabeza estaba moviéndose de arriba a abajo en gesto de afirmación. Algo traían esos dos.

- Nos estamos conociendo ¿Si?

Ella siguió.

- Me invitó a cenar así que, pasaré "supongo" la noche allá. Ah y, saqué unas cosas del minimarket que sé que no te negarás a comer. Además, te veo un tanto mal... uno de esos te vendría bastante bien cariño.

Ella besó mi frente y bajó del balcón para emprender rumbo hasta casa de Ezekiel que quedaba literal en frente de la nuestra. Me levanté del sillón en el que estaba y entré hasta la cocina para buscar lo que tanto Carol me recomendó. Abrí uno de los cajones y unas diez (sin exagerar) barras de chocolate habían allí, vaya carol, eres fan del chocolate. Tomé dos cuadraditos de uno y salí nuevamente al balcón para reflexionar del día.

Mis ojos comenzaban a cerrarse cuando unos pasos y dos toques en la entrada del balcón se hicieron presente. Abrí bien estos y observé atenta sin evitar que una sonrisa amplia se me escapara al ver al señor apuesto de ojos tan claros como la noche que había en ese momento.

- Traigo vino y fideos, ¿Aceptas una cena u charla conmigo? No cocino muy bien pero, mi compañía es la mejor, te lo aseguro.

La última horda. | Rick Grimes & Tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora