Una prueba tras otra

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Ahora es Nachito el que la tiene difícil

El miércoles veinticinco de febrero sería, al parecer, una jornada tan calurosa como las anteriores

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El miércoles veinticinco de febrero sería, al parecer, una jornada tan calurosa como las anteriores. Bien temprano, Igal saltó de la cama y fue a atender las necesidades de la minina. Teté estaba bastante más insoportable que de costumbre. El terapeuta se armaba de paciencia, pues entendía que la gata lo extrañaba. Pasaba sola gran parte del día en aquel semipiso, y cuando por fin se reencontraba con su amo, le pasaba factura de todas las formas posibles. Eso cuando no había realizado alguna picardía a las que se estaba habituando, para llamar la atención ante el inesperado abandono.

Lavó los contenedores de alimentos mientras la gata ronroneaba, fregándole el cuerpo sobre las piernas, con la cola erguida y atenta, como monitoreando todo cuanto sucedía en la cocina. Luego sirvió una leche especial que le compraba cada semana y llenó un plato con alimento balanceado. Pero nada parecía contentar a la majadera felina, así que no tuvo más remedio que abrir una lata de atún al natural y servirle en otro de los recipientes. Después, abrió la puerta que daba al lavabo exterior y revisó la bandeja que contenía piedras sanitarias. Procedió a limpiar el excusado de Teté y, cuando ya casi terminaba de ocuparse de la princesa, escuchó sonar el teléfono fijo y corrió a atender.

Era Marlene con uno de sus tantos reclamos. Desde hacía algunas semanas intentaba comunicarse con él y no podía contactarlo. Igal recibía sus mensajes en el contestador cada noche, pero no le devolvía la llamada y, cuando su exmujer le hacía sonar el celular, lo apagaba.

—¿Qué es lo que está sucediendo que no me querés atender? —dijo y su voz sonó como un sincero reproche.

—No estoy pudiendo hacerlo, que no es lo mismo, ya te explicaré. —Era verdad cada palabra, pero no la satisfacía.

—¿Cuándo será ese momento? Espero que antes de que tu hija cumpla quince años. —Ahora, sus palabras detonaron en el oído del terapeuta con el impacto de una bomba.

—Prometo que por la noche voy a llamarte y te voy a contar todo. Estoy metido en una situación personal muy grave.

—¿Estás enfermo? ¿Tenés algún problema financiero? Por favor, explicame, vos sabés que podés contar conmigo, y Anush necesita ver a su papá de vez en cuando, por lo menos. —Sonaba muy honesta.

—Lo sé, Marly, y lo siento... Pero insisto, te voy a explicar detalladamente esta noche, lo prometo. Ahora debo arreglarme para salir disparando al hospital. —Fue interrumpido.

—Lo sabía, decime, Igal, qué cuernos te pasa. —Se sentía sollozar.

—No soy yo quien está enfermo... bah, eso creo. Espero no estarlo. Pero hoy me entregan los resultados de unos análisis que me hice y hay riesgo de que tenga una enfermedad fulera. Por ahora, no puedo decir más. —Se dio cuenta, tarde de que lejos de calmarla, la estaba angustiando.

Un tatuaje en la piel que dice Nacho - #HomoAmantes 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora