Capítulo 10

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Las copas se nos pasaron con las botellas de vino repartidas por todo el departamento, un dolor inminente presenció mi cabeza, la sostuve con mi mano derecha mientras me incorporaba para darme cuenta del desastre que había en el lugar.

Definitivamente la limpieza aún no terminaba.

El sofá se me estaba haciendo incómodo, mi teléfono estaba completamente descargado. Aún no había tocado el suelo y ya estaba teniendo un mal día. Refregué mis ojos y recapitulé mi sueño como memoria para no olvidarlo, tal vez se lo debía contar a alguien.

Los Ángeles. Estaba sentada en la acera mirando mis pies hundirse en la arena, era fría, la sensación me encantaba. El fuerte atardecer no dejaba que mirara del todo bien dejando mi ceño algo fruncido, una mano un tanto varonil toco mi hombre derecho erizando mi cuerpo por completo, sentí miedo, al girarme pude ver el rostro tan angelical de Eunhyuk ¿por qué? No lo sé, pero rápidamente me sentí protegida. Estaba cómoda con su presencia, podía estar en paz y tranquilidad.

—Auch.

Sostuve con ambas manos mi frente, tomé a siento y miré el suelo detenidamente hasta que algo llamó mi atención, una especie de bulto blanco tirado en el suelo, eso no era mío, ni de Hee o Yesung. Me acerqué a él con lentitud para darme cuenta de que efectivamente era una camisa, una camisa blanca que no era de ninguno de los tres. Por un lado, estaba mi editor recostado en el sillón individual con sus prendas algo alborotadas y entre sus brazos sostenía lo que parecía ser un tequila, Heechul, por otra parte, estaba desparramado en mi cama sin pantalones y con la almohada toda babeada. Pero ¿de quien era la camisa?

Se escucharon unos extraños ruidos provenientes del baño, mi pulso estaba más rápido que nunca, mi cabeza solo podía pensar que alguien desconocido estaba dentro de mi departamento. Corrí descalza rápidamente a la cocina para intentar esconderme, escuché la puerta del baño abrirse y una estupenda espalda desnuda pasó de largo frente a mí.

—¿Eunhyuk? —el nombrado se dio vuelta.

—Oh, ¡Inna, te levantaste al fin! —lo miré confundida. —¿Quieres desayuno? —se acercó a mi y me di cuenta de que estaba completamente desnudo, di las gracias a esa toalla que tapaba toda su zona baja.

—¡Espera! ¿Qué haces aquí? ¡Tú no vives aquí! —me alteré. —No entiendo nada.

—Inna no grites.

—¡Nadie está gritando!

—Tranquila —se acercó y yo me alejé. —Oh vamos Inna, como si nunca hubieras visto a un hombre desnudo.

—Sí, pero no a ti.

—¿Quieres verme?

—¡Yah, te vas ahora mismo! —lo empujé.

—Espera, necesito mi ropa.

—No la necesitas —seguía alegando por su ropa, pero yo ya había cerrado la puerta.

—Vamos Inna, no me puedes dejar aquí. Hace frío —dijo detrás de la puerta.

Tomé mi cabello para hacerme una cola de caballo y tomar la famosa camisa del piso, abrí la puerta y la lancé. Intenté cerrar la puerta, pero la fuerza de Hyuk me lo impidió, forcejeó por unos minutos hasta que mis brazos no pudieron y tuve que resignarme. Entró con una sonrisa victoriosa, hasta que olvido que ya no estaba afirmando la toalla provocando que esta se callera al suelo en cosa de segundos. Ambos nos miramos por unos minutos bastante incómodos hasta que reaccionamos ante la situación.

—¡No mires! —gritó el avergonzado.

—¡Nadie vio nada! —grité molesta.

—No le digas a nadie de esto —su rostro estaba completamente rojo.

—Tranquilo, no diré nada sobre tu desgracia —reí.

—¿Estás buscándome Inna? Puedo decir cosas peores.

—¿A sí? ¿Cómo cuáles?

—No tienes bubies —dijo tocando mi pecho.

—No tienes trasero

—Estás fea —se acercó.

—¿Te viste al espejo? —lo miré desafiante

El ambiente comenzaba a tomar color, ya nada ni nadie se encontraba a nuestro alrededor, solo dos adultos jóvenes y civilizados intentando formar una pequeña pelea de niños.

—Odio tu cabello

—Y yo tu cara —me acerqué

—Admite que te gusto

—¿Tú? Jamás

—¿Estás segura? —me rozó

—Ya ven —lo besé.

Nos habíamos olvidado por completo del resto del mundo, Eunhyuk estaba completamente desnudo aún con la toalla en las caderas, yo con una simple polera que aparentemente era de Heechul y en bragas, ambos besándonos hasta sentir que el aire nos faltaba. La presencia de Yesung frente a nosotros se me había olvidado, Heechul ya no era problema para mí. Sólo Hyuk y yo. Hasta que volví a la realidad.

—Espera —me separé. —Yo no puedo hacer esto

—Sí, tienes razón... —dijo algo incómodo. —Yo aún soy amigo de Kyuhyun —pensó. —No puede ser, soy el peor amigo del mundo —comenzó a desesperarse y pasar su mano por su cabello húmedo.

—Hyuk, escucha —intenté animarlo, pero él seguía pensando en su amistad con mi exnovio. —Hyuk, tranquilo. Nadie se va a enterar de esto, ahora corre a cambiarte.

—Tienes razón —tomó sus cosas y caminó hasta el baño.

Me sentí en el incómodo sofá completamente rendida, miraba la puerta de entrada y solo pensaba en la persona que estaba encerrada en mi baño. ¿Qué hacía ahí? Me puse de pie para despertar a Heechul y comenzar con la limpieza otra vez.

—Bella durmiente, es hora de levantarse —dije tirándome en el lado vacío de la cama.

—No soy bella durmiente —dijo recién despertando. —Soy cinderella

—Cinderella...—pensé y refregé mis ojos.

—¿Pasa algo? —preguntó Hee, cuanto me conocía este hombre.

—No, es hora de limpiar —golpee su trasero.

—Agh, no quiero —puso la almohada en su rostro.

—A levantarse Kim Heechul

Conseguí sacarlo de mi cama para hacer de nuestro día más productivo, desperté a Yesung y lo invité a la tarde de limpieza extrema de Hee e Inna, pusimos exactamente la misma canción de ayer y nos pusimos a limpiar de la forma más grata posible. Hasta que Hyuk salió del baño.

—Hola a todos

—¿Qué haces aquí? —pregunté fingiendo que no lo había visto en toda la mañana.

—Ah, Yesung me invitó —lo apuntó. —Se escuchaba que la estaban pasando bien asique decidí unirme, ¿no recuerdas? —negué.

—Creí que habías venido con Donghae —dijo Hee.

—No, me escapé. Debe estar furioso, asique ya me iré. Gracias por la buena noche —dio una leve reverencia y se fue.

—Bueno, hay que seguir —dije interrumpiendo el silencio.

Sabía perfectamente que Heechul sospechaba de mí, sentí su mirada confundida en mi cuando el que había besada se fue, pero no dijo absolutamente nada. Yesung se fue a las horas después ya que su novia se encontraba en casa bastante preocupada.

—¿Me dirás lo que te sucede? —preguntó mi confidente, lo miré y suspiré. —¿Yesung? —negué —No, Inna no...—bajé la cabeza avergonzada. —Eres una pequeña zorra Inna —rió.

—No te rías, quiero morir en estos momentos

—No puedo creerlo, estoy tan orgulloso de ti —me abrazó y lo miré confundida. —Me encanta verte superar al imbécil de Kyuhyun.

¿Superarlo? Por supuesto, lo había superado. 



[fuente imagen: @namastehannah]

Ways to say goodbye →Kyuhyun; SJ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora